†capitulo 12†

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«Ahora eres mía»

Aspen.

Estoy preocupado por lo que pueda suceder cuando Allyson se entere.

Mi padre estaba en la cocina. Me encontraba en la mansión de la familia Giordano, estaba oculta en lo más profundo del bosque, un bosque que quedaba en Nelson, ahí nos reunimos todos los de nuestra especie, y hacemos nuestras celebraciones o nos reunimos de vez en cuando.

—Padre, ¿Lo de las desapariciones fue usted?

—Eso no te incumbe a ti, es mi negocio— dijo sirviéndose vino.

—Papá, no puedes seguir haciendo eso, y si pasa algo malo, ya van 5 chicas muertas, puede pasar lo que pasó en Italia— Comenté preocupado.

—Lo que paso en Italia fue un error, uno que no volveré a cometer.

—¡Nos pondrás en riesgo a todos, casi la mitad de nuestra familia está muerta, por tu avaricia!— bramé.

—¡Todo es tu culpa, si me hubiese ayudado un poco más en aquel tiempo, no hubiese pasado eso!— farfúllo.

—¡Porque lo que haces no está bien!— solté con fiereza.

Salí de esa habitación, estaba fúrico y no quería causar un desastre como antier.

Salí al bosque y camine unos cuantos metros, me senté en un árbol, en ese árbol tenía muchas recuerdos.

Aqui fue donde mate a mi primera víctima, se sintió también, fue tan excitante, el sentir mis manos en su pequeño cuello, y ver cómo gemía de dolor, fue lo más excitante que pude haber experimentado, y así termine matando a más 20 víctimas.

Siempre vivimos en Canadá, solo que nadie sabía de nosotros, mi padre para hacer su negocio más grande, se fue a Italia y la familia lo tuvo que acompañar, vivimos 5 años allá. Luego nos regresamos acá nuevamente.

A allyson la conozco desde hace tiempo, desde que tenía 5 años, en un parque, mis padres me habían dicho que no saliera a el pueblo, pero la verdad nunca fui un chico obediente, siempre me salía con la mía.

Ese día estaba detrás de ella, esperando para pedir mi helado, su olor me gustaba mucho, era dulce, su sangre era dulce, cuando llego mi turno tome el helado que pedí y me iba a regresar a casa, ya tenía tiempo afuera, me di la vuelta y vi como Allyson le dió su helado a otra niña que estaba al lado de un niño. Desde ese día me llamo la atención, y comencé a frecuentar el parque más seguido.

Su olor era peculiar, cuando cumplí los 18, fuí al cine con mi primo, y no, no fuimos a ver una película, fuimos a conseguir víctimas para esa noche. Estaba en la fila, pidiendo mi orden y de repente ese olor llegó a mi fosas nasales, sabía que era ella, me gire y la vi, venía caminando hacia acá con unos amigos, su manera de vestir no era provocativa pero tampoco sencilla, su cabello negro cayendo hasta su cintura, y sus ojos marrones que un poco más y eran negros, me atrapó, le pase por un lado pero ella no se percató de mi, y sabía que su olor era único, muchos matarían por ella, por tomarla. Pero esa chica ya tiene dueño y de eso me asegure, me aseguraré de que nada le pase.

Su olor, era dulce, olía a inocencia y eso era todo lo que necesitaba para volverme loco, desde ahí, supe que esa chica seria mía.

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Pase unos días en casa ayudando a mi madre con algunas cosas de su empresa de moda, quería que eligiera unas cuantas chicas para el concurso -obvio que elegí a Sofía porque era mi mejor amiga, es bonita, y cumplía con los requisitos- que la ayudara a elegir los mejores vestidos y eso, si tengo buen gusto de la moda, saque eso de mi madre tal vez.

Los GiordanosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora