§𝔇𝔦𝔰𝔠𝔲𝔠𝔦𝔬́𝔫 𝔢𝔫𝔱𝔯𝔢 𝔥𝔢𝔯𝔪𝔞𝔫𝔬𝔰§
La hermana mayor de las trece Valkyries había interrumpido en la decisión final de las deidades, aquello era una insolencia atroz, mientras la semidiosa estaba recta, detrás de ella estaba su hermana menor temblando por el miedo.
Los cuervos que acompañaban al padre de todo en la mitología nordica, Odín, no tardaron en regañar a la azabache, quien ni se inmutó y siguió con su espectáculo. Gracias que todos los ojos divinos estaban posados en ellas, porque en cierto rostro, una diminuta sonrisa se dibujó.
— La batalla final entre Dios y Hombre; el Ragnarok — la sorpresa de las entidades divinas no se hizo esperar.
<<Vi algo inoportuno pero... Esto superó mis espectativas>> pensó la de tes morena, la cual esperaba atenta la reacción de los demás dioses, los cuales sólo se echaron a reír. Creían que esa propuesta era totalmente ridícula y que los humanos no tendrían ni la más mínima oportunidad de vencer a sus creadores.
Negaron la propuesta y decretaron nuevamente que los destruirán así nada más, algo rápido y no muy cansado; sin embargo, la castaña apoyó su mejilla en su palma, ya consiente de lo que pasaría después, claro que la primera Valkyrie no se rendiría por un simple no y unas cuantas risas, su mirada esmeralda veía fija y seriamente a las divinidades.
— ¿Saben qué? — volvió a hablar, actuando estar apenada y arrepentida — Mejor olvidenlo, olviden que dije eso, tienen razón, es algo estúpido... O no será que... hay no, que barbaridad, claro que no — habló con una expresión algo entristesida.
— ¿¡Qué!? — cuestionó uno de los cuervos al no tener la información clara.
— No será que ustedes... — empezó mirando hacia un costado, presisamente el costado donde se encontraba ella mirándola sonriente, volvío su mirada al centro de la cámara — ¿Tienen miedo de perder?.
Aquellas últimas palabras hicieron eco en toda la cámara, las deidades habían callado ante aquella "provocación" por parte de la azabache, quien tenía a la más baja temblando sin control y con diminutas lágrimas saliendo de sus ojos. Las divinidades presentes empezaron a reír a fuertes carcajadas, lo que desconserto a la menor que aun sujetaba la falda de su hermana.
Sin embargo, su calma no duró mucho, ya que pronto se escuchó el tronar de los dedos divinos en los tronos de piedra, las uñas de los pies entrerrandose en el piso y el sonido del rose molesto entre sus dientes, se habían ofendido.
Y aquello se debía a que los dioses pierden los estribos más rápido que los humanos, ya que tienen una inmensa arrogancia que es producto de su poder divino, creen que son especiales sólo por tener inmortalidad y unos cuerpos resistentes; cuando su verdadero poder está en la experiencia que acumularon por los años que les tomó llegar a esa posición.
Nadie nace con poder, nadie nace sabiendo, nadie nace corriendo.
Todos los presentes eran deidades inferiores que con arduo trabajo y dedicación llegaron a la posición que ocupan hoy, pero al parecer ninguno recordaba aquel pasado, parecía que todos pensaban que por ser de gran influencia eran intocables.
Al final, la propuesta fue aceptada, algo que ya estaba previsto por la castaña, quien se acomodo las telas en su cabeza cuando Zeus aceptó; las telas eran muy similares a las que su hermano utilizaba, sin embargo eran de un color carmín. Las deidades se retiraron a diferentes salas para discutir a los dioses que lucharían en la batalla frente final.
El de tes morada estaba con sus dos pares de brazos cruzados, con una mirada pensativa mientras los demás discutían sobre quien representaría el panteón Hindú en el Ragnarok, sus tres esposas se encontraban a su lado, mientras que su hermana estaba algo lejos de él.
— ¿Me dirás el por qué? — habló demandante después de minutos en silencio.
La sala calló de inmediato, incrédulos, aunque ya todos tenían una idea sobre a quién se estaba dirigiendo Shiva, se podía ver perfectamente en su mirada color marrón claro, sus orbes estaban centrados en el punto medio de la sala, con el seño fruncido.
— No se de que me hablas — optó por hacerse la desentendida, para evitar un posible conflicto que nadie tenía que presenciar.
— Indira, no me mientas — forzó un poco más la voz, irritado —. ¿Por qué defendiste a la humanidad?.
— ¿Algo me prohíbe hacerlo? — preguntó, frunciendo el ceño y mirando de reojo al de tes morada.
—Si yo decreto que la humanidad debería extinguirse, nadie del panteón Hindú puede contradecir mi palabra — respondió.
— Que lástima... — suspiró, curvando sus carnosos labios un poco.
— ¿Perdona?.
— Nada.
— Todos afuera — ordenó con voz de ultratumba, el rostro sombrío y ojos ajenos de cualquier brillo — Ahora.
Los demás dioses pronto abandonaron la habitación, dejando a los hermanos solos, ya que cuando ambos discutían el Destructor podía enfadarse demasiado, y con el la estratega, quien estaba de brazos cruzados, aportando más volumen a su pecho, el cual era únicamente cubierto por una tela que se dividía en dos triángulos desde el medio; color carmesí con bordes dorados, que le tapaba las zonas de los pesones solamente.
— ¿La aparición de la Valkyrie tuvo algo que ver? — empezó a interrogar.
— No — confesó, cerrando sus ojos y entrando la barbilla — Aunque predije una interrupción, no esperaba que fuese con esa intención — continuó mientras volvía a abrir sus párpados y alzaba la barbilla, colocando su mejilla contra su palma.
— Eso solo ocurre cuando predices cosas de manera subjetiva — analizó, teniendo ideas que lo hacían molestarse —, ¿Qué pasó que tenías tus emociones involucradas?.
— Nada — contestó a regañadientes, se estaba comenzando a irritar.
— ¡Indira! — reclamó una respuesta con la verdad, ya que si su hermana evadia las cosas, era porque estaba mintiendo.
— ¿¡Qué!? — exclamó, volteandolo a ver; abrió sus ojos al tope, y debido a la energía que estaba teniendo por el enfado otro par de brazos había salido abajo de los de siempre.
— ¿¡Qué tienes con los humanos!? — ambos estaban inclinados en sus asientos, notoriamente molestos, mirándose con fuego en sus pupilas.
La verdad era que si, había acompañado a los humanos para hacer prácticamente todo, la estrategia es algo que el hombre hace inconscientemente toda su vida, tener un plan de acción para cualquier cosa. Se había encariñado con las almas humanas, que los veneraban y les rezaban.
— No te ¡importa! — los dioses no podrían entrar a aquella habitación, ya que se había convertido oficialmente en Tierra de Nadie.
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Compañeros - Buddha [Pausada Temporalmente]
Fanfic- ¿Será que eres... un traidor?. - ¿Y qué si lo soy?. ....... - Eso es algo que, ¿haría una traidora?. - ¿Qué si es verdad?.