CORRE. 11

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Me aferro a ella en un abrazo que intento nunca romper.

—Tienes mi número, si necesitas algo no dudes en contactarme y muero por conocerla— susurra cada palabra para no ser escuchada.

Antes de que ellos llegaran le conté sobre Seren, ella quedo emocionada por algún día presentarla a mi hija, le dije que guardara el secreto y sé que lo hará, también puede que me ayude si en un mes no logro recordarlos por completo, me dio su número privado al que nadie más tiene acceso excepto yo.

Es triste tener que distanciarnos, pero sé que quedarme aquí es ponernos en riesgo, vamos a ir directamente al aeropuerto, no queremos otro altercado y Jenn con Dimitri dijeron que iban a poner orden en la ciudad para que no volviera a pasar a menos que quieran que la mafia rusa se ponga al frente.

—Adiós Eli— tomamos distancia y con una mirada llena de tristeza me alejo, ella estará bien con Dimitri, aunque el estará bien con ella, sabe defenderse y estoy orgullosa de la mujer en la que se convirtió en estos años.

Niels toma mi mano guiándome al auto negro que espera por nosotros, todos guardamos silencio durante todo el trayecto, incluso en el jet.

Tenemos una conversación pendiente, pero estoy agotada, mi cabeza duele así que no desaprovecho la oportunidad de dormir un par de horas, luego me enfrentare a los tres demonios frente a mí.

'''''''

—Despierta, ya llegamos— la suave voz de Niels me trae a la conciencia, esta frente a mí, su expresión es seria y yo no olvido lo que les prometí hace un par de noches.

Claro que ahora ya se el contexto, pero ninguno se ha disculpado conmigo, su comportamiento y el poco intento de hablar sobre lo que está pasando me saca de mis casillas.

Desabrocho mi cinturón y el sale del jet sin esperarme.

Suelto un suspiro cansado, mientras imito su acción.

La fría brisa de Moscú me saluda, me encargo de cubrir mi cuerpo con la chaqueta de Jenn, ellos están dentro del auto y un señor vestido de negro me espera con la puerta abierta, miro detrás de nosotros cinco autos más los escoltan.

Me dirijo al que está detrás de el de ellos y sin esperar subo y cierro la puerta tras de mí.

El conductor me mira entre sorprendido y temeroso, bastante normal teniendo en cuenta que una asesina está sentada en la parte trasera del auto.

—Vamos— ordeno, salimos primeros seguidos de los demás.

No sé cómo se supone que ellos piensan solucionar esto, pero esta noche será la última que pase en aquel departamento.

En cuanto llegamos, un hombre abre la puerta por mí, camino con seguridad al ascensor y cuando coloco mi dedo en el botón la huella no coincide.

Borraron mis datos.

El hombre a mi lado se acerca y presiona el botón, claro que su huella está registrada, supongo que los hermanos están pronto a llegar, no pienso esperarlos.

Subimos juntos y en cuanto se abren las puertas ingreso, él se queda en el ascensor y baja, supongo que no tiene permiso para entrar, camino directo a mi habitación y abro una maleta, guardo ropa y mis cosas personales.

Debo salir de aquí, necesito volver a mi vida de antes sin ellos y buscare alguna manera por mi cuenta para volver a recordar mi pasado.

Ya con mi maleta lista abro la puerta.

Me tenso de pies a cabeza al verlos parados frente a mí, siguen con la misma ropa y sus expresiones despreocupadas.

Maldigo a mi corazón por latir de una manera acelerada cada vez que los tengo cerca.

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