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Al volver a Londres, Zayn debía irse al poco rato, tan pronto como se cambiase de ropa. Tenía mucho trabajo.

- Hablaremos cuando vuelva.

¿Por qué Liam tenía la impresión de que el Alfa lo trataba como si él fuera culpable de algo? ¿Cómo reaccionaría ante el hecho de que Liam supiera tantas cosas? Al fin y al cabo Zayn no confiaba lo suficientemente en él como para habérselo contado. Pero,
¿qué cosas sabría Zayn?

Liam fue al salón. Allí estaba su escritorio, herencia de su madre. Le echó una ojeada. Estaba igual que siempre. Los cajones vacíos. La llave decorativamente sujeta con una cadena a la hoja plegable que servía de escritorio propiamente dicho. El carpintero que lo habría restaurado había cometido el error de poner a la
llave una cadena muy corta que impedía cerrar el escritorio, por eso no lo usaba.

De pronto se dio cuenta de que la llave se parecía a aquélla que le habían dado en el banco para abrir la caja fuerte. Rompió la cadena, haciéndose daño en le
intento. La llave había sido bañada en oro para hacer juego con la cadena, pero se veían aún los números grabados en ella. Ni siquiera encajaba bien en la cerradura.

Seguramente correspondía a otra caja. Durante cinco años Max podría haber ocultado el pasaporte a la libertad de Zayn en su propia casa. Una última ironía de Zayn.

Liam fue hacia el ala de la casa que ocupaba Zayn. Él se estaba poniendo una camisa limpia en el dormitorio, tan embebido en sus pensamientos que apenas se
dio cuenta de la presencia de Liam

- Zayn... – le dijo el Omega temeroso.

Por un momento, Liam pensó en esconder la llave. Pero debía tener la valentía de dársela y afrontar las consecuencias. Entonces levantó la mano y tiró la llave en la cama.

- Después de todo no ha sido una condena a cadena perpetua... – se oyó decir.

Zayn pareció no entender. Miró alternativamente la llave y a Liam.

- Es la llave de otra caja fuerte. Es posible que contenga lo que buscas.

- ¡Cristo! – exclamó Zayn antes de levantar la llave -. ¡Todo este tiempo buscándola! ¡No lo puedo creer!

Liam se fue hacia la ventana. Se trataba de la tierra prometida de la libertad. Podía ser el principio o el fin de su matrimonio.

- Hay algo más de lo que tenemos que hablar, — dijó el Omega.

- ¿No podemos esperar para hablar de ello? No voy a poder parar hasta que vaya a París y pruebe esta llave.

- Me temo que no. Ya ves, ocurre que sé lo que hay en la caja. Tu certificado de nacimiento – le dijo Liam.

La expresión de Zayn se tensó.

- ¿Y dónde has conseguido esa información?

- Ciertamente no la he conseguido por ti. Stavros me la confió.

- ¿Stavros? – Zayn pareció muy sorprendido.

- Me pidió que actuase como intermediario. Creyó que yo era de tu confianza. Así que ahora sé que Ariadne es tu madre natural.

- ¿Stavros está enterado de esto? – le dijo el Alfa con gesto grave.

- Mira, no es asunto mío – le aclaró Liam, porque Zayn parecía recalcárselo con la mirada.

- ¿Cuánto hace que lo sabe?

Liam comprendió que Zayn no sabía que Stavros era su padre, pero él no quería ser quien se lo dijera.

- ¡Theos mou! Si él lo sabe no había peligro de que su matrimonio se rompiese – dijo Zayn frustrado.

Y con esas palabras, Zayn le había dicho muchas cosas. Zayn pensaba que Stavros no estaría en condiciones de aceptar un pasado oscuro de su Omega. Un Alfa griego no podría tolerarlo. Así que Zayn estaba protegiendo a Ariadne. Y se sentía frustrado por saber que su sacrificio había sido inútil.

- Stavros sabe todo acerca de tus padres. Quiere hablar contigo. Está preocupado por Ariadne. El hecho de que continúe siendo un secreto le está perjudicando.

Zayn murmuró algo en griego, y se tapó la cara con las dos manos.

- ¿Entonces por qué no me ha hablado personalmente?

- Le prometió a Ariadne que no hablaría contigo del asunto, así como ella les había prometido a sus padres que lo mantendría en secreto.

- Ella se avergüenza de mí.

- No creo. Si no fueras tan terco y tan orgulloso te hubieras enterado de toda la historia por ti mismo – le dijo Liam temblando.

Zayn lo miró con rabia.

- La primera vez que la vi después de enterarme, intenté hablar con ella. Pero ella se puso a llorar y salió corriendo. Estaba histérica y aterrada.

Y debía tener miedo de enfrentarse a Zayn. Porque él se habría sentido absolutamente traicionado por una mentira que había durado veinte años. Entonces, en lugar de aparentar estar herido, el Alfa habría aparentado estar enfadado. Y Ariadne no habría sabido cómo actuar frente a él.

Con frialdad pasmosa, Zayn emprendió la marcha preguntando antes:

- Entonces, ¿qué más hay que hablar? ¿Sobre nuestro matrimonio? Eso es muy sencillo. Te quedas o te vas. Trata de tomar una decisión ante de que esté de vuelta de París – dijo Zayn con frialdad.

Liam se quedó en silencio. Lo vio ponerse la chaqueta. Estaba anonadado. Nunca se había sentido tan humillado.

Hubiese sido mejor que brindara con champaña y que bailase para festejarlo, en lugar de reaccionar con tal indiferencia. Al fin y al cabo Zayn ya no tenía motivos para seguir fingiendo. Y sin embargo las escenas eróticas del día anterior, la pasión que habían compartido, o que Liam había creído que habían compartido... Pero el Alfa le había dicho un día que le daba miedo el amor. Había crecido sin amor y había aprendido a vivir sin él. Y así se había ido haciendo Zayn, un Alfa incapaz de compartir nada, incapaz de sentir para no arriesgar ni un ápice de orgullo.

El papel que Max le había obligado a representar había llegado a su final.

Liam sintió escalofríos. Zayn le servía en bandeja la libertad que había peleado semanas atrás, el Alfa no iba a esperar para deshacerse del hijo de Max. Entre
lágrimas, pensó que no valía la pena sufrir por un desgraciado como él.



FIN

Un Matrimonio DiferenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora