XX.

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5 de marzo de 2002.

Zaid rodaba el carro de compras lentamente mientras buscaba entre las carnes alguna que se viera lo suficientemente deliciosa para comer. A mi lado Ava agarraba mi brazo cuál niña pequeña para no perderse entre la gente. Estábamos en el supermercado comprando lo necesario para hacer un asado en mi casa. A lo lejos veo como Atticus viene corriendo con tres sixpacks de cerveza que coloca dentro del carrito sin esperar a que alguno diga algo al respecto. 

– Estoy indeciso, ¿compramos carne de res o llevamos cerdo y pechuga? – dice Zaid.

– ¿Por qué no llevamos las tres? – pregunta Atticus.

– Porque sería desperdiciar carne. Lo mejor sería llevar carne de res y pechuga, si llevamos ambas carnes rojas no vamos a disfrutar mucho – explica Ava.

Los tres nos miramos y asentimos estando de acuerdo con el comentario de la pelinegra. El ojiazul hizo caso a lo dicho y agarró la pechuga junto con la carne de res. 

Regresamos a casa con las bolsas de compra. Estaciono el auto dentro y abro el baúl del carro para sacar todo. Zac y Ana salen de la casa y toman algunas bolsas cuando llegan a nuestro lado. 

– ¿Dónde coloco esto? – pregunta Ana.

– Puedes dejarlo en el mesón, las carnes dejenlas afuera para prepararlas… ¿Por qué han comprado más cerveza? – Zac nos mira y todos llevamos nuestra vista a mi mejor amigo.

– Nunca es suficiente alcohol – dice simple.

Terminamos de organizar todo y salimos al patio trasero. Los chicos se pusieron en disposición de preparar el asador mientras que yo ayudaba a las chicas con las verduras y los chuzos. Zaid echa la bolsa de carbón dentro y segundos después Atticus deja caer un fósforo en el lugar para encender la llama. Zac entra a la casa y sale nuevamente con una botella de whisky y una pila de vasos pequeños.

– Pero si todavía no hemos comido – se queja Ana.

– Es para calentar – mi hermano le guiña un ojo y le entrega el vaso con la bebida.

La pelirroja arruga la cara cuando el trago pasa por su garganta, Zac sonríe y veo como viene en mi dirección mientras sirve otro más. Niego rápidamente con la cabeza, pero él no parece estar convencido y extiende más el brazo en mi dirección, teniendo como única opción recibir el alcohol. 

– Por lo menos deja que se enfríe bien, joder – Zaid hace una mueca de asco y saca la lengua.

Mi hermano ríe, le sirve a Atticus y así finaliza la primera ronda de lo que probablemente termine con un grupo de amigos totalmente borrachos sin nadie que los ayude a no cagarla. Cuando el asador estuvo listo, comenzamos a colocar los chuzos y los chorizos en el, mientras que Zac les pasaba una brocha con salsa de carne de vez en cuando para que agarraran buen sabor.

– Muevete a la derecha – Zaid le ordena a Atticus.

Mi mejor amigo no le hace caso y coloca su mano por encima de la contraria, quedando en una posición extraña entre las piernas del pelinegro.

– Necesito sacarle una foto a esto – dice Ana.

– Si te mueves, pierdes – le advierto entre risas.

Zac hace girar la ruleta y el palillo negro cae en la mano izquierda y color azul. Estábamos jugando twister, habíamos terminado de comer y teníamos dos botellas de whisky y cuatro lata de cervezas encima – O por lo menos yo –. No sabíamos qué hora era y no recordaba mis cuando comenzamos a jugar, pero estaba casi seguro que está era la quinta ronda e íbamos perdiendo. Nos tocaría cumplir el castigo.

Al cabo de una media hora estábamos en un círculo donde Atticus, Zac y yo estábamos en la mitad con unos vestidos de mujer cortos. 

– ¡Qué hermosas se ven! – Ana movió su celular para enfocar desde un ángulo mejor.

– Modelen un poco más, mueve esas caderas, linda – Zaid le lanza un trapo a Atticus y este le saca el dedo de en medio.

Me estaba muriendo de vergüenza, estábamos vestidos tal cual unas mujerzuelas, con vestidos de seda y tacones que me mataban los pies. Cuando regresamos de cambiarnos la ropa nuevamente, Atticus estaba repartiendo la última ronda de la botella. Rápidamente nos sirvió y nos sentamos junto al resto.

– Atención todos – Zac llama.

Todos volteamos a verle.

– León y yo les tenemos una propuesta – arrastra las palabras y ahoga un eructo.

No sé de qué hablaba mi hermano, nunca hablamos nada que involucrara a los chicos.

– ¿Qué tienen en mente? – Ava pregunta rodando hasta mi lado.

– Hemos decidido que nos acompañen en el viaje a Hollywood para inaugurar el nuevo hotel – dice.

¿Qué?

Miro extrañado a mi hermano, no recuerdo haber llegado a ese acuerdo con él, es más, en definitiva no recuerdo ni que me diera indicios de la idea. Sin embargo, no me molestaba, en realidad, me emocionaba la idea de ir nuevamente con los chicos a Hollywood. 

Todos vociferan alegres por la noticia y siento como cuidadosamente Ava sostiene mi mano por debajo de nuestras piernas. Le sonrio.

– ¿Cuándo hablaras con tu hermano? – Ava me pregunta mientras soba mi cabello.

Estaba acostado en sus piernas, estábamos en la sala mientras los demás organizaban las cosas. Mantuve mis ojos cerrados y los abrí poco para ver a Ava quien me observaba tranquila.

– Pronto, lo prometo.

ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora