VII

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Ambos se quedaron unos segundos sin hablar, solo mirándose, cuando Chloe lo invitó a pasar. Una vez dentro se dirigieron al sofá, donde se sentaron manteniendo la distancia entre ellos.

-Perdona si te molesto detective, simplemente tuve un impulso de venir a verte y ya me conoces, no puedo dejarlo pasar.

-Está bien Lucifer – contestó ella un poco sonrojada.

-¿Cómo estuvo el día? ¿Me perdí algún caso importante?

-Lo cierto es que no. Fue bastante sencillo el caso de hoy y el asesino confesó durante el interrogatorio.

-Me alegro de ello – contestó él con una pequeña sonrisa complacida.

De pronto, el silencio volvió a instalarse entre ellos. La relación que compartían había cambiado desde la declaración de Lucifer y el momento en el ático, dando pie a un limbo eterno que todavía no había sido resuelto. Chloe sabía que tenía que tomar una decisión, pero le estaba costando hacerlo y viendo los gestos de Lucifer, como venir a verla porque la había echado de menos, estaba inclinando la balanza a su favor, pero todavía no era suficiente para cambiar todos los hechos que habían ocurrido entre ellos durante su asociación.

-¿Y tú día como estuvo? – preguntó ella rompiendo el incómodo silencio.

-Si te soy sincero, bastante aburrido – respondió él sin más.

-¿Echaste de menos venir a trabajar?

-Más que el trabajo detective, te eché de menos a ti – contestó él con una mirada sincera en sus ojos – quiero decir, me gusta el trabajo, pero me gusta porque lo hago a tu lado.

Chloe lo miró conmovida por un momento y sin darse cuenta, se acercó más a él mientras él hacía lo mismo. Era como si no lo pudieran evitar; una fuerza gravitacional que los mantenía cerca a pesar de todo. Lucifer levantó su mano derecha y colocó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja de Chloe. El gesto parecía tan natural entre ellos, como si lo hubiera hecho toda la vida.

-Detective... - susurró Lucifer a escasos centímetros de ella.

-Lucifer espera – dijo ella agachando la cabeza – todavía no he tomado una decisión.

Lucifer agarró su barbilla suavemente y la instó a que levantara la cabeza para que lo mirara a los ojos.

-Lo sé cariño – contestó Lucifer tan suavemente – no quiero que pienses que te estoy presionando, no es mi intención hacerlo. Como he dicho, vine a verte porque tuve el impulso de hacerlo, no a buscar una respuesta. Solo quiero pasar tiempo contigo, ya sea como socio, compañero, amigo... De la manera en que tú lo quieras.

Chloe lo escuchó atentamente y un par de lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, deslizándose por sus mejillas.

-Lo siento detective ¿He dicho algo incorrecto? – preguntó él mientras le limpiaba el rastro de una lágrima.

-No Lucifer – contestó ella con una sonrisa – no has dicho nada malo.

Lucifer la miró confundido, pero lo dejó pasar. Después del momento emotivo, Chloe lo invitó a quedarse y ambos disfrutaron de una cena tranquila mientras hablaban de trabajo y de Lux. Dos horas después Lucifer se marchó a casa, no sin antes agradecerle por haberlo recibido y haberlo invitado a cenar. Ella le preguntó si lo vería en comisaría mañana, pero él negó diciendo que todavía era demasiado pronto.

Una semana después Chloe parecía más agobiada con la situación; Lucifer no había vuelto a trabajar y tampoco lo había vuelto a ver desde la noche en la que habían cenado en su casa. Solamente habían compartido mensajes y alguna que otra llamada. Las palabras exactas de él habían sido "detective te voy a dar el tiempo que necesites para aclararte las ideas, no quiero volver a interrumpir para ponerte contra la espada y la pared" y había sido muy considerado por su parte. En cambio Pierce había estado encima de ella todo el tiempo; la acompañaba a todos los casos, le preguntaba si estaba bien varias veces al día, la invitaba a cenar o comer, mientras veía como ella lo rechazaba la mitad de las veces e insistía en acompañarla a casa al terminar de trabajar.

-Te noto distante conmigo Chloe – le dijo Pierce mientras la acompañaba a la puerta de su apartamento.

Ella se quedó en silencio, como si no hubiera escuchado lo que él había dicho o simplemente lo ignorara y comenzó a buscar las llaves en su bolso, intentando disipar el comentario. Ante la falta de palabras de ella, Pierce continuó.

-¿Tiene que ver con que Lucifer no haya estado viniendo al trabajo?

-No, no tiene nada que ver – contestó ella algo nerviosa.

-¿Y cuál es el motivo? Porque está claro que has cambiado conmigo.

-Lo siento Marcus, he tenido muchas cosas en la cabeza y simplemente quería poner mi mente en orden.

-¿Y dónde entro yo en todo eso? – preguntó Pierce seriamente mirándola a los ojos.

-No lo sé... - contestó ella haciendo una breve pausa – creo que ahora mismo no estoy preparada para una relación.

-¿Para una relación en general o para una relación conmigo?

-Marcus...

-No Chloe, desde el último día que vino Lucifer a trabajar, has estado actuando distante conmigo y me parece que él tiene algo que ver con eso ¿Pasó algo entre vosotros verdad? ¿Es eso?

Chloe agachó la cabeza, desviando la mirada de los ojos de Pierce. No quería mentirle, pero tampoco quería contarle que se habían besado y que desde entonces, su mundo se había puesto patas arriba mezclando todos sus sentimientos. Sin levantar la cabeza, Chloe escuchó la risa sin humor de Pierce.

-Lo imaginaba, él siempre estará en medio, pero escúchame una cosa – dijo Pierce haciendo que Chloe lo mirase de nuevo – hay muchas cosas que no sabes de él y cuando las sepas todas, no lo querrás cerca de ti.

-¿De qué estás hablando Marcus? – preguntó ella confundida.

-Dile que te muestre quién es en realidad – contestó él antes de dar media vuelta para marcharse – y cuando lo veas, te arrepentirás de haberme dejado por él.

Chloe lo vio marchar mientras se quedaba en la puerta del apartamento pensativa por las últimas palabras de él. ¿Qué quería decir con eso? Quizás lo había dicho porque se sentía herido y molesto porque ella hubiera preferido a Lucifer, pero eso no justificaba sus palabras. Entonces ¿Quién era en realidad Lucifer Morningstar?

DignoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora