𝑨𝒄𝒕𝒐 𝑰𝑰𝑰

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Vuelvo a quedarme despierta en toda la noche, así que decido irme a dar una vuelta o simplemente quedarme sentada en el borde del puente mirando el reflejo del agua. Siento que estoy haciendo todo mal y que terminará de la misma manera que siempre. Confío en Albedo, es la persona que más aprecio en este mundo sin importar que quiera. Él no me haría daño, es una persona amable.

Dejo el viento revolcar mi cabello de un lado a otro. La noche era fría y silenciosa.

— Es muy tarde para andar afuera.— me tapo rápidamente y me sorprendo al ver a Diluc frente a mi.

— Me asustaste— doy una bocanada de aire para calmarme— ¿No estabas en el viñedo?

— Jean quería hablar conmigo.— vuelvo la vista al frente.

— Tienes mucho trabajo que hacer últimamente.— informo con la voz  apagada.

— De algo que no puedo escapar, ¿Cómo vas tú con Albedo?— se me eriza la piel y apoyo mis brazos en el borde para sostenerme.

— Bien, mejor de lo que pensé.— hago una sonrisa falsa.

— ¿Cuando dejarás de mentir?— me callo al Diluc hablarme gruñón.

— Finje que solo te digo la verdad. Se me hace imposible mentirte siempre.— saco la capucha de mi cabeza dejando mostrar mi cabello y mis orejitas.

Diluc era el único que sabía acerca de esto. Después de todo, buscaba una manera de sacarme la verdad sin importar cuanto me niegue. Agradezco que hubiera sido él, no ha dicho una palabra acerca de esto y me ayuda lo más que puede. Es como un hermano mayor para mí.

— Albedo lo sabe.— coloco mis manos en mi regazo y sollozo— Fue por accidente que me vio.

— Tienes que tener más cuidado, pero ocultarlo por siempre no te será de nada. Diona es igual a ti, quizás deberías hablar con ella.— apoya su espalda contra el borde del puente y sin mirarme sonríe— Yo digo que es algo sumamente natural.

— Para mi no lo es.— las lágrimas se me escapan sin poder aguantarlo más— He intentado hacerlo pero no termina de la mejor forma, con Albedo siento que será distinto.

— No es una mala persona, Nadia.— la llena de los dedos de Diluc me quitan las lágrimas de los ojos.

— Pareces mi hermano haciendo estás cosas.— sonrió y agarro su mano— Yo sé que algo bueno saldrá.

— ¿Y qué pasa si no quiero ser tu hermano?— lo miro asombrada.

— Me parece que estás queriendo decir algo más.— suelto su mano pero este en el instante que lo hago agarra mi muñeca— ¿Diluc?

— Estoy diciendo que no te veo cómo amiga o hermana.— me mira con dulzura.

— Espera— pone su mano en mi mejilla.

In the dustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora