Los mataré
A cada uno le arrancare la piel muy lentamente hasta dejarlos en huesos.
Me encerraron
De nuevo.
La habitación sigue siéndome familiar, mi mente sigue confundida.
Se fueron a una famosa discoteca de la ciudad y me abandonaron los muy hijos de puta, me encerraron, me dejaron con agua y comida como a un perro y salieron corriendo antes de que los atrapara con mis manos o una patada en las bolas.
Se salvaron, yo no.
Llevo una hora forzando la cerradura, pero parece que es imposible.
Me dijeron que iban a una reunión en un concurrido local y que no confiaban lo suficiente para dejarme explorar el departamento de nuevo, claramente peleé con uñas y dientes, pero son tres, si escapaba de uno el siguiente me sostenía, y fui como una muñeca de un lado al otro.
Una muñeca poseída, claro está.
Intento calmar mi respiración y me resigno acostándome en la cama, siento como mi cuerpo se relaja en cuanto siente el colchón debajo de él.
Lo siguiente que hago en esta noche es en pensar todas las formas en las que puedo terminar con sus vidas y por fin ser libre de aquellos hombres que dicen que alguna vez me pertenecieron y yo a ellos.
Es ridículo.
No olvidas a alguien que amas, ¿cierto?
Me niego a seguir intentando rebuscar información en mi mente en vano, no los recuerdo,
¿Son familiares? Quizás, pero nada más.
Pero desde que ellos salieron un pinchazo de preocupación me incomoda, no debo sentir esto por ellos, miedo de que salgan heridos o quizás que nunca regresen, debe ser porque si ellos no vienen yo moriré en esta habitación llena de esa sensación familiar que me asusta levemente.
Miro al techo y pienso en Seren, ella está bien de eso estoy segura.
Escucho pasos acercándose a mi habitación, me escondo detrás del armario y con una botella de agua la utilizo como mi arma, quizás uno de ellos se olvidó algo y quería pasar a ver si sigo encerrada como me dejaron.
Los matare.
La puerta se abre de un tirón y un sujeto entra a la habitación, no reviso que sea uno de ellos, solo me lanzo hacia adelante, le doy una patada en el rostro con fuerza y luego golpeo sus bolas, le lanzo la botella a la cara y salgo corriendo, escuchando sus gemidos de dolor.
Suelto una carcajada y corro a la otra habitación, sé que no puedo intentar huir por la puerta principal, ya debieron eliminar cualquier huella que tenía antes, así que necesito bloquear al que sea que se atrevió a entrar a mi habitación, enciendo la luz.
Veo una reluciente navaja sobre la mesa alado de la cama, corro hacia ella y me vuelvo a esconder, esta vez el tipo no va a tener opción, o se muere justo ahora o moriremos peleando, pero no me daré por vencida, nunca.
La puerta se abre de golpe, otra vez, y corro impulsándome a saltar sobre él, siento sus manos sostener mis muslos, mi rostro queda a centímetros del suyo y la navaja está tocando su cuello dejando un hilo de sangre.
No nos movemos.
No respiramos.
Unos ojos azules feroces responden mi mirada de psicópata.
Odín.
Mierda.
—No me disculpare por haber golpeado tus bolas, en mi defensa me encerraron como si fuera un perro con rabia, mientras ustedes seguramente estaban disfrutando del lugar con mujeres sobre sus piernas y un puto whisky en sus manos.
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Oxígeno.
RomanceOxígeno. Algo que necesitamos para vivir, nuestros pulmones se llenan de él y gracias a aquello nuestro sistema funciona. Ellos para mi fueron Oxígeno. Me mantuvieron con vida cuando sentía que me ahogaba. Me sostuvieron cuando mis pulmones colapsab...