𝑨𝒄𝒕𝒐 𝑿𝑽𝑰𝑰𝑰

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Ha pasado unos meses desde que Diluc falleció, y durante todo ese tiempo no he olvidado la sensación del ardor en mi pecho

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Ha pasado unos meses desde que Diluc falleció, y durante todo ese tiempo no he olvidado la sensación del ardor en mi pecho. Yo al fin me recuperé y retome todas mis tareas pendientes, y al final me nombraron caballero de favonius. No lo merezco. Era su puesto mucho antes, y ocuparlo me traería malos recuerdos, o más bien dolorosos.

Soplo mis manos congeladas y me abrocho mejor el abrigo. Ya estábamos en la época de frío y más cerca de navidad. Justo sentada en dónde habíamos sepultado a diluc; de noche y sola. Recordando cada minuto del día en que diluc brillaba por si mismo. Meto mis manos a mis bolsillo y esparso la nieve bajo los botas de mis pies.

Las cosas cambiaron y no son las mismas. Todo gira de un color gris.

Cierro los ojos esperando concentrame en el ruidoso silencio de mis pensamientos. Hablo al aire, creyendo que ahí estaba él.

— Es divertido pensar que solo bebías jugo de uva. Te veía de esas personas que tomaban vino.— agrupo unas carcajadas al ambiente.

Dolor. Me dolía el pecho.

— Pensar que tenía miedo de alguien como tú.— se me va la voz— Me atreví a hablarte la primera vez por qué tenías una similitud conmigo.

Guardo silencio. Veo las flores ya casi marchitas por el frío y me levanto a recogerlas.

— Así que aquí estabas.— levanto la vista.

— Jean, ¿Que haces aquí?

— Lo mismo que tú.

Jean deja unas flores nuevas en el lugar. No me muevo de mi sitio al Jean sentarse junto a mi. Estaba muy entregada a mi silencio que no noté como sus manos se posaron encima de las mías.

— Creo que la idea de ser caballero te ha tenido así.— muerdo mi labio interno— Son recuerdos que no quisieras tener.

— Cuando hablo de él lo único que pienso es tantas veces en que pude hacer por él. Nunca pude mostrarle como hizo conmigo.— nuestras miradas se conectan con el mismo dolor— Si hubiera una forma de decirle lo mucho que lo siento, lo haría.

— Sé como se siente no pedir perdón por tantas cosas.— se agarra la cabeza— Le di mi palabra de que sería una mejor persona para todos.

— Ya lo eres.— cambio la posición de mis manos a mi regazo— Ves las cosas con claridad y al dar el ejemplo muestras todo tu potencial. No necesitas cambiar por nadie, si no por ti.

— Algunas veces no siento que hago las cosas correctas.— estruja su pantalón— Son tareas con las que debo cargar.

Suspiro y puedo ver mi respiración por la nieve.

— Nadie es perfecto.— acomodo mi bufanda— Eres un humano como todos los demás. Hay que ser realistas.

— Me recuerdas a Diluc y sus regaños.— sonríe un poco y se retira las lágrimas. Nunca había visto a Jean llorar. Es más como la chica fuerte frente a todos y dura consigo misma.

In the dustDonde viven las historias. Descúbrelo ahora