La aventura comienza, Annael se vera envuelta en grandes peligros que ella no sabia que podía superar.
Ella junto a su tío Aragorn, sus amigos los hobbits Frodo, Sam, Merry y Pippin junto a un elfo, un enano, un hombre y un mago partirán en el gr...
- Estas eran las torres de vigilancias de Amon zûl, descansaremos aquí hoy – dijo Aragorn, asiéndonos soltar un suspiro de alivio a todos.
Los cuatro hobbits se dejaron caer haciéndome sonreír por las caras que ponían, Aragorn se nos acercó nuevamente vigilando los alrededores, se agacho y desenredo unas pieles dentro de ella había cuatro espadas cortas para hobbit.
- Son suyas – dijo Aragorn mientras se las lanzaba a cada uno de los hobbits - manténgalas cerca iré a revisar los alrededores quédense aquí
Antes de irse me tomo la mano dejando en ella una espada larga junto con un cinturón donde atármela, levante la vista para agradecerle pero ya no se encontraba ahí.
- Aww... p-pero... yo quería ir contigo – dije al aire.
Regrese junto a los hobbits con cara de pocos amigos que notaron inmediatamente.
- ¿Qué paso?-dijo Merry
- Nada diría yo, solo estoy cansada-dije a Merry.
- Y ¿Por qué no duermes?-dijo Pippin.
- Prometí ayudarles a cocinar la cena a ti y a Sam-dije bostezando.
- Duerme nosotros nos encargamos y después vendrá ese juego de acertijos – dijo Pippin.
- De acuerdo-dije sin ánimos.
- ¿Segura que se encuentra bien mi señora Annael?- pregunto Sam.
- No es nada es solo que Aragorn se ha ido pero yo quería ir a inspeccionar con el – dije melancólica.
- Bueno el solo te quiere a salvo, por lo que me dijiste se acaba de enterar que su primo murió lejos y de la manera más horrible, como quieres que no se preocupe, él lo hace para tu protección porque te ama – dijo Frodo.
- Gracias - dije a Frodo abrazándolo por largo tiempo tanto que sin darnos cuenta ambos nos quedamos dormidos.
Lo que me despertó fue el abrupto separa miento de Frodo de mi lado, gritando y apagando un fuego que habían hecho los otros tres hobbits para preparar la cena. Apenas lo hubo apagado unos gritos iguales a los de la posada se escucharon en la redonda. La piel se me erizo, tome fuertemente mi espada y acercándose al relieve logre ver a los jinetes se acercarse, me gire y observe a los hobbits que se veían aterrados.
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- ¡Corran! –dije -A la sima.
Subimos las escaleras a saltos y tropiezos, al estar en la sima nos pusimos en la parte central, todos defendiendo a todos, aun mas a Frodo.
Frodo quien estaba a mis espaldas jalo mi vestido llamando mi atención, al girarme los cinco jinetes negros nos cortaban el paso, sosteniendo sus espadas frente a ellos, caminando hacia nosotros.
