Capítulo XIII

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Desde aquel día ya han pasado varios años y el antes pequeño Mason Pines ya tenía 17 años, pero realmente no había llegado a cambiar mucho a como era de niño, seguía siendo curioso, imaginativo y por cosas obvias hablaba con Bill a diario pues sin importar cuanto le trataron de decir que Bill no era más que un amigo imaginario él sabía de primera mano que era real y tangible... cuando quería claro está.

Ese día estaba en el instituto en clase de biología, una de sus clases menos preferidas ya que podían enseñarle la función de la célula, pero nunca le responderían sus preguntas pendientes sobre los Donceles, había buscado por cielo mar y tierra, pero nunca encontró información relevante sobre los de "su tipo", solo sabía lo que sus tíos le habían explicado y lo que Bill le contaba, aunque eso no era mucho ya que prefería no preguntarle a Bill al respecto ya que siempre le preguntaba cosas y sabía que no podía confiar en que Bill supiera como era la biología de un doncel puesto que no era parte de esa dimensión. 

Suspiró mirando su cuaderno lleno de apuntes aburridos de cosas que ya se sabía de memoria. 

—Dipper —llamó una voz a su izquierda. 

—¿qué pasa Pacífica? —cuestionó desviando su mirada del cuaderno hacia la chica. 

—ya terminó la clase —informó esta señalando con la mirada la clase que ya estaba vacía —volviste a soñar despierto. 

—claro que no, solo no presté atención a la clase es todo.

—digamos que te creo.

Ambos jóvenes rieron y tomaron sus cosas para salir del salón e ir al patio pues ya se había acabado su jornada escolar y en el caso de ambos sus padres los iban a recoger, para Dipper Stan era como un padre, Solo por seguridad ya que a ninguna de las familias les gustaba que sus pequeñines volvieran a casa caminando porque "cualquiera les podría hacer daño".

—¿y podrás ir al baile de Halloween este año? —cuestionó la rubia mirando a su amigo tras guardar su teléfono en su mochila. 

—todavía no lo sé, mis tíos dicen que no me dejarán ir si no accedo a traer una pistola eléctrica conmigo así que meh —respondió el castaño alzando sus hombros con desinterés. 

Nunca había ido a un baile por orden de sus tíos quienes le decían: "cualquier idiota podría hacerte algo, a no ser que lleves una de las armas de Ford no irás a ninguna parte", sabía que era porque su "periodo" (como su tío Ford le llamaba a la época en la que sus feromonas eran más fuerte y atractivas para los hombres) podía llegar en cualquier momento sin que se diera cuenta y eso podría terminar muy mal... Dipper suponía que tal vez ese "periodo" que tenía era como la ovulación en la mujer pues era mucho más fértil durante esa época del mes, pero no tenía forma de detectarlo todavía. 

—tus tíos son demasiado sobreprotectores... estarás conmigo todo el tiempo y saben que puedo contratar un par de guardaespaldas si quiero no tendrían que ponerse así —bufó molesta la rubia pues nunca había podido pasar un solo baile junto a su amigo quien era el único chico que le agradaba en todo el pueblo.

—lo sé, pero ya sabes como son... igualmente trataré de convencerlos para ir esta vez. 

—esos espero porque será un baile de máscaras y tengo un disfraz perfecto para ti —sonrió pellizcando con cariño la mejilla del castaño. 

—auu, bien, bien, haré lo mejor que pueda para que tu dinero no sea gastado en vano. 

—me gusta oír eso —asintió la chica. 

Esas fueron las últimas palabras de su conversación hasta que se escuchó el sonido del claxon de la limusina de pacífica y del auto de Stanley, ambos jóvenes se despidieron con una sonrisa para irse ambos hacia el auto que les correspondía. 

Mi amigo imaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora