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  °♪°

Voy a vomitar. Miro al tipo sentado en mi cama y casi puedo observar a mi estomago cayendo desde un paracaídas a más de trecientos kilómetros de altura hace que las tartas de limón que deberían estar por convertirse en heces fecales reviertan su proceso natural y pueda sentirlas subiendo por mi garganta. Hay Dios no, estoy segura de que todo el aire que mis pulmones son capaces de sostener se está escapando con una lentitud burlesca y odiosa. Dejo de mordisquear el esmalte de mis uñas y me acerco gateando a él.

Una sonrisa se dibuja en sus perfectos labios y toma mi mentón—casi puedo sentir como empiezo a gotear—involuntariamente suelto un jadeo que lo hace reír. Mis mejillas se sienten calientes he inmediatamente le doy un manotazo que detiene su melodiosa risa de inseminación.

—Cielito—me toma con delicadeza de los brazos y hace que mi cuerpo quede atrapado entre sus piernas—¿me necesitas dentro?

—No seas grosero—le ladro mientras me separo de su cuerpo, parece no gustarle porque inmediatamente me da una mirada reprobatoria—mira, ahora mismo tenemos problemas más graves que tu libido.

Arden se pasa una mano por el cabello mientras con la otra frota su mentón, en ese preciso momento una sonrisa vuelve a cincelarse en sus perfectas facciones y la mueca reprobatoria es remplazada por una mirada cariñosa—el corazón se me aprieta—no, enserio se aprieta a tal punto que no sé en qué momento me encuentro admirándolo como una tonta.

Decido ignorar lo atractivo que es y decido pensar que definitivamente su altura es un problema.

—Mira—digo levantándome del suelo—necesito que te quedes aquí, mi abuela no puede saber que estas aquí—me froto las palmas de las manos y lo medito un poco—es más; ella no debe saber de tu existencia.

Suelta un suspiro que parece (y espero) sea de resignación, hasta que decide ladear la cabeza y abrir sus perfectos labios para decir algo desalentador—. Según mi información, si quiero formalizar algo contigo debo hablar con tu familiar más cercano.

Los dientes me crujen.

—¿Cómo que tu información? Eres un ser humano—me corrijo—espero que seas eso y no una alucinación del final por parte de mi cerebro—me froto las cienes.

—Holly, mi información es correcta—refuta.

Lo interrumpo.

—Arden, eres un ser humano no una jodida computadora en actualización.

Estoy segura de que mis palabras no eran ofensivas, así que puedo predecir que mi tono no le gusto para nada, chasquea los dedos y todo se vuelve oscuro. Cuando los abro no tengo puesta mi ropa de improviso, sino que un precioso vestido de encaje azul se amolda a mi cuerpo, pero no es esa mi única sorpresa, sino que un molestó gigante viste un traje negro que para nada va con su apariencia erótica y seductora de hace unos momentos, ahora mismo se ve imponente y quiero hacerme bolita.

—Me temo Holly, que no podremos hacer las cosas a tu manera—da unos pasos hacia mí, y cuando se acerca lo suficiente a mi vuelve a tomar mi mentón con delicadeza—podría follarte de nuevo, pero debo hacerte entender un par de cosa primero.

El corazón se me encoje en el momento en el que mi cuerpo es apretado contra una de las paredes de la elegante habitación, es excesivamente alto así que se ve en la obligación de inclinarse hacia mí y tomar mis labios en un beso que recibo gustosa. Sus manos toman mi cintura mientras yo me derrito en sus brazos, su lengua acaricia la comisura de mis labios pidiéndome permiso para entrar y dado que ha entrado en mi más de una vez decido otorgarme el placer de poder sentir la calidez de su boca contra la mía.

Cuando se separa de mi boca tomo una gran bocanada de aire y el aprovecha para delinear las comisuras de mis labios con su pulgar, no sé porque lo hago; pero saco mi lengua y el decide escupir directamente en mi boca haciendo que mi coño empiece a bailar una conga. Sus dedos sueltan mi cintura y siento las rodillas tan débiles por su anterior acción que termino cayendo de rodillas en el frio suelo de mármol. Se acurruca junto a mí y besa mi mejilla repetidas veces.

—Me temo que debo dejarte cielito—se separa de mí y me extiende la mano para que pueda ponerme de pie—espero disfrutes tu estancia eterna junto a mí.

Pero será hijo de perra, cuando tengo la oportunidad decido golpearlo en la mejilla esta vez no tengo miedo—quizás un poco—, estoy irradiando enojo así que la manera en la que escuece mi palma pasa a segundo plano cuando mis gritos invaden la acogedora habitación. Observo como se lleva la mano a la mejilla y noto como un pequeño tono rojizo se hace presente en sus tes pálida.

—¡Estas jodiéndome Arden! —lo señalo sin una pisca de educación—tú vas a llevarme a mi casa y luego puedes subir en un tranvía hacia el infierno.

—Esa boca—gruñe dando un paso hacia mí que me hace retroceder—va contra mis principios golpear a una mujer, pero no dudare en desquitarme en cuanto te arranque la ropa interior con los dientes.

Mis hormonas comienzan a bailar una conga nuevamente y me obligo a mí misma a olvidar todo el miedo que me provoca, en este momento estoy asustada, pero no porque un tipo que me tomo en el closet de mi habitación amenace con hacer lo mismo si sigo maldiciéndolo, no para nada, sino que tiene que ver con que no tengo ni la menor idea de que es lo que está pasando realmente o quien es él siquiera.

—Prometo que te llevare a cenar una vez vuelva.

—Vete a la mierda—respondo de manera tosca.

Aprieta los labios y sus ojos comienzan a tomar nuevamente ese precioso y atemorizante color carmesí, así que mientras mantengo la boca cerrada casi puedo escuchar como la afilo para soltar todas las barbaridades que se me puedan ocurrir. Se da la vuelta y camina hacia la puerta de la habitación, pero antes de salir es el quien suelta algo que hace que la sangre comience a hervirme.

—Iba a proponerte que recorrieras el castillo Holly, pero dado que debo reprenderte cuando vuelva, puedes pasar el tiempo de mi ausencia hundiendo tus dedos en ese precioso coño que te cargas—antes de que pueda responder escucho como cierra la puerta. 

ARDENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora