Capítulo 9

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Veo como el castaño frente a mi recorre ágilmente la corta distancia que nos separa abrazándome en cuanto llega a mi lado. Me pongo tensa pues no me esperaba esta reacción en este momento, pero es algo que no me extraña de él.

— ¡Sofía! ¿cómo estás? tanto tiempo sin vernos, guapa – se separa de mí levemente pero solo lo suficiente para besar mi mejilla muy cerca de mis labios.

Me retiro rápida y sutilmente, poniendo distancia entre los dos. No quiero darle un mensaje equivocado, al tiempo que no quiero armar problemas.

— Hola Bruno, ha pasado mucho tiempo.

—¿Qué haces aquí? Supe que estabas en España.

— Así es, pero estoy en un viaje de trabajo en este momento – aprovechando el tema de conversación, decidí hacer mi siguiente pregunta para confirmar mis sospechas – ¿Tú trabajas aquí? – por favor di que no, por favor di que no.

— Si, hace un par de meses me contrataron como guía.

Maldigo mi suerte al tiempo que cruzo mis dedos porque solo este exagerando. Bruno se acerca sugerente a mi, ubicando su mano en mi cintura, pongo mis manos en su pecho frenando su avance.

— Bruno, no.

Una sonrisa coqueta se abre paso por su rostro.

— Ambos sabemos que cuando hablamos de nosotros, muchos "no" esconden realmente muchos "si". Y yo soy un experto en hacerte cambiar de opinión.

— Conozco nuestro pasado perfectamente, pero no estoy interesada – empujo con firmeza contra su pecho.

— Tu cuerpo no parece decir lo mismo, pero está bien – se separa de mí levantando sus manos en señal de rendirse – te dejaré en paz, pero ahora que sé que estás cerca, no dudes en que esperaré pacientemente, como lo he hecho siempre, y tú misma me pedirás que te coma la boca – pasa su pulgar suavemente por mi labio inferior y trago saliva retrocediendo.

— Puedes esperar sentado, ya te he dicho que no estoy interesada – me cruzo de brazos y veo la diversión en su rostro, en otro tiempo esto habría sido el inicio de un perfecto preliminar.

— Lo haré, guapa, te aseguro que lo haré.

— Tengo novio, Bruno.

La carcajada irónica que sale de su garganta me hace apretar los dientes.

— Gatita, ese cuento ya me lo has contado antes, ahora no cuela.

— Pues es verdad.

— Haré como que te creo, pero ambos sabemos la verdad.

Ruedo los ojos por su porfía, tal como lo recordaba. Decido ignorar su presencia y hacer acopio de mi autocontrol, volviendo a la Sofía del trabajo.

— Bueno, como supongo que tú eres quién Máximo me recomendó, necesito que me lleves a recorrer las instalaciones.

Una sonrisa de oreja a oreja se instala en sus labios, y lo veo hacer maquinaciones en su mente, por lo que espero paciente su respuesta.

— Así que tú eres quién va a diseñar el nuevo hotel – muerde su labio al mirarme – esto será muy entretenido Sofi querida, muy entretenido.

Me hace una seña de que le siga hacia el exterior y me vuelvo a arreglar el abrigo antes de salir al aire frío. El sol brilla en lo alto del cielo, sorteando algunas nubes que amenazan con cubrirlo, haciendo que las temperaturas sigan siendo bajas, por lo que me arropo más con mi gruesa prenda de vestir.

En lo que respecta a su faceta como profesional, Bruno es excelente en lo que hace, parece conocer a la perfección cada lugar del recinto y responde sin problemas cada una de mis preguntas, pero no separa del todo su trabajo de lo que ocurrió entre nosotros, pues los roces primero parecen ser sutiles y luego de un rato debo volver a marcar las distancias. Llevamos 30 minutos de recorrido por las instalaciones cercanas a las pistas de esquí, cuando se nos une Pablo, quien se muestra realmente interesado en todo lo que nos rodea.

Maybe it's you - Marc MárquezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora