Capítulo VI

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El silencio volvió a la habitación en aquel momento, nadie sabía qué más decir, la tensión era tal que parecía estaba por explotar la habitación.

—bien... iré a hacer la cena —dijo Stanley para levantarse y salir de la habitación con los ojos cristalizados.

—es mejor que descanses un poco Dipper, te avisaré cuando esté la cena.

Esa fue la despedida del mayor antes de volver a dejar solo al pequeño castaño en su habitación.

Dipper solo se quedó sentado en la cama abrazado a sus rodillas, el haber dicho tantas cosas que guardó durante mucho tiempo dentro de él, ya para esas alturas hasta sentía que tal vez su hermana no se preocupaba tanto por él como él creía, le dolía pensarlo, pero tenía sentido... aunque podría ser porque ella es tan pequeña como él.

Todos los abusos ¿ella los sabía?

Todas sus ausencias ¿ella las notaba?

Su despedida ¿eran lágrimas porque se iba o porque ella no podía ir?

Las dudas volvieron a invadirlo cual parásitos en su tierna mente, como un veneno oscuro que lo llenaba de miedo y desconfianza... ¿alguna vez lo había querido Mabel? No lo sabía, nunca se lo había cuestionado en realidad siempre imaginó que su hermana no hacía nada para acercarse a él porque su madre la podría castigar como lo hacía con él, pero...

¿era eso cierto?

Podría haberse quedado ahí, dudando, sintiéndose el ser mas miserable del mundo por haber nacido en un mundo cruel e intolerante, pero aquella criatura de forma humana y rubio cabello volvió a aparecer frente a él y supo de su presencia al sentir como acariciaba su cabello con lentitud y delicadeza.

Para Mason aquel tacto era un gran consuelo.

—¿Bill? —cuestionó alzando la mirada.

—¿sí mi pequeño Pino? —habló con calma el ente misterioso sentado en la cama buscando la paz en las palabras del menor, pues su ser ardía en rabia y ansiaba la sangre de aquellos que habían dañado a su pequeño niño.

—tu nunca me abandonarás ¿verdad? —las lágrimas que se había aleñejado por años en los ojos del castaño fluían sin pausa manchando sus rosadas mejillas.

La súplica en su voz y el dolor en su mirada removieron de nuevo el interior del demonio quien sintió tanto la necesidad de abrazarlo y nunca soltarlo como la necesidad de acabar con quines había mutilado la esperanza del niño, quería herir a aquellos que hirieron a Mason.

No podían quedar impunes, tenían que pagar... pero él tenía que responder ¿en verdad nunca abandonaría a Mason? ¿en verdad podría estar con él todo el tiempo?

La respuesta fue clara en un segundo "Sí, por supuesto que estaré con él siempre", pero ¿qué tanto dura el siempre para los humanos?

—sí, siempre estaré contigo Pino —respondió con seguridad y al instante unos pequeños y delgados brazos lo rodearon apretándolo con toda la fuerza que tenían.

—gracias, Bill... —sollozó el castaño sobre el pecho del joven rubio.

El demonio se sorprendió por aquello y sintió un golpe firme contra su pecho, un latido seguido de otro, cariño humano eso lo impresionó, nunca nadie la había agradecido por haber hecho algo y el gran cariño con el que Dipper se lo dijo le hizo sentir cálido y a la vez triste.

—a ti Pino —dijo el muchacho para corresponder el abrazo acunando al pequeño en su pecho acariciando su espalda y su cabello.

¿Cómo alguien podría hacerle daño a un niño tan bueno?

Mi amigo imaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora