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18 de julio del 2001

– Es una bonita elección, le van a encantar.

La señora me sonríe alegre y me entrega el ramo de flores. Le sonrío tímido y le entrego el dinero para salir del local.

Me detuve en una floristería de camino al parque donde había quedado con Ava, hoy era un día especial socialmente, así que quise regalarle un detalle también. Miro a ambos lados de la calle, estaba perdido, no recordaba muy bien el camino y haberme detenido tampoco ayudaba mucho. Detuve le primer taxi que vi, acomodé el ramo de tulipanes a mi lado y le di la dirección al conductor.

Estoy nervioso, me sudan las manos y no puedo dejar de morder mis labios quitándome los pequeños pedazos de piel muerta. Era la primera vez en un tiempo que nos veríamos solos de nuevo y justamente tenía que ser en un día especial, aunque, todos los días con ella eran especiales.

El auto se detiene y le pago al conductor. Agradezco y me bajo. Había muchas personas disfrutando del día, sin embargo, el parque no estaba completamente lleno. Comencé a buscar a Ava alrededor, me detengo y saco mi celular del bolsillo del pantalón para buscar su número. Unas manos sostienen por un instante mis brazos haciendo que me asuste, giro a ver a mi atacante y Ava ríe divertida.

– Quería cubrir tus ojos, pero eres muy alto y no alcanzo – comenta entre pequeñas risas.

Me quedo perplejo viéndola, mi corazón late a mil y estoy sonriendo como un bobo mientras la admiro. Lleva su ropa habitual, que la hacía sentir cómoda y a la vez la hacía lucir tan hermosa como siempre lo es. Ava nota mi mirada fija en ella y se sonroja. Carraspeo y le entrego el ramo de flores un poco nervioso, no sabía que decir.

– Tulipanes, mis favoritas.

Sonríe y respira hondo oliéndolas. Me sonríe, se acerca rápidamente elevándose un poco y besa mi mejilla. Mi corazón da un brinco, quedo sin aliento, mi cuerpo no responde y mis mejillas se enrojecen, me siento tan feliz por ese simple gesto que podría gritar justo aquí de la emoción.

– Gracias.

Sonrío ampliamente, asiento leve con la cabeza y toma mi mano llevándome al lugar donde estaba anteriormente. Había una manta tendida en el césped y encima varios platos con comida, donas y bebidas.

– No pude conseguir mucho, mi tía nos regaló las donas, dijo que estarías feliz por ellas.

– Y está en lo cierto, todo está perfecto así.

"Aunque estoy más feliz por estar contigo" pienso mientras la miro.

Ella me sonríe tímidamente y acomoda sus gafas, se sienta y da unas palmaditas a su lado indicándome que haga lo mismo. Le hago caso y tomo lugar a su lado, ella me ofrece una fresa con chocolate y yo sonrío recibiéndola para probarla. Asiento a gusto, estaban muy ricas, Ava come una y comprueba lo que yo pensaba.

– ¿Por qué se mudaron aquí? – me pregunta mientras comía otra fresa.

Agarro una de las donas y le doy un mordisco.

– Nuestros padres nos enviaron cuando éramos más jóvenes.

– ¿Ellos viven en Hollywood?

Ladea su cabeza mientras me observa, trago asintiendo y tomo un poco de la bebida.

– Sí, pero no los vemos mucho.

Ella mira al frente pensando algo y regresa su vista a mí. Le ofrezco una galleta y ella la recibe amigable.

– ¿Por qué?

Frunzo el ceño pensando una razón por la cual no los viéramos, pero la verdad no se me ocurre nada.

– No lo sé – encojo mis hombros – Creo que Zac pasa muy ocupado y por eso no hemos podido viajar.

Ella asiente, agarra otra galleta, sonríe cuando un cachorro se acerca a nosotros y lo acaricia. El pequeño animal comienza a dar vueltas, ella se levanta de su lugar y se aleja comenzando a correr con el cachorro detrás. La observaba feliz desde el suelo, sentí una pequeña nostalgia, como si la hubiera extrañado toda mi vida y ahora por fin otra vez podía disfrutar estos espacios con ella, pero la realidad era que esta era la primera vez que la veía en toda mi existencia y eso me hizo quererla aún más.

Sentir que la conexión con una persona viene desde mucho antes de que la hayas visto, como si hubieran estado destinados a encontrase, eso era lo que sentía cada que la veía, y cada una de sus facetas me unían más a ella. Cuando estaba molesta, cuando quería algo con mucha emoción, cuando estaba triste o frustrada, cuando no entendía las cosas o cuando se concentraba mucho en algo. Cada Ava me gustaba y quería pasar el mayor tiempo posible con ella.

Ava se acerca hasta mí, agarra mis manos levantándome del suelo y me lleva con ella hasta dónde se encuentra el perro. El cachorro que no sé de dónde ha salido da vueltas a mi alrededor mientras ladra, sonrío divertido siguiéndole con la mirada, observo a Ava quien me sonríe de igual manera y vuelve a tomar mi mano para salir corriendo con el perro detrás. Somos perseguidos por todo el lugar por el pequeño animal, hasta que sus dueños finalmente se acercan para recogerlo.

– Lo siento por las molestias.

– No se preocupe, es adorable.

Me mantengo en silencio a su lado, no podía mirar a los jóvenes a los ojos por los nervios, cuando por fin se fueron Ava notó mi estado y simplemente volvió a unir nuestras manos sonriendo. Ese simple acto logró tranquilizarme por completo, y entonces entendí que su tacto me daba una paz que jamás había tenido con alguien que no fuera Zac.

Regresamos a nuestro sitio y nos acomodamos nuevamente, ella se dedicó a beber su jugo mientras yo arrancaba unos pedazos de pasto del suelo.

– Ava – la llamo inconscientemente.

Ella me observa y yo levanto mi vista hacia sus ojos. ¿Qué había hecho? ¿Por qué la llamé?

– ¿Puedo tomarte una foto?

Pregunto sin pensar, ella me mira sorprendida por un instante y sonríe alegre asintiendo.

ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora