Capítulo 7

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No fue necesario ocultar la risa, los gritos de Pomfrey fueron tan aterradores que no podías pensar que fuera gracioso.

-¡Tendrías que haberlo traído enseguida aquí! -dijo hecha una furia y levantando el triste resto de lo que, media hora antes, había sido un brazo en perfecto estado-. Puedo recomponer los huesos en un segundo..., pero hacerlos crecer de nuevo...

-Pero podrá, ¿no? -dijo Harry, desesperado.

-Desde luego que podré, pero será doloroso -dijo en tono grave la señora Pomfrey, dando un pijama a Harry-. Tendrás que pasar aquí la noche.

Corrieron la cortina para que Ron pudiera ayudar a Harry con su pijama, seguí a Pomfrey al almacén de pociones con mi pulso subiendo.

-Explicate, ¿por qué no fuiste a ayudarlo? -se comportaba calmada, pero su tono era firme y duro- ¿Por qué dejaste que ese profesor inepto lo hechizara?

Saqué de mi cuello la pequeña llave, jugando entre mis dedos con ella.

-Fuí a ayudarlo, es solo que... Malfoy cayó frente a mí, tenía una herida en el brazo, así que lo ayudé... -la enfermera estrujó su delantal por la preocupación- ¡oh, pero él está bien! Era algo pequeño -relajó su mano-... Y, bueno, luego me esforcé por llegar a Harry porque había una gran multitud a su alrededor. Cuando logré llegar, él ya estaba así.

Entrecerró sus ojos, sin estar convencida.

-Bien, ya que no pudiste ayudarlo en el campo, deberías hacerlo esta noche. Te quedarás con él en la enfermería.

Mi mano soltó el dije, dando un paso atrás por la sorpresa.

Ella se fue a buscar la poción crecehuesos antes de que pudiera negarme, volvió con una botella grande con su nombre en la etiqueta y cruzamos la cortina con Hermione. Harry ya estaba vestido con el brazo extendido de forma extraña y antinatural.

-Vas a pasar una mala noche -dijo ella, vertiendo un líquido humeante en un vaso y entregándoselo-. Hacer que los huesos vuelvan a crecer es bastante desagradable.

Se veía desagradable tomarla. Harry tosía y resoplaba, dando muestras de ardor.Sin dejar de criticar los deportes peligrosos y a los profesores ineptos, me retiré junto a la señora Pomfrey, dejando que Ron y Hermione ayudarán a Harry a beber un poco de agua.

-No puedo cuidarlo -dije en cuanto llegamos a un sitio alejado-. Es por la noche, debería ir a mi sala común; y es un niño. Yo soy niña.

Sonaba un poco exagerada, hasta para mí. No importa, yo no debía estar ahí. Madame Pomfrey sonrió un poco por primera vez en lo que llevaba de esa tarde.

-Sé que eres una niña. Y es por eso, son solo niños. No hay problema.

-¡Claro que hay problema! Es... -dudé un segundo- inapropiado.

Esta vez sí se dejó llevar por las risas. Cuando se calmó, suspiró antes de decirme:

-No te preocupes. Tú eres correcta y educada, confío en tí.

Mi entrecejo se juntó, eso parecía muy manipulador. Ella se volteó y buscó entre sus cosas, se volteó con otro pijama de color blanco.

-Toma -lo dejó en mis brazos-, puedes alistarte. No tendrás que hacer mucho, solo hacerle compañía, tal vez le ayude, porque será doloroso.

Con disgusto la observé, me sentía un poco mal por Harry.

-¿Puedo buscar el mío? -alcé el atuendo- Sería rápido.

-Más tarde. Quédate con él las primeras horas.

-Bien.

Volvimos a la habitación, estaba el equipo de quidditch de Gryffindor, sucios y empapados.

Reencarné en La Cámara de Los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora