31 de diciembre del 2001.
El cielo estaba cubierto entre un azul y un morado demasiado nostálgicos. Las nubes cambiaban de forma a cada parpadeo que hacía. Saqué las manos de los bolsillos del buzo y comencé a arrancar el pasto. A mi lado mi mejor amigo fumaba su cigarrillo, esperando que yo terminara de ordenar mis pensamientos y así, poder desahogarme una vez más.
Hoy era el ultimo día del año, lo íbamos a pasar juntos en el departamento de Zaid, pero yo lo he cagado todo con mis acciones y mis palabras. No he querido ver a Ava desde navidad y a ella no le ha importado mucho, pues no ha hecho ni un solo movimiento para juntarnos nuevamente. Ni siquiera ha demostrado un poco de culpabilidad de su parte. Por otro lado, lo único que recuerdo de Zac es un sutil "te lo dije" luego de que saliera de la habitación con mi corazón en la mano. Luego de irme de la cabaña como si huyera de la peor escena de crimen, mi hermano no me dirigió la palabra más.
Aquel día el único que salió detrás y ha estado junto a mí desde entonces ha sido Atticus. Me he quedado a dormir en su casa, me ha prestado su ropa porque no me he atrevido a ir a casa en busca de la mía, ha sobado mi cabello en las noches cuando mi llanto no lo deja dormir. Hemos probado todos los video juegos existentes con tal que despeje mi mente por ratos. Hemos evitado a toda costa ir a comer donas, aunque eso nos parezca el peor castigo posible. Atticus no me ha dejado solo ni un minuto y en parte agradezco la gran amistad que tengo, sin embargo, no he dejado de pensar en Ava ni un solo instante, y es que por más dolido que esté, todavía la quiero.
Quería eliminar su existencia de mi vida, pero solo pensar en ella me dan ganas de correr a abrazarla y decirle que aquí estaría esperándola siempre, que no importase cuantas veces destruyera mi corazón si era ella quien lo arreglara después, porque no quería buscar el amor que tanto espero de ella en otras personas. Quería gritarle que me había dejado sin alma, pues se había llevado todo de mí junto a ella, pero solo salían suplicas de amor y arrepentimientos por no poder entenderla, porque me siento egoísta por no comprender sus sentimientos.
También quería ocultarme entre los brazos de mi hermano y que él con su sabiduría me consolara. Y no es que Atticus haga un mal trabajo, no, al contrario, hace lo mejor que puede, pero extraño tanto mi zona de confort junto a él. Extraño como me consentía y al mismo tiempo me demostraba cuando yo me estaba sobrepasando. Dios no quería sentirme culpable por lo que estaba sucediendo, y es que en verdad no estaba haciendo nada malo, solo estaba amando, ¿desde cuándo amar en un jodido pecado? ¿por qué el amor se sentía como si mataras a alguien y luego te mataras a ti mismo? ¿por qué para amar tenía que destruir todo lo que me rodeaba? Quería ahogarme con mis propias lagrimas y por fin acabar con el vacío que sentía en mi pecho.
El castaño presiona la colilla del cigarrillo contra el pasto y la deja a su merced. Ha posado su mano en mi cabellera, la desordena leve y luego la peina suavemente.
– Te vas a quedar seco si sigues llorando – vacila, aunque no ha sonreído ni un poco.
Llevo la manga del buzo hasta mis ojos y limpio las lagrimas que amenazaban con salir sin mi consentimiento. Me esfuerzo por sonreír, pero solo he logrado hacer una fina línea con mis labios.
– Lo siento – suelto en un hilo de voz.
– ¿Sabes? Fue suficiente que llores – dice – Ni siquiera vale la pena.
– No digas eso – él se encoge de hombros simple.
– Es la verdad, ella no lo vale – frunzo mi ceño confundido – León, deja de mendigar amor en un lugar donde nunca lo vas a encontrar.
– Yo sé que ella me quiere.
– Basta, no es cierto. Amigo te he dado todas las palabras mas reconfortantes que sé, pero no puedo seguir dejando que te mientas solo para mantener un poco de amor en tu corazón.
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ESCONDIDO EN SU SOMBRA [TERMINADA]
RomansaPretender que las cosas están bien no siempre está bien, pero en un mundo donde la oscuridad abunda, la mejor forma de sobrevivir es pasando desapercibido entre los monstruos que te observan a los lados del camino, ansiosos por alimentarse de tus mi...