Capítulo 23. Noche

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Llegó a casa siendo las 11 de la noche, comía algo de avena con miel, cuando sus pasos y su presencia aparecieron en mi panorama, me dio un beso en la mejilla, que yo esquive, de inmediato, sus manos llevaron, un bonito arreglo de flores, disimuló mi falta de aceptación, ante su beso - es realmente, gratificante, verte en esta casa, hacía falta tu presencia.

- Supongo que si.

- Puedes preparar el baño?, qué hiciste de cenar?.

- No hice nada de cenar, Lulú aún esta despierta, es tu nana, y dijiste que esta en esta casa para atenderte a ti, así que hablale a ella, que te haga de cenar y te prepare al baño.

- Ya viste la hora qué es?.

- Si no quieres levantarla, porque de seguro debe estar durmiendo, entonces prepárate el baño tu, y haste de cenar tu, no se te caerán las manos, o sabes que?, llega más temprano, que te atienda antes de dormir.

- Antes tu hacías eso por mi.

- Antes... Tu lo dijiste... Como tu lo dijiste, no se necesita ser demasiado inteligente para hacer la cena y preparar el baño, si me disculpas ha sido un día muy agitado, así que, voy a dormir - aventé aquel tazón en el fregadero, caminé hacia el cuarto de huéspedes, llevaba una bata de cuerpo completo, el me observaba con detenimiento.

- Estas bajando de peso?, desde cuando cenas avena?.

- Tu dijiste que parecía una señora dejada, y tienes razón, mi arreglo personal dejaba mucho que desear, supongo que cuidarme no me vendrá tan mal.

- Dormirás en el cuarto de huéspedes?, pensé que dormirías conmigo en la habitación.

- Dormir contigo?, después de que me humillaste?, voy a dejar que me toques a sabiendas que debiste hacerlo con Mila en estos días?, no me hagas reír.

- Soy tu esposo.

- Eso debiste pensarlo antes de meterte con ella.

- Tu te descuidaste, tu te hundiste en lamentos y depresiones absurdas.

- Me estas diciendo que yo tuve la culpa de que te fueras tras alguien más?, a caso yo tengo la culpa de que tus valores morales dejen mucho que desear?, no voy a dormir contigo Emil, porque yo también me di cuenta, que hace mucho que no te deseo como alfa, hace mucho que tu solo eres mi insoportable esposo.

Le cerré la puerta en la cara, y fue gratificante, cerré con seguro, espere que durmiera profundamente y fui buscando en el despacho cada cosa que pudiera serme de ayuda, tomaba fotos al por mayor, molestando a Christophe, a altas horas de la noche, desde ese día, aquella tradición de traerme flores a su llegada comenzó.

Flores, joyas, regalos, el inició acciones desesperadas para conquistarme una vez más, incluso las invitaciones a comer y a cenar, se hicieron una costumbre, siempre adulaba a su buen gusto, acariciaba su mano, en un tono coqueto, elevaba su ego, para en la noche cerrar mi puerta con llave, no hay peor sentimiento, que hacerlo sentir importante, para después demostrarle, que no lo era tanto, dejé de planchar su ropa, dejé de hacerle de cenar o de preparar su baño, todo lo que hacía por el, fue por amor y en algún punto se convirtió en obligación.

Seguía cerca de Viktor, seguía cerca de todo lo que significaba, aquel hombre para mí, sin duda, era el tipo de hombre que más debes temer, aquel que puede ser tan tierno para hacerte sentir amado, pero que incluso te puede causar deseo.

Nadaba con el, casi todos los días, y sin quererlo o buscarlo, terminábamos teniendo encuentros en las duchas, era una relación peligrosa pero terriblemente satisfactoria, me sentía deseado, me sentía amado, el miedo llegaba a mi, a cada paso, pero el terminaba de algún modo, borrando cada situación problemática.

Emil comenzó a ser más consciente, de que estaba cambiando, comencé a cómprame ropa nueva, aquella ropa que compraba, de pronto comenzó a ser a su gusto, me comenzó a llevar a aquellas cenas de gala, donde el solo llevaba a Mila.

Comenzó a exhibirse conmigo, orgulloso de su omega, mientras yo, sonreía hipócrita, la investigación había avanzado, incluso pude tener pruebas para asegurar que estaba manejando mal los fondos, no me extrañaba que incluso desviara dinero, en una de esas cenas me topé con Viktor, varios omegas se acercaban a el, eso comenzó a molestarme, quizá no teníamos nada en concreto, asistí del brazo de mi esposo, pero aún así, quería tenerlo, aún así me sentía deseoso de tenerlo en mis brazos.

Mi esposo brindaba, cerraba negocios, mientras yo caminaba seguro hacia aquel alfa platinado, con aroma a menta, pase a su lado, mientras hablaba con otros omegas, toqué su hombro discretamente, pidiéndole permiso para pasar, mientras le dedicaba, una mirada sugestiva.

Caminé seguro sintiéndolo, seguirme, Emil bebía y reía tratando de lucir, amable con los nuevos socios, no lo notó cuando desaparecí, para perderme con Viktor, besé sus labios, escondidos en una zona muerta de aquel gran salon.

El me sujetó de la cadera, sonreí en respuesta - te he extrañado demasiado, sabes?, creo que te verías mejor de mi brazo.

- Y tu del mio...

- Yuuri, cuando esto acabe, qué pasará?, no quiero presionarte, pero... Yo de verdad quiero que seas mío.

- Dame tiempo, sin duda yo te dejaré hacer lo que quieras, todo lo que quieras conmigo.

- Incluso, morderte?.

- Estás tan decidido?, estás tan seguro que quieres morder mi nuca?.

- Estoy demasiado seguro - besé sus labios de nuevo, nadie me vio regresar, volví en el momento justo en el que Emil notó, mi ausencia, con varias copas de más encima, lo dejé durmiendo.

Bajo la regadera, añoraba los brazos cálidos y fuertes de aquel alfa, estaba perdido, debía de estar atento, y no enamorarme, pero aquel platinado, me había tomado con la guardia baja.

La agua caía en mi cuerpo, cuando escuché abrir la puerta corrediza, aquel alfa, que ame con locura y que por desgracia seguía siendo mi esposo, al que creía que estaba durmiendo profundo, estaba frente a mi, totalmente desnudo - crees que esta noche, si me dejes dormir contigo?.

Un Corazón En Pausa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora