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Escuché la puerta de entrada cerrarse con fuerza y al instante un golpe seco en la pared.

Me levanté de un salto con la mano en el pecho para sentarme en la cama y esperé paciente para ver si escuchaba más ruidos.

Tenía la respiración acelerada y la espalda empapada en sudor.

Estaba teniendo un muy mal sueño.

Soñaba que estaba en un pasillo de la casa de Mauro parada en un extremo completamente quieta, nunca volteaba hacia atrás.

Sabía que si volteaba, me encontraría.

Entonces cuando parecía decidirme a correr ––Cuatro manos me tomaban de diferentes partes del cuerpo y me estrellaban contra la pared––.

Entonces aparecía, tenía los ojos negros y las manos llenas de sangre. El cuerpo de Gotti aparecía detrás de él y recuerdo gritar y patalear, entonces Mauro se daba vuelta y lo sigue golpeando y dando patadas.

Pero lo peor, no era toda la sangre de Gotti.

Lo peor eran sus ojos.

Observándome en todo momento.

Gotti me observaba mientras la vida escapaba de sus ojos. Recuerdo llorar y gritar.

Gritaba por todas las cosas que quise decirle y no pude.

Gritaba que lo amaba y que era el amor de mi vida.

Mauro se reía y lo seguía golpeando.

Entonces desperté, las lágrimas aún me corrían por los cachetes.

La sensación de pánico aún no desaparecía de mi cuerpo, me sentía insegura en mi propia casa y esa era una sensación que no había sentido en mucho tiempo.

Sentí algo caerse de la mesa y al instante, las piernas me temblaron.

Miré hacia la ventana y a los edificios de al lado, tal vez podría gritar por ayuda..

Pero sería en vano, nadie llegaría lo suficientemente rápido para ayudarme.

Corrí y trabé la puerta con todo el silencio posible.

Las botas resonaron aún más fuerte, cuando pisaron el cristal apropósito.

Él volvió, abril.

La respiración me empezó a fallar y casi al instante, agarre el teléfono.

Otro ruido aún más fuerte resonó por la casa y las lágrimas escaparon de mí en silencio..

Va a pretender que entraron a robar y te va a matar.

Mi mente divagaba y divagaba.

Divagaba en los posibles escenarios, incluso pensé en la posibilidad de que fuera Orne.

"––Voy a dormir en la casa de Joaco, no me esperes y préstame forros––" Orne definitivamente no era.

Últimamente, ella se había unido bastante a Joaco y había formado una rara amistad al mismo tiempo, con Mateo.

Una amistad que ni siquiera ella comprendía...

Necesitaba concentrarme, pero el miedo a morir en sus manos hacía que las mías me empezarán a temblar de forma inconsciente.

Necesitaba esconderme, la habitación era un sitio demasiado fácil.

Un solo golpe en la cabeza con la mesita de luz y estaba muerta, y sin mencionar que la cama sería un "incitación" en su mente enferma para volver a poner sus manos en mi cuerpo.

Cerca de Vos •Tiago PZK•✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora