Tropezar contigo fue como una perdición de la cual no puedo escapar. El verdoso de tus ojos me envuelve en una adicción catastrófica de emociones que me impide sentirme libre. Hasta que me cruce en tu camino comprendí muchas cosas que oculte en lo m...
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—¿Nadia?—la voz de Albedo me hace eco en mi cabeza.
— Mhm— abro los ojos de a poco y me percato de Albedo mirándome. Me levanto de golpe—Me quedé dormida.
—¿Estás durmiendo tus horas de sueño?— asiento y pongo mi mano sobre mi barbilla— Tus ojos se ven cansados.
— No he dormido mucho estos últimos días.
— ¿Algo en especial que te haga no dormir?
—Sólo no concilio el sueño.— dejo descansar mi cabeza entre mis brazos puestos en la mesa.
He estado noche tras noche intentando poder esconder mi naturaleza una horas más, pero cada vez que intento más se pone difícil. Así que se me hace cansado tener que levantarme temprano para dirigirme al laboratorio. Escucho a albedo tras de mi, no presto atención a lo que hace.
— ¿Pudiste dormir?— pregunto sin levantar mi rostro de la mesa. No obtengo respuesta después de unos segundos.
— Un poco.
—¿Dónde está sucrose?— muevo mi cabeza de lado para ver su espalda.
— En Mondstadt.
No aparta la mirada del tablón de papeles de su investigación. Tan analítico sin darse cuenta de cuánto lo miro a él. Su belleza describe el significado de arte y perfección. A pesar de ser un ser artificial, cumple con todos mis gustos, y eso me hace vulnerable a él.
—¿Alguna vez haz intentado tocar un instrumento?— se gira hacia mi.
— No, no tengo mucho interés en eso.—ruedo los ojos.
— Ya veo.
Para mí la música era digna de una pieza artística. Cada vez que la escuchaba era como si mis problemas desaparecieran, por eso comencé a tocar el violín. Siempre quise tocarlo y aprender, es un instrumento muy maravilloso.
— Iré a preparar un poco de café. Te haré un poco.—me pongo de pie y busco la tetera por el laboratorio— ¿Dónde está la tetera?
— No hay.—agarra su pequeña carpeta de dibujo—Podría hacer una.
— ¿Puedes crearla? — comienza a dibujar y tan rápido cómo termina surge la tetera en sus manos—¿Qué clase de magia es está?— agarro la tetera para comprobar si es real, cosa que lo es.
— Podríamos comerlo con pastel.— su agradable voz me hace sonreír—Klee insistió en que me lo llevara.
—Imagino que lo hizo para ti.— pongo a hervir el agua—Te aprecia mucho.
—Es una niña muy energética. Klee de seguro está cuidando por mi.
—Cuando está contigo puedo notar su felicidad.— cojo asiento- Desearía poder sentir lo mismo algún día.— bajo la mirada.
