Capitulo 2. ¿Qué siento por ti?

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El de camisa a cuadros miraba la practica desde las gradas, hacía una tarde bastante agradable, cielo despejado, sin pizca de viento, y un sol algo agresivo pero no demasiado, en el campo se encontraba el equipo, no eran demasiados solo 11 para ser exactos contando a Miles quien era el sub capitán, llevaba una camiseta gris, tenis deportivos y como complemento una gorra azul, no tardó en saludar a su amigo moviendo su brazo entero y con una sonrisa amplia mientras que por otro lado Waylon sonrió con una leve timidez devolviendo el saludo.

Entonces el entrenamiento comenzó, hicieron una fila en vertical con una distancia de un metro y medio, cada arquero tenía su propia diana a una distancia considerable, y tras el sonido de un silbato, se empezaron a oír como las flechas salían disparadas de los arcos, como los filos de las puntas se clavaban en las dianas o hasta en el césped del campo, a esto Waylon le prestaba atención, pero más que a la práctica, sus ojos se los llevaban Miles, detallaba cada movimiento de su cuerpo y sin que se diera cuenta, adoptó una posición bastante relajada con el puño en su mejilla apoyando sus codos en sus rodillas, a su cuerpo se le olvidó parpadear en ese preciso momento, sus labios se empezaron a aflojar, separándose levemente y sus ojos se entrecerraron, la sangre poco a poco subía a su cara.

La práctica duro 40 minutos y cuando finalizó el equipo se dirigió a los vestidores, algunos para bañarse y vestirse y otros para simplemente cambiar la ropa algo sudada; Hamilton hizo lo segundo. Mientras entraba a un cubículo retiró la gorra algo cálida por el sol, se quitó la camisa algo sudada, con un pañuelo limpio y seco removió algo del sudor que había en su torso bien marcado, sacó de su bolso un desodorante en spray y lo aplicó en sus axilas para después ponerse una camiseta limpia, salió del cubículo y se despidió de algunos colegas que habían afuera y se dirigió a la salida del instituto para encontrarse con su tradicional acompañante, pero al salir se encontró con un compañero de deporte.

- Eh Theo - Dijo con tono animado, en la cara de Hamilton se reflejaba sorpresa, se quedó por unos milisegundos preguntándose si si era quien pensaba, y al ver que estaba en lo correcto no tardó en saludarlo con una sonrisa. Theo Null, llevaba dos años en la academia desde antes de que entrara Miles, la palabra popular, no lo definía muy bien que digamos, pero ciertamente era popular entre las chicas, su cabello café maderoso, ojos saltones acompañados de un vivo color azul cobalto similares a la oscuridad del océano y su tono de piel, no tan claro como el de Waylon sino uno casi medio; ciertamente no eran los mejores amigos y menos compañeros de equipo pero claro ¿Qué esperarse de Miles Hamilton? Que si fuera por el saludaría hasta las piedras.

- Miles...Tanto tiempo - Bajó su pie de la banca, ya había terminado de atar sus zapatos, giró su cabeza hacia el lado para ver de quien se trataba, le dedico su sonrisa ladina, dientes perfectamente alineados y blancos, cada vez que lo hacía los dejaba relucir mientras alzaba levemente las cejas, tenía razón desde la temporada del año pasado no hablaban.

- ¿Irán a las estatales? - Preguntó interesado el arquero.

- Quien sabe, el equipo ha estado algo desanimado - Theo era el #56 el equipo de Rugby, normalmente todos los años iban junto al de baloncesto, el castaño sonrió. - Fue un placer verte, hasta más ver, Hamilton - Se despidió con la mano mientras volteaba su cuerpo, el entrenamiento de su equipo era una hora después del de ojiverde.

Mientras tanto el mayor estaba parado apoyándose en las barandas de la entrada del colegio chequeando su Twitter, no había nada realmente interesante, solo algunos hilos del congreso gubernamental, un aviso de un concierto de pop, alguna celebridad diciendo burradas, cosas que no le llamaban la atención al oji miel, volteó hacia una de las ventanas del instituto observando su reflejo, sus cejas se levantaron drásticamente y sus músculos faciales se tensionaron, ¿En qué momento sus mejillas se habían colorado? ¿Se había quemado?, no le hallaba otra explicación, no podía ser un sonrojo... ¿O sí? Pero en eso, fue sorprendido por su amigo.

- ¿Desde cuándo tan galán? - Dijo de forma bromista el de piel clara, asustando a su amigo, apareciendo detrás de la pared.

- ¡M-miles! - Alzo la voz avergonzado.

- ¿Qué tal la practica? - Pregunto el castaño mientras caminaban hacia el coche.

- Para ser el segundo al mando, dejas que desear - Dijo Fleming con un sin interés fingido, lo cual hizo reír al de ojos verdes.

- Como lo diga señor - Respondió después de una pequeña risa, para después dejar su brazo descansar en los hombros ajenos, observó más su cara, dando se cuenta de un cambio de color en ella -Oye... ¿Qué te paso en la cara? Esta algo roja - Se preguntó el más alto, conmocionando al segundo.

- ¡M-me quemé! - Respondió con rapidez y apenado Wal.

- Pero si ni había sol - Contra argumento con inocencia.

- ¡Mi piel es muy sensible!

Dejando el tema de lado, ambos se dirigieron al vehículo, y ya dentro empezaron el viaje de vuelta a casa.

- ¿Qué harás este finde? - Preguntó curioso y con algo de vergüenza del episodio anterior.

- No lo sé, tal vez Jackson venga de visita y lo cuide - Respondió el conductor.

- Tu medio hermano ¿Verdad? - Dijo dudoso su amigo.

- Sep, ¿Por qué lo preguntas? ¿Querías tener una salida?, Porque dudo que quieras hacer de niñero - Dijo risueño el deportista.

- Realmente no tengo problema...De hecho - Dijo casi susurrando mientras apoyaba su codo en el marco de la ventanilla, la cara de Miles reflejó asombro por unos segundos, para luego tener una sonrisa tranquila en ella.

- Ya veo...Bueno aquí es tu parada - Dijo mientras paraba el auto y ponía las estacionarias.

- Nos vemos mañana - Se despidió el rubio rojizo.

- Adiós - Dijo feliz, luego de decirlo, Waylon se bajó del auto y entro a su casa, sin que este se diera cuenta, Miles se quedó observándole desde que sacó las llaves de su bolsillo hasta que pasó por el marco de la puerta, para después mover la palanca de cambio y seguir su camino.

...

Entre a la casa, cerrando la puerta tras de mí.

- ¡Mamá, papá ya volví! - Dije alto para luego subir a mi cuarto, me tiré en mi cama, chocando mi cara con las almohadas, dejando el bolso en cualquier lado del piso, tenía un montón de pensamientos en mi cabeza, voltee mi cuerpo boca arriba y me quede mirando al techo, sin sentido alguno, mi mente estaba perdida, coloqué mi brazo sobre mis ojos cerrados, mire si la puerta estaba cerrada, el cual era el caso.

- ¿Que me pasó durante el entrenamiento del equipo? Aunque... Miles se veía...bastante bien - Dije para luego voltearme de lado, abrazando una de las almohadas - Joder él se le da bien en todo...en el futuro...ser parte de su vida deberá de ser genial... - Sin darme cuenta, mientras lo decía, oculté mi boca con la almohada, como si no quisieran que me escucharan, tanto que no sé en qué punto dejé de pensar, o al menos en voz alta - Lo que les pasó a mis mejillas...no era un sonrojo ¿Verdad? ¿Qué me haces? ... ¿Qué eres para mí...Miles Hamilton? - Pensé.

...

Después asegurarme que Waylon entrara a su casa seguro, seguí mi camino hacia la mía y tras unos 15 minutos llegué, dejé el auto estacionado enfrente, salí de él y le puse seguro mientras cruzaba la calle, puse la llave en la cerradura y entré; vi a mi padre viendo un partido de beisbol, eran los Chicago Cubs contra los Minnesota Twins, no me llamaba mucho la atención asique no me importo perderme una parte de él.

- Hola pa, ¿Cómo te fue en el trabajo? - dije mientras dejaba las llaves del Nissan en el portallaves.

- Bien hijo... ¡No, eso fue trampa, ni bateo bien! - Me respondió estando más interesado más en el juego, solo me limité a sonreír para luego ir a la cocina la cual era semiabierta permitiéndome tener una vista hacia la sala y las escaleras para el segundo piso; empecé a echarle platica a mi padre.

- ¿Jackson va a venir este fin de semana?

- Si, el sábado por la mañana si no estoy mal.

- ¿Mi mamá viene con él?.

- No, su padre va a dejarlo.

- Entonces voy a tene...

- ¡¿Pero cómo que empieza la quinta entrada?! - No pude terminar de hablar ya que mi padre le gritó al televisor, solo reí, mientras terminaba de armar mi sándwich y subir a mi cuarto.

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