III.

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13 de abril del 2001.

El sonido de la alarma de Zac hace que pegue un brinco en mi lugar. El chico a mi lado ni siquiera se inmuta, acomoda la cobija y se tapa un poco más con ella. Estiro mi brazo por encima de él y la apago volviéndome a dormir, pero, vuelve a encenderse y esta vez es Zac quien la detiene. Se levanta como si nada de la cama, me pide que haga lo mismo, pero no quiero. Quiero dormir otras dos horas más.

– Levántate, León – me pide.

Lo ignoro.

– León, despierta.

Lo vuelvo a ignorar. No intenta despertarme una vez más, por lo que creo que se ha rendido y se ha ido al baño. Y así fue, pero ha regresado con un jarrón lleno de agua y me lo ha vertido encima. Me levanto alarmado del lugar, mi cabello escurre gotas y estoy completamente mojado. Miro incrédulo a Zac quien se mantenía tranquilo en su lugar.

"Pero..." pienso.

– Te dije que te levantaras.

Es lo único que dice, voltea y se adentra en el baño. Arrugo mi frente molesto, hago un puchero y le sigo con cuidado de no resbalarme con el piso mojado. Zac iba a comenzar a cepillarse los dientes. Lo empujo leve con mi cadera, agarro mi cepillo y lo preparo para meterlo a mi boca.

– Buenos días – saluda – Perdona lo del jarrón, pero tenías que despertar.

Escupo la espuma y me enjuago la boca.

– No hables con la boca llena de espuma – me quejo.

Él repite mi acción y deja el cepillo en su lugar.

– Igual me entendiste.

Zac revuelve mi cabello juguetón con una sonrisa, haciendo que sonría de igual manera. Sale del baño conmigo detrás, bajamos a la cocina y nos prepara el desayuno tranquilamente. Ha hecho algo que no me gusta.

– ¿Desde cuándo no comes papa? – pregunta confundido.

– Desde que casi me muero ahogado por una el mes pasado.

– León, fue solo un pedazo, come.

No estoy dispuesto a comer, dejo los cubiertos a un lado y empujo el plato lejos de mí. Me recuesto en la silla y cruzo mis brazos. Zac me mira serio y vuelve a colocar el plato en su lugar. Lo vuelvo a rodar y él lo vuelve a acomodar. Me quiero levantar del sitio para irme, pero Zac arrastra mi silla con fuerza pegándola más al mesón impidiendo que pueda moverme.

– Come de una puta vez – gruñe.

Comienzo a sentirme mal por su regaño, y en ese estado me da mucho miedo, por lo que hago sin ánimos lo que ordena. Cuando voy a mitad me quita el plato y lo lleva hasta el lavatrastos junto al suyo.

– Si no quieres comerte el resto, no lo hagas – escucho que habla mientras sube las escaleras.

Nos alistamos para ir a la empresa, bajamos nuevamente y salimos de la casa. Zac le quita el seguro al auto y ambos nos adentramos. Mi estómago ruge y paso a ver a Zac quien revisa algo en su celular.

– Zackie, llévame por donas.

Él frunce el ceño y me mira. Sonrío, pero él niega. Bufo molesto y hago un puchero.

– Zac, vamos por donas – lo vuelvo a intentar, pero él sigue diciendo que no.

– ¿No tienes hambre de papa, pero sí de donas? – pregunta.

Asiento y él niega simple.

– Pero yo quiero donas.

– No me importa.

ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora