Extra no. 1

222 42 25
                                    

Explicación

Ya habían pasado muchos meses desde aquel concurso que el joven castaño ganó gloriosamente el concurso de belleza de Gravity Falls, desde entonces ha mantenido una relación pública con Bill el cual poco a poco se fue acostumbrando a su cuerpo humano y a los comportamientos de los mismos, pero todavía habían dudas de parte de los mayores quienes, desde que vieron que ese chico parecía ser la representación exacta del Bill que Dipper mencionaba cuando era pequeño, comenzaron a dudar de si este realmente era humano o siquiera real ya que parecía sacado de un fantasía al ser tan... Peculiarmente atento, no les molestaba que tratara tan bien a Dipper, pero era tan caballeroso que no parecía ser de esa realidad lo habían ignorado por un tiempo "Debe ser extranjero" pensaban imaginando que tal vez solo era por su relación tan reciente con Dipper y por dejar una buena impresión, pero luego de que ese chico pasara varios días en la cabaña y que el laboratorio de Ford mostrara como el índice de extrañeza había aumentado el doble desde que ese chico comenzó a casi vivir en la cabaña era imposible no tener sospechas de que  en definitiva, ese chico no era humano.

—¿No te parece demasiado extraño? —cuestionó Stanford a su hermano gemelo Mientras tomaba un par de sodas en el porche de la cabaña mirando el patio.

Dipper había salido a una cita con Bill hace unos minutos.

—más de lo que crees —suspiró el doncel mayor tras beber un largo trago de soda —me parece extraño... más por como vuelve locos tus detectores de locura.

Ambos adultos suspiraron con frustración, no les gustaba sentir que tal vez, solo tal vez, exageraban un poco al creer que Bill no era de esa realidad ya que claramente tenía cuerpo humano, todos podían verlo y más aún amaba tan hermosamente a su querido sobrino, prácticamente hijo,  quien desde la aparición de Bill no hace más que sonreír y estar bien, pero esa espina de que no era real no abandonaba sus pensamientos o que al menos no pertenecía a esa realidad, por alguna razón era algo que no dejaban de pensar. 

—¿crees que sea prudente preguntarles?

La voz de Stanford mostraba dudas en realidad temía que ni Dipper supiera que Bill no era de esa realidad o lo que fuera ya que, de ser así, podrían desilusionarlo o arruinarle el lindo momento que está viviendo en su vida.

—creo que tengo una forma de lograrlo sin decirlo —mencionó el doncel mayor.

A pesar de sus dudas aquella era una mejor forma de hacerlo en vez de llegar con su sobrino y preguntarle "oye ¿Estás seguro que tu novio existe?" Sabían que existía, pero por alguna razón dudaban que fuera una existencia natural había algo extraño en él como nunca antes habían llegado a sospechar o al menos hasta que recordaron algo, una pequeña aparición de sus primeros años en aquel pueblo la historia de un desconocido ser de cabellos dorados que vivía en el bosque, ellos solo lo habían visto de reojo una vez cuando se adentraron en el bosque para explorar, pero ahora comenzaban a atar cabos ¿podría ser siquiera posible? 

—¿pensaste en lo mismo que yo? 

—si pensaste en que Bill puede ser esa cosa que vive en el bosque pues sí, pensamos lo mismo. 

—hay que hablar con Dipper cuando vuelva...

Aunque tuvieron que esperar variar horas para que eso pasara ya que Dipper no llegó hasta entrada la noche, de nuevo había tenido una gran aventura con Bill en una de las tantas dimensiones donde podía ingresar el demonio sus citas se basaban en eso, si querían algo emocionante viajaban a alguna dimensión por el multiverso, pero si querían algo tranquilo solían ir a comer al pueblo o a dar paseos por el bosque algo que también amaban pues ese viejo bosque guardaba miles de sus recuerdos tanto felices como trágicos y el pasear entre aquellos pinos viejos le traía de nuevo aquellas vivencias de otras vidas en las cuales pudo ser feliz con Bill, era un misterio como podía ir recordando poco a poco aquello le hacía pensar en como Bill podía llegar a estar tan melancólico ante ciertas circunstancias pues aún podía notar la forma tan triste que adoptaba su mirada al ver el cielo nocturno, eso era algo que notaba más cuando era un niño ya que con el tiempo esa tristeza era reemplazada poco a poco con un fascinación extraña... era como la admiración de algo rutinario ante los ojos cansados de un aventurero. 

Mi amigo imaginarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora