Los personajes pertenecen a la trilogía de "El corredor del laberinto" de James Dashner, lo único que es mío es la trama.
Comenten si les ha gustado, si quieren alguna escena en especial, etc.
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-Ayer quedé con Newt –le dije a Teresa, sentándome en el sofá. Era sábado, el único día que me tomaba libre de cualquier tipo de responsabilidad.
Mi amiga había decidido sentarse en uno de los sillones. Supongo que aún era demasiado pronto como para pedirle que se sentase a mi lado.
-¿Para eso me has pedido que viniese? –me preguntó, levantando una ceja. Yo negué con la cabeza. No sabía cómo explicárselo.
-No, es que… estábamos viendo una película en su casa –ella asintió con tranquilidad, como si no hubiese nada raro en lo que le estuviese contando-. Y… -suspiré y me armé de valor- y le besé.
Miré a Teresa para ver su reacción. Primero ladeó la cabeza con confusión, después abrió mucho los ojos y después sonrió. Un segundo después se debió dar cuenta de alguna cosa, ya que volvió a poner una cara neutral, seria.
-Hay algo malo, ¿verdad? –preguntó lentamente, casi con cautela. Yo asentí.
-Newt me pidió… salir con él –le confesé, intentando no mirarla.
Teresa se quedó callada un segundo, pensando en la situación. Sabía que lo estaba haciendo, casi podía oír su cerebro funcionar a toda velocidad.
-Y no sabes si estás preparado –adivinó-. No después de… -se mordió el labio inferior, preocupada. Yo asentí.
-Le dije que esta situación era confusa para mí y que me diese un par de días para decirle algo –expliqué-. La verdad es que… él me gusta mucho, pero…
-Los paparazzi te preocupan, ¿no? –volví a asentir-. Yo puedo hacer lo que sea posible para protegeros y no levantar sospechas o lo que sea –me propuso con una sonrisa-. No quiero que la sociedad te impida ser feliz.
-Tampoco sé si ahora lo que busco es una relación o algo menos serio.
-Siempre puedes hablarlo con él.
-Le podría romper. Y no quiero que alguien se rompa por mi culpa otra vez –casi grité, exasperado.
Nos quedamos callados. Al cabo de unos minutos, Teresa se levantó del sillón con un suspiro.
-Haz lo que creas conveniente. Yo lo intentaría, aunque fuese durante un tiempo. Siempre puedes dejarlo. Y recuerda que tienes mi apoyo –su sonrisa al decir la última frase me relajó, por lo que yo también sonreí y le di las gracias.
La chica se fue de mi casa, dejándome solo con mis pensamientos. ¿Qué iba a hacer? En esas circunstancias lo que haría sería llamar a Newt y olvidarme un poco de la situación, pero no iba a hacerlo. Habíamos acordado que estaríamos sin hablar hasta el domingo por la noche, a no ser que tuviese una respuesta antes de esa fecha.
Abrí el ordenador y busqué mi nombre en Google. Quitando el artículo de Wikipedia, había un montón de noticias sobre mi papel en la película de El investigador del claro. También había varias imágenes editadas donde salíamos los actores confirmados con sus respectivos papeles. No pude evitar fijarme en que siempre estaba al lado de Newt, sonriéndole y mirándole. Realmente la gente era buena con el Photoshop, ya que por un momento me pregunté si de verdad me habían hecho esa foto.
No quise entrar en Tumblr, ya que sabía que los collages y los FanArts serían más subidos de tono. Típico.
Decidí salir a dar una vuelta. Intentaba que el mínimo de gente me reconociese, y si ese mínimo era cero, mucho mejor.
Mis pies me llevaron al parque. Tuve entonces una idea. Fui por el camino que había recorrido con Newt hasta llegar a los arbustos que llevaban al pequeño claro. Me aseguré de que no hubiese nadie y entré en el túnel.
Cuando estaba a punto de salir por el agujero miré para ver si estaba Newt o no. No quería encontrármelo.
No me pareció verlo, por lo que salí y me levanté, arreglándome la camiseta y los tejanos. Sin embargo, justo entonces, Newt se asomó por detrás de un árbol y abrió mucho los ojos.
-No te esperaba ver aquí –dijo con tranquilidad mientras se levantaba. Sabía que toda esa calma era mentira. Sus ojos reflejaban impaciencia, nerviosismo. Creo que esa noche no había dormido, ya que tenía unas ojeras grisáceas y los ojos algo rojos.
-Lo siento, yo… –empecé, pero no sabía cómo continuar-. No tengo la respuesta.
Newt pareció decepcionarse, sin embargo no quiso mostrarlo. Intentó acentuar su sonrisa, pero falló y puso una expresión neutral.
-Si la respuesta es que no, no te preocupes –me dijo, intentando sonar como si no le importase. Yo sabía que sí le importaba.
-No es eso, Newt –dije, apoyando una mano sobre su hombro-. Es que… hace unos meses terminé una relación con alguien cercano –no sé por qué no quise decirle que Teresa me había dejado- y no quiero romperte.
Newt sonrió con tristeza y me dio un abrazo. Lo acerqué hacia mí y él apoyó su cabeza en mi pecho. Noté mi corazón acelerándose, algo que solo el rubio podía hacer.
-Te has puesto nervioso –dijo él, divertido.
-Eso es porque me gustas –contesté. Ni siquiera fui consciente de haberlo dicho, simplemente lo hice.
-No voy a presionarte –dijo después de unos segundos en silencio.
-Gracias –susurré y le di un beso en la cabeza. Casi noté cómo sonreía.
Estuvimos abrazados un rato más hasta que se separó de mí.
-No saber nada de ti todo este tiempo ha sido duro para mí –me dijo, mirándome a los ojos. Supe que no mentía.
-Si nos vimos ayer por la tarde –sonreí. Él hizo lo mismo.
-¿Y? –preguntó.
Si no fuese porque era imposible, mi corazón se hubiese derretido. Su sonrisa ladeada, sus ojos brillantes, su pelo revuelto, como si se hubiese despertado media hora atrás… era tan adorable…
-¿Quieres venir a mi casa a jugar a videojuegos? –le pregunté. Newt acentuó su sonrisa.
-Pensé que nunca me lo preguntarías –contestó, cogiéndome de la mano y arrastrándome fuera de su escondite secreto.
No. De nuestro escondite secreto.