RECUERDOS BORRADOS. 12

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Un hombre bajito y calvo entra a la casa, escanea con su mirada el lugar antes de acercarse y en cuanto nuestras miradas se encuentran se tensa de pies a cabeza, su mirada cambia a una de lastima y noto como su nerviosismo incrementa a medida que se acerca.

—¿Me recuerdas? — pregunta casi en un susurro y con temor.

Niego, y el alivio aparece en sus ojos negros, por unos segundos mi cabeza duele, pero ningún recuerdo llega.

—¿Tienes todo lo necesario? — la voz de Niel por primera vez en lo que llevo con ellos es tranquila y baja, casi como un susurro, no puedo evitar girarme y mirarlo confundida.

¿Se ve triste?

—Si, lo tengo todo, ¿Dónde lo vamos a hacer?

George se ve mas confiado que al principio.

Odín toma mi mano y nos dirige a todos al segundo piso, intento fingir que estoy calmada y que nada de esto me está asustando, pero noto cuando entre ellos intercambian miradas llenas de preocupación, incluso Daven se ve inseguro, como si ninguno estuviera de acuerdo con esto.

Niels abre una puerta y al entrar noto que toda la habitación esta pintada de blanco, desde el piso hasta el techo, en medio de esta solo hay una cama, no hay ventanas ni otras puertas más que la de la entrada, la mano de Odín se aferra a la mía, arqueo una ceja mirándolo confundida.

—¿Estas bien? — pregunto en un susurro, baja su mirada y noto como su ceño se relaja, asiente, pero de su boca no sale nada.

George comienza a sacar de su maletín un montón de máquinas y de inyecciones llenas de un líquido negro.

Mi corazón se acelera y retrocedo dos pasos, no llego muy lejos cuando el pecho de Daven me detiene, sus manos sostienen mi cintura y me mira confundido.

—¿Sucede algo?

Mi respiración es irregular y mi cuerpo entero tiembla, sigue mi mirada hacia aquellas agujas.

Odín toma mi mano e intento respirar.

—Nunca habías tenido fobia a las agujas antes— me dice confundido, incluso yo no entiendo el por qué de mi terror hacia aquellas cosas, mi cabeza en este punto parece que en cualquier momento va a explotar en mil pedazos.

—Es momento señores— George llama nuestra atención, el agarre de Daven se vuelve más fuerte y Odín me suelta mientras pasa sus manos por su cabello, Niels esta arrimado en una pared y evita mirarme.

La imagen de Seren llega a mi mente y me remuevo incomoda.

¿Y si me sucede algo mientras hago esto? ¿y si la dejo sola en un mundo lleno de demonios listos para atacarla?

No, no puedo hacerle eso, dejarla.

Antes de que salga corriendo, Daven me lleva hacia la cama, por algún motivo siento como si no tuviera la fuerza necesaria para irme.

Me recuesto y mientras George se prepara Daven se acerca a mi frente dejando un suave beso.

—Ojalá y nos recuerdes, no sería capaz de soportar perderte de nuevo— susurra, siento que sufre y mi corazón se encoge.

—¿Dolerá? — pregunto.

Sus bonitos ojos me miran y noto la pelea interna que tiene entre dejarme aquí o no permitir que esto suceda.

—No lo sé, pero espero que no.

George toca su hombro diciéndole que ya es momento, antes de que se aleje sostengo su mano y lo atraigo a mí, el nombre de mi hija se queda atascado en mi garganta, si algo me sucede estoy segura de que ellos podrán protegerla, pero simplemente ningún sonido sale de mi boca, solo lo miro atemorizada, como si esto no estuviera bien, lo siento hasta en mis huesos.

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