Capítulo 8

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— ¡Muere desgraciado! ¡Muere!

Una carcajada suena a mis espaldas y me pongo de todos colores al reconocer la risa de mi novio. Mi tío Joan me dedica una mirada divertida y pausa la partida de Mario Kart en dónde mi personaje acababa de lanzarle un caparazón rojo al suyo, sacándolo de la pista y haciéndome pasar al primer lugar.

— Hombre, Marc, qué sorpresa tenerte por aquí, ¿has venido a visitarme? – mi tío mueve sus cejas y Marc se ríe, yo golpeo mi frente.

— Lo siento Joan, no eres tú, soy yo – le sigue la corriente y no sé si pedir que me trague la tierra o lanzarme sobre este hombre.

— Si, si, mucho amor aquí, pero yo quiero mi beso – ambos hombres me miran y veo como las mejillas de Marc van tomando color luego de mi último comentario. Me mira con una sonrisa avergonzada y se acerca a mí.

El castaño llega a donde me encuentro y dejo el mando de la play sobre la mesita frente a mí, después de todo, mi tío pausó el juego y lo más probable es que no volvamos a retomarlo hasta más tarde. Me levanto para tomar el rostro de mi novio entre mis manos, pero antes de unir nuestros labios, la voz de mi tío nos interrumpe.

— No se preocupen por mí, yo ya me iba – comienza a caminar dándonos la espalda y ambos lo volteamos a ver – Si, cariño, ya voy – grita a pesar de no haber recibido ningún llamado de mi tía Claudia.

Ambos lo seguimos con la mirada y esperamos hasta que se va de la sala para volver nuestros ojos hacia el otro. Marc me sonríe como solo él puede y prometo que me le arrojaría encima si no fuese porque aún tiene el hombro mal.

— Hola preciosa.

— Hola guapo.

Apenas termino de hablar, el castaño toma mis labios con los suyos en un movimiento que me deja sin aire. Me relajo apoyándome contra su cuerpo y me entrego al beso que profundizamos en cuanto tenemos oportunidad. Un suspiro se escapa de sus labios, los cuales tironeo entre mis dientes, haciéndolo gruñir suavemente.

— Sofi... no juegues – su advertencia llega justo cuando voy a pasar mi lengua por sus labios.

— ¿Ni un poquito? – no puedo evitar hacer un puchero con mis labios y mi novio sonríe, me encanta.

— Tú, más que nadie, sabes que me encantaría pero; punto uno, estamos en casa de tus tíos, quienes pueden entrar en cualquier momento, digo, estamos en su sala – señala toda la habitación con su mano izquierda antes de volver a hablar – y punto dos, aunque me duela en el alma y en otros lugares de mi cuerpo, mientras tenga esto puesto – señala la protección que lleva en su hombro derecho – lo tengo prohibido, y lo sabemos.

— Diablos, te odio mucho cuando tienes razón – ruedo los ojos haciéndole soltar una carcajada – anda, vamos a comer antes de que te bote por mala gente.

— No me botarás Sofi.

— Tienes razón, no lo haré – tironeo de su brazo sano para luego unir nuestras manos – es que estás bien pinche precioso – eleva una ceja en mi dirección y tomo su rostro para besarle rápido, él se deja hacer gustoso.

— No eres mexicana, amor.

— Tú te callas Márquez – su carcajada resuena en el aire – si yo te digo que estás bien pinche precioso es porque lo estás – pellizco su mejilla para luego depositar un sonoro beso en ella. Marc solo niega con la cabeza mientras sonríe y se toca el rostro, intentando, probablemente, calmar la molestia.

Entramos al comedor donde nos esperan mis tíos y Pablo, mi primo, quien se encuentra de visita. Como ya es habitual, Marc es uno más del grupo y las risas no faltan, me siento feliz de tenerle en mi vida y a veces me gustaría poder gritárselo a los cuatro vientos, pero aún tengo miedo de lo que pueda decir la gente, sobre todos quienes rodean el mundo en el cual él trabaja.

Maybe it's you - Marc MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora