Ellas hablaban de mí.

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*Ruben*

-¿Entonces es un sí?- dije sonriendo.
-¡Claro que no!- dijo Miguel riendo.
-Vamos, yo tengo razón.
-¡No!
-Sí, es lógica. Si asesinas a alguien, pero esa persona te provocó, es justificado.
-¡Sigue siendo asesinato, Ruben!
-¡Por favor! No te pido que asesines a nadie, pero acepta mi punto, ¿Quieres?
-Está bien, que te provoquen da una razón.
-Gracias.
-Pero no lo justifica.
-Vale, vale.- dije desviando la mirada, aún sonriendo. -Barbara va a matarme.
-A lo mejoh.
-No me estas ayudando.- Mangel soltó una risa.
-Lo siento, pero te hah ido hace doh nocheh.
-Justificaré con que tú querías estar conmigo.
-¿Es en serio?
-Seh.
-Ereh un hijo de puta.- dijo causando que riera.
-¿Hijo de puta? Hijo de puta sería tratarte mal o algo. Sí, soy un capullo, sí, soy mala persona. Pero hijo de puta no.- dije poniendo mi brazo alrededor de su hombro.
-¿Desde cuando ereh tan listo?
-Oh Miguel, tú sólo conocías la parte de mí que intentaba mostrar, tú y todos.- sonreí al ver su cara de confusión. -Todos tenemos un lado que no mostramos, hay algún lado tuyo que no conozco.
-¿Por qué creeh eso?
-Es lógico. Hay muy pocas personas que muestran todo de si.
-Tal veh yo soy una de ellas.
-Lo dudo, Miguel.
-¿Por qué diceh tanto mi nombre?
-Realmente me gusta como suena. No lo sé.- dije deteniéndome frente a la casa, ya estábamos en la puerta del edificio.
-Entremos.
-Damas primero.
-Te odio.

Pasamos y entramos al ascensor. Nos dirigíamos arriba en completo silencio. Pero no como vosotros creéis, para mí era demasiado cómodo. Era tan tranquilo.

Llegamos al piso y estaba sacando mi llave para abrir, cuando Mangel frunció el ceño, pegando su oído a la puerta.

-¿Qué sucede?- susurré.
-Está hablando con alguien, quizás quieras oírlo.

Pegué mi oído a la puerta y escuché...Oh, joder, no ella.

-Coño...- susurré.
-¿Qué hace aquí Rachel?
-Si escucharas, lo sabríamos.- dije y Mangel rodó los ojos.
-Siento mucha lástima por él.- dijo Rachel detrás de la puerta. -No tenía idea de lo que se había vuelto.
-Yo siento lastima por ti porque eres una guarra.- susurré rodando los ojos y Mangel me golpeó en el brazo. -¿Qué?
-Shh.
-Sí, es complicado..- dijo Barbara.
-¿Complicado? Se ha vuelto un monstruo. Sabía que debía de estar conmigo, no con él.- dijo Rachel.
-Ahora sí la mato.- dijo Mangel queriendo entrar, pero lo detuve.
-Shh. Vamos a entrar.
-¿Estáh seguro?
-Mucho. Ahora puedo decirle lo que antes no le dije.- abrí la puerta y entramos de golpe, sorprendiendo a ambas.
-Ruben, temía que algo malo te hubiera pasado.- dijo Barbara y me abrazó.
-Nada me sucedió, me quede a dormir donde Voz de Unicor--...Samuel.- dije haciendo que todos fruncieran el ceño. Miré por el hombro de Barbara y vi a Rachel.
-Hola Rachel.- dije de mala gana.
-Hola Rubius.- dijo acercándose a abrazarme cuando la detuve.
-Ni siquiera lo hagas.- dije alejando sus brazos de mí. -Soy Ruben.
-Eh, estábamos hablando.- dijo Barbara.
-Lo notamos.- dije acercándome a la cocina y sacando una lata de Monster. -¿Quieres?
-Claro, yo...- decía Rachel.
-No, le hablaba a Miguel.- dije y él asintió. -Si me disculpáis, iremos a mi habitación.- dije sacando otra lata y haciéndole una seña a Mangel para que me siga.

Mangel me siguió sin discutir y entramos a mi habitación. Le di su lata de Monster mientras yo tomaba de la mía.

-Aún no entiendo que hace Rachel aquí.- dijo Mangel.
-Yo tampoco. Es mi jodida casa.
-También es de Barbara.
-Sí, pero no estaban hablando como amigas...estaban hablando de mí.

El dolor nos cambió. [Segunda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora