Sé que es la despedida.

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*Ruben*

-¿Estás bien? ¿Qué te dijo?- preguntó Luna poniendo su mano en mi brazo.
-¡Suéltame! Me voy de aquí.- dije levantándome del sillón, entrando al ascensor sin explicación alguna. Pero antes tomé las llaves del auto de Samuel.

Ya cuando estaba solo, empecé a sentir como mis ojos se cristalizaban. Fruncí el ceño, negándome a llorar. Apreté mis puños y golpeé una de las paredes del ascensor. Molestia, tristeza, una combinación de ambas. Mi madre se había puesto mal, estaba en el hospital. Y los doctores no creían que sobreviviría.

Llegué al último piso y prendí el auto de Samuel. Me daba igual si esto le molestaba, me daba igual cualquier cosa que pasara. Iba a ver a mi madre.

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-Buenos días, ¿Qué desea?- preguntó una mujer que atendía el hospital. Le dije el nombre de mi madre y le pedí la habitación. -Habitación 302. ¿Es su familiar?
-¡Soy su hijo!
-Déjeme ver papeles y lo dejaré pasar.- dijo viendo su computadora. Empecé a mover mi pierna de los nervios y la impaciencia. -Esto tardará un poco, tendrá que esperar.
-Sí, eso no pasará.- dije tomando la llave que estaba en su escritorio, la cual había sacado cuando me dijo el número de habitación.

Salí corriendo hacia la habitación de mi madre, pero no porque me importara si la enfermera me atrapara, sino porque tenía que ver a mi mamá.

Puedo ser frío y eso, pero ella es mi madre y está muriendo.

-¡Mamá!- dije entrando de golpe a la habitación, donde estaba el padrino tomando la mano de mamá, que estaba con los ojos cerrados. -¿Está bien?
-No...Está inconsciente.- dijo el padrino. -Vomitó sangre hace unos minutos. Los doctores nos dijeron que deberíamos despedirnos ya. Yo lo hice.
-¿Puedo tener un tiempo a solas con ella?- pregunté mirando a mi madre, echada en la camilla. El padrino asintió y salió de la habitación. Me puse de cuclillas al lado de ella y tomé su mano. -Mamá...no soy pesimista, soy realista. Sé que a lo mejor no sobrevives a esto...Y, de alguna manera, será mejor para ti. Sufrirías más quedándote aquí, y no solo por la enfermedad, también porque este mundo es una mierda...Será aún peor sin ti.- dije y mi voz se quebró. Empecé a llorar y no podía pararlo. -No me dejes solo...Por favor...¡Joder, esto es mi culpa! Debí estar ahí, debí apoyarte siempre...Lo siento. No fui suficientemente cariñoso, no fui suficientemente positivo...No fui suficiente.

Apoyé mi cabeza en mi brazo, sin soltar su mano. Me dolía la cabeza del llanto y no sabía que hacer. Sabía que era una despedida. Sabía que era el final.

<Ritmo cardiaco: Lento>

<Ritmo cardiaco: Normal>

<Ritmo cardiaco: Acelerado>

<Ritmo cardiaco: Detenido>

El dolor nos cambió. [Segunda Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora