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Lucifer y Chloe se miraron durante unos segundos sin decir ni una sola palabra. Chloe todavía no asimilaba que él había admitido ciertos sentimientos por ella, pero una parte de ella sentía rabia por ello; había tenido tantas oportunidades para hacerlo, habían estado tan cerca el uno del otro, sobre todo después de su beso en la playa y él lo tenía que hacer ahora, cuando ella estaba comenzando una relación con otra persona.

-¿Por qué me haces esto? – preguntó ella soltando el agarre de su muñeca.

Lucifer la miró confundido y vio como ella se dirigía al sofá para sentarse en el medio y apoyar sus manos sobre sus piernas, tapándose la cara. Por un momento Lucifer pensó que hacer; no sabía si acercarse a ella o quedarse quieto donde estaba, pero optó por lo primero. Se puso delante de ella y se arrodilló, apartando sus manos de su cara para tomarlas entre las suyas.

-Chloe...

-No Lucifer, no – le cortó ella antes de que él pudiera seguir – has tenido tantas oportunidades para decirme como te sientes y ¿decides hacerlo ahora? Eres como un niño al que le quitan un juguete y  se da cuenta de que quiere tenerlo, ¿eso es lo que soy para ti?

-No, por supuesto que no.

-¿Entonces por qué lo haces?

Lucifer soltó sus manos con resignación y se levantó para sentarse a su lado.

-En realidad no iba a decírtelo detective, digamos que me has obligado a hacerlo – contestó él y viendo como ella abría la boca para protestar, siguió hablando – Iba a tragarme estos celos que siento porque quiero que seas feliz y si él te hace feliz, debo aceptarlo.

-Lucifer... Si te sentías así por mí ¿por qué huiste y te casaste con otra? ¿Por qué rompiste lo que teníamos? – preguntó ella mientras un par de lágrimas se deslizaban por su mejilla.

-No lo entenderías – contestó él haciendo una pausa ante la mirada herida de Chloe – pero quiero que sepas que lo hice por ti, aunque eso no tenga ningún sentido para ti. Sabes que nunca miento, solo confía en lo que te estoy diciendo.

-Me hiciste daño.

-Lo sé – asintió él – y créeme que eso me duele más que cualquier cosa en el mundo. Nunca fue mi intención hacerlo y nunca lo será.

Chloe lo miró, esta vez llorando más y lo abrazó sin dudar. Lucifer se quedó quieto durante un instante, rígido ante el contacto, pero rápidamente asimiló tener a Chloe entre sus brazos y la abrazó con ternura, colocando su cabeza en el hueco de su cuello. Ambos se quedaron abrazados durante lo que parecieron horas, el tiempo suficiente para que Chloe se calmara y se apartara lentamente de Lucifer, pero sin querer soltarlo del todo. Lucifer se echó hacia atrás y la miró a los ojos mientras recogía con su pulgar el último rastro de lágrimas de la mejilla de Chloe. Ella simplemente lo miró, todavía herida y confundida por todo lo que habían hablado, mientras que Lucifer le lanzaba una media sonrisa de disculpa; se veía tan abatido y cansado por la situación. El tira y afloja permanente que ambos tenían pasara lo que pasara, estuvieran solos o con pareja, era algo que nunca iba a acabar entre ellos. Dejando la precaución y la sensatez atrás, Chloe chocó sus labios contra él mientras lo agarraba de las solapas de su camisa, acercándolo más. Lucifer se quedó estático, pero enseguida reaccionó devolviéndole el beso. Una mano fue a acunar su cabeza, sosteniéndola con cuidado mientras la otra viajaba hasta su cintura, acercándola más. El beso pasó de tierno a necesitado; sus lenguas librando una batalla de poder. En un movimiento audaz, Chloe se subió al regazo de Lucifer mientras él la sujetaba agarrándola de la cintura. Se estaban quedando sin aire, cuando Chloe se separó de él, apoyando su frente contra la suya para respirar.

-Chloe... - dijo él sin aliento – por mucho que me guste como está yendo esto, tengo que preguntarte ¿Estás segura?

-¿Por qué me preguntas eso?

-No quiero que hagas nada de lo que te arrepientas.

Chloe lo miró pensativa, ¿Cómo iba a arrepentirse de hacer algo con él? Ella lo deseaba, más de lo que estaba dispuesta a admitir. Había estado esperando durante mucho tiempo que las cosas entre ellos llegaran a este punto, como para ahora negarse a ello. Mirando a los ojos preocupados e inseguros de Lucifer, la golpeó la comprensión; Pierce. Ella mantenía una especie de relación amorosa con él, hacer esto con Lucifer ahora no era justo para ninguno de los dos. Ni Lucifer se merecía ser el segundo plato de nadie, aunque en el fondo no lo fuera, ni Pierce se merecía que ella lo engañara. Chloe bajó del regazo de Lucifer ante la atenta mirada de comprensión de él.

-Lo siento Lucifer, no debería haberlo hecho – dijo ella poniéndose de pie.

-No pasa nada detective – contestó él levantándose también.

Chloe lo miró una vez, asintiendo con la cabeza y se dirigió hacía el ascensor, pulsando el botón mientras esperaba. No se atrevía a mirar hacia atrás, no después de lo que había pasado. Mientras, escuchó a Lucifer acercarse a la barra y agarrar un vaso, seguramente para prepararse un vaso de whisky. Cuando el ascensor llegó y las puertas se abrieron, ella entró rápidamente sin apenas desviar su mirada hacía Lucifer.

-Detective – dijo él acercándose a las puertas pero sin estar demasiado cerca, haciendo que ella lo mirara – no me arrepiento de nada de lo que he dicho, ni del momento que hemos compartido. Sabes cómo me siento y por eso, seguramente mañana no me presente en comisaría, necesito tiempo para asimilarlo todo. Solo quería que lo supieras.

Chloe asintió y presionó el botón de bajada. Antes de que las puertas se cerraran, Lucifer añadió.

-Si cambias de opinión acerca de... de cualquier cosa que hemos hablado, dímelo. Estoy aquí para ti, siempre lo he estado.

Las puertas del ascensor se cerraron y Chloe se desplomó sobre una de las paredes, sentándose mientras se agarraba las rodillas. Ahora estaban las cartas sobre la mesa, Lucifer había admitido que sentía cosas por ella y aunque era lo que ella quería, había una cosa que la atormentaba; le había dicho que la vez que se fue y se casó con otra lo hizo por ella, pero ¿Cómo iba a hacer eso por ella? ¿Qué sentido tenía que él se fuera y le partiera el corazón cuando apenas estaban comenzando algo? Eso no podía ser algo bueno. ¿Y si le daba otra oportunidad y él volvía a hacer lo mismo cuando se sintiera abrumado? No podía volver a sufrir por él, no de esa manera. Ya había asimilado lo que había pasado una vez y estaba volviendo a la normalidad, rehaciendo su vida, no podía volver a pasar por ello de nuevo.  

DignoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora