CAPITULO 5

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Cuando detectó aquella mirada fría en Naruto decidió sentarse, si había algo que no soportaba era esa expresión de enojo que él dirigía hacia ella. Quizás por eso siempre terminaba haciendo lo que él quería, o tal vez cosas que ni siquiera él pedía.

— ¿Qué haremos? —Ninguno pareció entenderla, así que ella prosiguió— Para deshacernos de ellos.

— Sakura, no empieces, por favor —murmuro la rubia mirando a Naruto, en una forma de súplica hacia su hermano.

— Por ahora no tenemos otra opción que seguir sus órdenes. Después de la muerte de Fugaku, es posible que los líderes nos elijan.

— ¿Y estamos bien pensando en una posibilidad? —interrogó ella, la cuchara siendo movida con lentitud en su té dejado en la mesa por la muchacha de servicio.

— No podemos hacer nada por ahora. Fue tu madre quién puso a Fugaku al mando y tenemos códigos, Sakura —nunca había sentido tanto enojo hacia él, gustosa aceptaba sus palabras, aun así, ahora era distinto. Ese puesto que tenía aquel Uchiha era robado, algo que pertenecía a los herederos principales.

Se alejo de él sin responder, con el enojo instalado en cada célula de su cuerpo, mordiendo la parte interna de sus mejillas en un intento de encontrar el control. Sentimientos como esos eran inútiles, y a pesar de tanto entrenamiento no podía eliminarlos, su madre decía que se debía a que era muy joven y que el tiempo la convertiría en una persona menos impulsiva.

Cruzo la puerta trasera de la mansión en dirección a la parte principal para encaminarse a su habitación cuando aquella voz la detuvo.

— ¿Estas bien?

Ella volteo y se quedó quieta esperando que él acortara la distancia, y cuando lo hizo no dudo en estirarse para alcanzar aquella boca que la volvía loca, y hundirse en un beso profundo que él no dudo en corresponder. El rubio sujetando sus glúteos consiguió que enredara sus piernas alrededor de sus caderas.

— El baño —Ella ronroneo mientras besaba su cuello.

Le sorprendió cuando él decidió obedecerla, recargando sus pechos en el anaquel del cuarto del baño, él se hundió en ella bombeando con frenesí.

***

Para Sasuke se había convertido en algo común ver a ese par en situaciones íntimas, también en sentir la frustración de la frialdad que esa mujer tenía para él. Él sabía que, para ella, él representaba una amenaza, y eso solo aumentaba sus ganas de poseer a esa mujer. En el último mes había aprendido muchas cosas sobre ellos.

Naruto era un manipulador, y aunque a veces llegaba a parecer un tonto bromista, era quien tenía el control de ambas mujeres, y eso en aquella mesa donde los votos representaban poder, lo hacían alguien muy importante, y para acceder a alguna de las adolescentes, primero tenía que llegar a él. ¿O quizás no?

Cargando sus palos de golf para sus prácticas, en un afán de darle el gusto a Itachi en que hiciera "cosas productivas" se detuvo frente a la rubia que parecía más concentrada en ver las flores del jardín que terminarse su té.

— ¿Puedo sentarme?

— Claro —Ella le respondió con una sonrisa.

La hermanita de Naruto era una pobre criatura que, aunque se esforzaba por escapar de las garras de su hermano, él sabía la forma de convencerla para que permanezca en su dominio. ¿Por qué? A veces se preguntaba. ¿Realmente quería protegerla? En el mundo en el que vivían, aquello no le parecía una idea descabellada. Posiblemente la cabeza de los herederos también tenía precio. No sabía a la perfección cómo se manejaba aquello en la organización, y siempre olvidaba preguntarle a su hermano.

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