Capítulo 1

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La figura de un hombre canoso, con rostro severo y ojos azules, se paseaba en el cuadro con su capa elegante, un dedo levantado y su esposa detrás, sentada y esperando un momento para rebatir lo que sea de lo que estuviera hablando el hombre mayor.

-... es por eso que las relaciones son muy importantes -decía dándose aires de sabiduría, luchaba por mantener la sonrisa en mi rostro al asentir a lo que decía-. Por supuesto, tampoco debes olvidar el conocer tus riesgos y mantener reservado la mejor parte para tu propio negocio... lo que me recuerda que debes conocer a la perfección tu negocio, y sobre todo tu producto, pero tu presentación es fundamental, ¡tu eres tu propio producto!

Volteo a verme con una sonrisa petulante, como si acabara de revelarme una gran verdad. Parpadeé un momento, para luego levantarme del asiento de cuero en el que me encontraba, juntar las manos en un gran aplauso y volver a asentir con un exagerado asombro.

-¡Tienes toda la razón! ¡Eres impresionante, abuelo! -exclamé.

El hombre hizo señas con la mano restándole importancia. La mujer mayor volteó sus ojos grises y profundos, se levantó moviendo su cabello lleno de hermosas hebras plateadas que redondeaban su rostro, que a pesar de ser avejentado presentaba una belleza con elegancia y distinción.

-¡Deja de abrumarla con tus negocios! ¡Apenas tiene 12 años! -regañó con un timbre potente y seguro, sin llegar a ser chirriante- Lo que me recuerda, ¡Feliz cumpleaños, pequeña!

-Gracias, Abue...

-¡Aunque tenga 12 años! Debe empezar a aprender para hacerse cargo del negocio familiar.

-Abuelo, en realidad...

-¡En este momento solo debe hacerse cargo de sus responsabilidades en la escuela! -refutó con furia al hombre- ¡Debe ser tu culpa! Abrumas a la niña con tus tonterías y es por eso que terminó siendo vencida por una... una... ¡una asquerosa sangre sucia!

Al decirlo, su rostro se contorsionó en una terrible mueca y en sus ojos se veía lo decepcionada que la ponía saber eso. El abuelo se sorprendió al escucharla y empezaron una terrible pelea lanzándose la culpa el uno al otro por mi fracaso.

Resople tomando asiento, no era necesario el término, pero a mí también me afectaba haber sido vencida. Trataba de ignorarlos, prestando atención a los lados del cuadro y mi vista terminó cayendo en la inscripción debajo del marco: «Amadeus y Eloise Ethelwold». Volví a prestarles atención, lamentando que se hubieran enterado de que terminé en tercer lugar, debajo de Malfoy y... Granger. Espera un momento...

-¿Cómo saben que era... eso? -los gritos de los adultos cesaron. Abrí la boca con disgusto y un sentimiento de traición- ¡Ah! No me digan que Gerald les contó de nuevo. Le pedí que no lo hiciera.

La pareja se quedó estática y volvieron al elegante sillón en el que normalmente reposaban al fondo del cuadro. El hombre levantó una mano con suficiencia.

-¡Ah, Gerald! Una de las mejores decisiones que pudimos tomar, querida -el abuelo miró a la mujer después de hablar, ella asintió con el rostro serio-. A pesar de su deficiente estado mágico, se ha encargado a la perfección del manejo financiero.

"Deficiente", que curiosa palabra emplean para evitar admitir que contrataron a un squib.

-Ha sido un perfecto lacayo. Justo y honesto -mi abuela tomó el brazo de su esposo con una sonrisa-, además de educado y comportado.

-Y soplón.

-Lamento que la señorita tenga ese concepto de mí -dijo la voz profunda y divertida de Gerald.

Reencarné en La Cámara de Los SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora