Capítulo 11

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§𝕴𝖓𝖙𝖊𝖗𝖊́𝖘§

Has que la humanidad gane, Indira.

<<Él... ¿También los quiere defender o solo lo hace para quedarse sin trabajo?, el también fue seleccionado para luchar... >> analizó, sentada nuevamente a la par de su hermano, quien estaba algo impresionado, hay que admitirlo, el padre de la humanidad era bastante hábil y fuerte.

El cual esquivaba todos los golpes que el dios intentaba conectarle, pero mientras lo hacía su visión más se forzaba, todos en las gradas estaban conmovidos al ver como el rubio daba todo para proteger a los que amaba, el humano daba todo sin parar, incluso cuando había dejado de respirar, golpe tras golpe que propicionaba el le devolvía otro, aún con los ojos ciegos, dio todo en la pelea.

Cúando la deidad calló rendido al suelo, cansado y sin fuerzas para seguir, y cuando Heimdall estaba por anunciar su derrota se dio cuenta de que el humano había fallecido, el sol le daba la espalda, con el puño en alto y la sonrisa en la cara. La humanidad nuevamente había perdido, sin embargo había ganado otra cosa, emoción, esperanza y ganas.

¿Ganas?, si, ¡GANAS!, ganas de ganar, ganas de vengar la vida de su padre quien no dudo ni pensó en tener motivos para defenderlos, sólo lo hizo. Porque es lo que un hombre hace.

— Que conmovedor — murmuró la Diosa Hindú, secándose una lágrima de su ojo derecho.

— ¿Qué tiene de conmovedor? — pregunto el Dios Hindú a su lado.

— Cosas de mujeres. — respondió rápido, para levantarse — Iré a pasear un rato, envía a alguien a buscarme cuando él tercero comience.

El de tes morada no tuvo más remedio que asentir ya que su hermana ya se habia levantado, aunque era una Diosa sin ningún influencia específica o muy directa, no le gustaba quedarse sentada en un mismo lugar, se desplazaba constantemente para una mejor visión y a gusto de ella.

Camino para alejarse del bullicio de las deidades para ir nuevamente al árbol tranquilo donde conoció al Budista que la relajo en un buen momento de tensión, con el objetivo de hacer lo mismo, relajarse y si era posible, reencontrarse con aquel Dios relajado.

Camino con los brazos cruzados, pensando mientras con su pulgar rascaba su dedo mayor, ansiosa y nerviosa por el dios que mandarían en la siguiente ronda, si el "enviado" en apenas la segunda ronda era el dios padre del cosmos entonces el siguiente debería ser igual de temido y poderoso. Debería.

Mientras sus pies tocaban las hebras del pasto fresco se iva relajando un poco, mientras pensaba en que humano sería el perfecto para el próximo dios, aunque su sangre se le vino abajo cuando leyó que sería el mismísimo Poseidon, casi perdió el equilibrio y se cae, estaba pálida y temblando.

<<Demonios... Primero Zeus y ahora Poseidon, ¿que sigue?, ¡¿Ra?! >> reclamo, pero retomo su camino mientras daba largos suspiros y relajaba sus articulaciones, cuando noto que no había traído ningún dulce para comer, fue cuando se empezó a palmear la frente en modo de auto-regaño.

Cúando llegó al lado del árbol, que ahora se encontraba solitario, cruzo los brazos y levantó sus talones repetidas veces mientras suspiraba por un largo tiempo, relajandose después de unos pocos minutos, para simplemente sentarse con la espalda  recargada en el tronco y las piernas separadas en un ángulo medio.

En otra parte, no muy lejos, un dios con el cabello recogido y con aretes caminaba siendo guiado por el beneficio de la duda, con los ojos cerrados y tarareando una melodia mortal que se le había pegado a la cabeza, era linda y simple, inocente. Le había agregado, además de haberle recordado a cierta Diosa Hindú.

Le recordaba a sus orbes color caramelo que seguramente eran los más brillantes que había visto, unos que con sólo probar un dulzor simple pero suave, eran capaces de brillar más que el mismo cosmos en todo su esplendor, lo adulta y niña que se miraba en ese momento, le pareció tan tierna y preciosa en ese momento.

Infló sus mejillas mientras se cubría la boca con una de sus manos, se sentía un adolescente tonto, bueno, en sí era el adolescente más fuerte de la historia, pero nunca se había sentido tan desnudo frente una Diosa, o frente a un ser vivo, esa actitud era tan despreocupada que le recordaba a como es el si alguien ponía un tazón de sus dulces favoritos en frente de él.

— A lo Jack y Rose... — murmuró soltando una risa, recordando una película mortal tan conocida y conmovedora, que mostraba como los sentimientos crecen más rápido que ninguna marea.

Nuevamente la mirada del Budista se perdió en la nada mientras caminaba, pensando en la figura de aquella Diosa castaña, sabiendo que su traición era una muy peligrosa y que por sus palabras estaba en la mira de todos los dioses de todos los panteones, y eso le daba miedo a cierto punto.

Le daba miedo lo crueles que podían ser los dioses superiores, en especial con las diosas femeninas, ya que por una razón idiota tenían menos influencia en sus panteones que los dioses masculinos, sin embargo, gracias a la relación sanguínea y sentimental de Indira y Shiva ella tenía una posición algo elevada a, incluso, las esposas de Shiva.

<<Si Bishnamontem se entera... La mataría con los demás... >> analizó preocupado, ya que los dioses de la fortuna eran bastante conocidos e influyentes en la vida humana, tenían una unión bastante fuerte y temida. Maldijo internamente no tener más dulces para comer, pues les hacían bastante falta, el dulzor del azúcar con distintos saborizantes le ayudaba a relajarse.

Emprendió camino hacia aquel sitio calmado y lleno de pasto, donde se encontraba la Diosa que no se lograba quitar de la cabeza, claro que no sabía que ella se encontraba ahí, sólo deseaba alejarse de tantos dioses egocéntricos y superficiales, cualidades de los mismos que le aborrecian en demasía.

— Jesús, ¿cuándo será mi turno? — soltó al aire, restándole importancia al nombre, con aburrimiento.

— No lo sé.

Salto en su lugar sorprendido, para voltear a mirar a su amigo, ambos miembros de los cuatro Santos, junto con un gran filósofo y otro más, sin embargo el crusificado nunca acostumbraria a movilizarse sin hacerlo de la manera más discreta y silenciosa posible, asustando a cualquiera.

Compañeros - Buddha [Pausada Temporalmente] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora