II.

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4 de marzo de 2001.

Me coloco mis zapatos con cuidado de no despertar a Zac, agarro las llaves de la casa y salgo de la habitación lo más silencioso posible.

He decidido aprovechar que Zackie duerme para salir un rato, debido a que siempre me ignoraba y hacíamos lo que él quería, pocas veces había podido ir a la sala de juegos en estos últimos meses, aún menos porque él ha tenido mucho trabajo y como su buena persona que soy tenía que ayudarle.

Entro a la cocina para tomar agua antes de irme, pero no puedo evitar terminar revisando que todo esté bien. Mi mente me obliga asegurarme que todo esté en su lugar y no haya nada que nos ponga en peligro.

Chequeo la llave del gas, listo. Las plumas bien cerradas, listo. Los platos y vasos lavados y en su lugar, listo. Aunque estoy seguro de que cerré bien la nevera, me regreso y me aseguro de que así sea.

Una vez convenzo a mi cerebro de que todo está bien, me encamino hacia la puerta. Me tropiezo con la punta del nochero de madera que teníamos.

– A la m... – me tapó la boca.

Elevo mi vista al segundo piso revisando que Zac no se haya despertado, me trago mi dolor como puedo y termino de salir antes de que el castaño me retenga.

No sabía manejar, lo intenté una vez y terminé estrellando el carro contra un póster de luz. Ese día Zac me amarró de pies a cabeza y me encerró en el closet durante un mes entero cuando se enteró lo que le había causado al auto, desde entonces nunca más tuve el valor para volverlo a intentar. Paso por el lado del Mustang negro que el castaño consiguió hace unos meses y pasó la rejilla del jardín.

Una lata se interpone en mi camino, así que comienzo a patearla el resto del trayecto. A mis espaldas siento unos pasos acercarse, comienzo a colocarme nervioso, miro por encima de mi hombro el lugar, pero no hay nadie. Mi miedo se comienza a despertar así que me subo la capucha de la sudadera y aceleró el paso tratando de mantener el control.

Doblo en la esquina entrando a la habitual calle, mi cuerpo siente el alivio y mis pasos se vuelven menos paranoicos. Entro en el local de videojuegos.

– ¡León, amigo! – saluda eufórico El chico de gafas que siempre estaba atendiendo en el mostrador.

Sonrío tímido haciendo una pequeña reverencia con mi cabeza en modo de saludo.

"¿por qué he hecho eso?" pienso extrañado.

Me siento en el sillón de juegos de carreras, echo las dos primeras monedas y me preparo a que inicie el juego.

– ¿Dónde has estado? – escucho que preguntan a mí lado.

Volteo rápidamente mi vista por unos segundos para divisar quién era la persona, Atticus estaba con la mirada puesta en él juego al igual que yo. Hago cambio y giro en la vuelta pasándome dos carros.

– Zac ha estado ocupado últimamente.

Escucho al chico hacer cambio y freno cuando me doy cuenta que no alcanzaré a dar la vuelta completamente.

– Pareces su esclavo, él sabe que eres una persona común y corriente, ¿no?

– No soy su esclavo, es mi persona, tengo que ayudarlo.

– Para ser tú persona nunca los he visto juntos.

Frunzo mi ceño molesto y hundo el botón de nitro. Sobrepaso los demás carros y llego de primer lugar a la meta. Recuesto mi espalda por completo en la silla y miro a mi mejor amigo maldecir porque se ha chocado.

ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora