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Su corazón bombeaba sin parar. Lo vio alejarse de la habitación. No podía haberlo oído. En ese caso, seguramente le habría dicho algo. O reaccionado de
alguna manera. En cambio, Zayn había sonreído.

Al abandonar la habitación, lo oyó decir al criado que ya no lo quería. ¿Habría planeado salir a cenar fuera y luego habría cambiado de parecer? Esperaba que no fuera por su causa. Pero era difícil que Zayn hiciera algo por él.

—Tengo que hacer unas llamadas. No me esperes para cenar.

Liam comió sin ganas. Se sentía culpable, irritado, confuso. Toda su vida había sido un Omega honrado y sincero, hasta que había conocido a Paul hacía tres meses. Había sido un encuentro accidental, en Harrods. Habían charlado, reído, tomado café. Todo muy inocente. La segunda vez también se habían encontrado por casualidad.

¿Por qué se sentía de ese modo?

No tenía más que pedirle el divorcio a Zayn. Al Alfa jamás le habían importado los sentimientos de él. Liam había tenido que sufrir el chismorreo publico y de la prensa, viéndolo fotografiado con distintos Omegas. Pero eso no era excusa para hacer lo mismo que el Alfa.

Llevado por el cansancio y la tensión de todo el día, Liam decidió irse a la cama. Se lamentó de no tener una pijama. Por fin se metió entre las sábanas desnudo. Y después de darle más vueltas a la cabeza, decidió pedirle el divorcio a Zayn al día
siguiente.

[...]

Se despertó sobresaltado. Las luces estaban encendidas, y pestañeó insistentemente como para saber si era un sueño o la realidad. No se acordaba siquiera de dónde había dormido, y cuando se sentó en la cama aún estaba totalmente desorientado. Pero entonces vio a Zayn, algo alejado de la cama. Tenía un aspecto horrible, ése fue el primer pensamiento de Liam, luego atinó a taparse su desnudez con la sábana. Le brillaba el pelo negro, estaba sin corbata, y tenía la blanca camisa de seda medio desabrochada, lo que permitía la visión de un pecho masculino ancho y bronceado. Los rasgos tensos, la piel pálida. Parecía estar bajo los efectos de un shock.

- ¿Qué ocurre? ¿Ocurre algo malo? – musitó el Omega a la vez que bostezaba y descubría en su reloj que era casi de madrugada.

- Me has deshonrado – dijo el Alfa con un acento quebrado.

Liam lo miró medio dormido aún.
- No comprendo, ¿qué dices?

- Mi Omega con otro Alfa... – le dijo con una expresión de ferocidad en los ojos.

Pero Liam estaba más asombrado por la frase «mi Omega», que había pronunciado, que por el descubrimiento de su infidelidad. Jamás usaba ese término. Y era ofensivo y ridículo incluso en el contexto de ese matrimonio.

- No lo niegas – agregó Zayn.

¿Qué pensaba? ¿Qué iba a estar como Penélope, esperando a su marido? Era cierto que había estado así durante casi cinco años, pero eso no podía durar
eternamente. ¿Y qué le importaba además?

- ¿Cómo lo has descubierto? – preguntó el castaño no tan firmemente como hubiera querido.

- Parece que no te das cuenta de la magnitud de tu ofensa.

- ¿Has estado bebiendo? –preguntó Liam débilmente, pensando que tal vez fuera el motivo de su reacción melodramática.

- ¿Qué tiene que ver eso? ¡Te he oído hablar por teléfono con tu amante! ¡Y no podía creerlo!

- ¡Oh! – debía haberlo imaginado. Pero Zayn era tan retorcido, que no había demostrado nada en su momento.

- Tengo las facturas del teléfono y también el número al que has llamado desde aquí, y es el mismo número.

Un Matrimonio DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora