Los personajes pertenecen a la trilogía de "El corredor del laberinto" de James Dashner, lo único que es mío es la trama.
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Estuve hasta la tarde por allí, hablando con Newt y practicando algunas de las escenas de la película. La verdad es que, pese a no recordar con mucho detalle de qué trataba la historia, había cosas que sí recordaba. La adaptación prometía bastante.
Cuando llegó la hora de irme a casa otra vez, vi que Teresa me estaba esperando en el aparcamiento. Estaba distraída hablando por teléfono, no sé con quién. Cuando me vio me hizo una seña para que entrase dentro del vehículo, que ella no tardaría.
No entendía por qué nunca me dejaba conducir a mí cuando teníamos que ir en coche. Ambos teníamos el carnet y nunca nos habían parado por saltarnos las normas. Quizá era cuestión de orgullo, quién sabe.
Me senté en el asiento del copiloto y miré por la ventanilla, esperando a que entrase Teresa. Me gustaban mis compañeros, eran todos muy amables y divertidos. Newt me había dicho que al principio me había visto algo tímido, pero que después ya me había soltado.
Newt…
No podía quitarme al chico de la cabeza. Quizá porque habíamos congeniado muy bien después de la escena del guion en su camerino, o…
Oí que la puerta del piloto se abría.
-Menudos pingajos… -murmuró Teresa entre dientes.
Sonreí de lado. El elenco al completo utilizaba un lenguaje basado en mezclas de palabras, variaciones de otras y palabras inventadas. La verdad es que era bastante gracioso. Por lo visto a mi agente se le había pegado alguna expresión.
-Tengo una reunión en diez minutos –me aclaró antes de poder decir nada-. No me habían avisado. No tengo tiempo para acompañarte a casa, lo siento –sonrió con tristeza.
-No pasa nada, ve a la reunión –dije, desabrochándome el cinturón y saliendo del coche-. Hablamos mañana.
-Adiós, Thomas.
Cerré la puerta y dejé que se fuera. ¿Y ahora cómo volvería?
-¿Te ha abandonado? –preguntó una voz a mis espaldas.
Reconocí quién estaba allí antes de girarme. Newt.
«En realidad me abandonó hace unos meses» estuve a punto de decirle, pero no quería que supiese que fue ella la que rompió conmigo.
-Tenía una reunión –aclaré, dándome la vuelta y encogiéndome de hombros. Newt me sonrió y noté algo moviéndose en mi estómago.
-Puedo llevarte yo –se ofreció-. De paso podemos dar una vuelta… -se calló de repente-. Si te parece bien, claro.
Yo asentí y la sonrisa del rubio se acentuó. Otra vez esa sensación en el estómago.
Me pidió que lo siguiera a su coche. Pensaba que el vehículo sería un coche caro y lujoso, pero no. Era un Volkswagen escarabajo de color turquesa. Discreto, bonito y con clase.
-Vamos, sube –me dijo, sentándose en frente del volante.
Cuando me abroché el cinturón arrancó el coche y, después de unas maniobras hechas con mucho cuidado, salimos a la carretera.
El estudio estaba alejado de la ciudad, pero podías llegar en unos cinco minutos en coche. Durante el trayecto, Newt y yo hablamos de la película, de cuándo empezaría la grabación…
Newt aparcó al lado de una cafetería y se bajó. Yo hice lo mismo. Pensé que íbamos a tomar algo, pero me equivocaba. En vez de ir al interior, pasó de largo, sabiendo que le seguía.