XXI.

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20 de mayo de 2002.

Estoy estático en mitad de la tienda observando cómo los chicos buscan entre la ropa algún traje que les llamara la atención. Faltaban alrededor de tres horas para que iniciara el evento de inauguración del hotel y a diferencia de las chicas no teníamos ni siquiera la ropa lista.

– León, busca algo que te guste, por favor – Zac se acerca a mí.

– No me gustan los trajes – me quejo.

– Lo sé, pero es necesario que compres uno.

– ¿No puedo simplemente colocarme un jean negro y una camisa blanca como siempre? – me cruzo de brazos.

Mi hermano da un paso al frente y soba mi cabello con una sonrisa.

– Hoy es un día muy importante y especial. Nos darán reconocimiento por el trabajo hecho – me explica tranquilo y hago un puchero – Solo por esta vez, ¿Sí?

Frunzo mi ceño y él mueve mi brazo juguetón. Suspiro, asiento, él toma mi brazo y me lleva consigo junto a unos percheros llenos de trajes de diversos colores. Noto como Atticus lleva en su antebrazo tres trajes diferentes, observa uno más, lo deja en su sitio y se adentra en uno de los vestidores. Atrás le sigue Zaid con un traje y entra en el vestidor de al lado. Paso a ver a Zac quien me sonríe, saca un traje color rojo vino tinto con camisa negra, la verdad estaba muy lindo. Me lo entrega, me da media vuelta y me empuja suavemente en dirección a los vestidores.

– No estoy muy convencido – hablo saliendo del lugar.

– Pero, ¿Qué dices? Si te ves increíble.

– Nos vemos, joder, somos muy hermosos – Atticus se acomoda mejor el traje en frente del gran espejo y gira modelando.

Zac ríe suave.

– Es en lo único en lo que estoy de acuerdo contigo, niño – dice Zaid a su lado.

Mi hermano mira su reloj.

– Apuremonos, falta poco para empezar el evento – ordena, agarra su traje y camina hasta el mostrador.

Todos entregamos nuestros trajes, entramos en una discusión corta de quién pagaba todo dónde los mayores terminaron ganando y salimos del local con las bolsas en mano. Al llegar al hotel, corrimos hasta la habitación donde Zaid y Atticus se pelearon por el segundo baño. Dejé la bolsa encima del nochero y me senté en la cama para esperar que mi persona se terminara de bañar. Cuando salió, tuve que correr al baño y alistarme lo más rápido posible, se me había hecho tarde.

La puerta de la habitación se escuchó y Atticus salió corriendo en su dirección. Se asomó por el pequeño hueco que permitía ver hacia afuera e inmediatamente abrió la puerta dejando ver a una pelirroja y una pelinegra demasiado bellas.

– ¿Estamos en el cielo, o por qué tanto ángel con nosotros? – Zaid habla llegando a su lado.

Le da un beso en el cachete a Ana, ella ríe leve y ambas entran cerrando la puerta detrás. Ana llevaba un vestido corto blanco de seda, unos tacones negros que se ammaraban alrededor de su pierna, un collar de perlas pegado al cuello y unos aretes pequeños con brillos. Su maquillaje era natural, haciendo relucir más su belleza. Llevaba el cabello suelto con pequeñas ondas y un bolso de mano plateado. Ava estaba totalmente opuesta a nuestra amiga, llevaba un vestido negro con escote en la espalda, unos tacones negros con perlas en el centro. Un collarín de seda negro con un dije de corazón plateado y unos aretes rojos sangre. Su cabello iba totalmente liso y se había pintado los mechones delanteros de un color rojo sangre que la hacía lucir muy a juego con todo. Llevaba un bolso negro de cuero que guindaba en uno de sus hombros. No podía negar que mi amiga y mi novia lucían demasiado preciosas y yo estaba babeando por una en específico.

– Van a juego – Zaid nos mira y sonríe.

Me coloco nervioso, Ava sonríe y puedo notar como la mirada seria de Zac se posa en nosotros desde el otro lado de la habitación. 

Bajamos al parqueadero dónde dos camionetas nos esperaban para llevarnos hasta el nuevo hotel. Zaid, Zac y yo íbamos en la camioneta de alante. Mi persona se encontraba serio observando su celular a mi lado. Un mal sabor pasó por mi boca, no quería que el ambiente se dañara. De repente, una notificación llamó mi atención en el celular.

Solicitud de ingreso a la universidad.

Oh mierda.

Traté de mantener la compostura y entré rápidamente en el correo.

Señor León Howard.

Es para nosotros un placer informarle que fue aceptado en la universidad estatal de San Francisco, facultad de ingeniería. En los presentes días se le estará enviando un correo con la información dada de su horario y los días de comienzo académico. Esperamos que su camino en la universidad sea una experiencia agradable y toda ayuda que necesite se le sea brindada. Bienvenido a esta gran familia educativa.

Estaba seguro que entre más leía, más ganas de llorar tenía. Quería abrazar a Zac de la felicidad y mostrarle lo que había logrado, pero todavía no le había mencionado nada al respecto y es que tenía mucho miedo de su reacción. Suspiré y guardé el teléfono nuevamente.

La camioneta se estacionó en frente de la entrada donde había un grupo de reporteros esperando nuestra llegada. Nos bajamos y nos abrimos paso en un camino que llevaba a un gran listón color rojo que cubría la puerta giratoria del lugar. Al llegar arriba, nuestro jefe nos saludó alegre con un apretón de manos y un abrazo. Nos dieron entrega a Zac, Zaid y a mí una medalla de oro y un cuadro con un reconocimiento escrito en letras negras. El señor Miller da algunas palabras de agradecimientos, un pequeño discurso sobre la nueva adquisición de la ciudad y seguido, toma las tijeras para cortar el gran listón.

Adentro había muchos invitados caminando por todo el lugar y alrededor, meseros llevaban en bandejas copas de champagne. Atticus toma una que le ofrece una joven mesera, bebe un poco y esconde su mano libre en el bolsillo de su pantalón dándole un aire superior.

"Se le da muy bien la imagen de empresario" pienso con una sonrisa mientras admiro a mi mejor amigo.

A lo lejos, noto como Zac me observa y sale del lugar. Frunzo mi ceño, pido disculpas al grupo y le sigo por dónde ha ido. Salgo a un jardín y puedo notar como mi persona está de pie junto al pequeño riachuelo que se había formado.

– ¿Zac? – pregunto con cautela.

– Es lindo – es lo único que dice.

Me da la espalda, mi cuerpo se siente raro y mis manos tiemblan.

– Zackie, tenemos que hablar – no sé de dónde he logrado sacar valentía, pero si no hablo ahora, no lo haré nunca.

Mi hermano se mantiene en su posición, no articula ninguna palabra y eso me pone los pelos de punta.

– Zac, yo… 

– Lo sé – pronuncia.

Frunzo mi ceño confundido, Zac da la vuelta y me sonríe.

– Lo sé todo, León – es lo único que dice.

Da dos pasos largos hasta mí y me atrapa en un gran abrazo. Quedo perplejo ante su acción. No sé qué sucede y tampoco como debería accionar, por lo que me limito a corresponder su abrazo. Zac soba leve mi cabello, se separa un poco de mí y vuelve a sonreír.

– Estoy muy orgulloso de ti – dice y regresa adentro.

Te demostraré mi pequeño, con mucho orgullo, que tan mío eres…

ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora