Destino

Marca

Advertencia⚠️: +18. Escenas sexuales. Si no te es de agrado no leás por favor y no comentes insultando o juzgando. Gracias.

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-Alfa marcame.- fue lo que casi hace que el alfa eloquesca.

El alfa sonrió, se separo un poquito del omega para mirarle a los ojos.- Estas seguro de que quieres ya enlazarte conmigo.- preguntó.- Por que te aseguro que a mi me encantaría poner una marca en ese hermoso y precioso cuellito.-  con la punta de sus dedos acariciaba suavemente la zona donde debía ir la marca. El omega ladeó su cabeza para que el alfa tenga mayor acceso; el alfa al ver aquello empezó a besar y succionar de manera apasionada.- Esta noche quiero hacerte el amor, sin celo de por medio; solo tu y yo amandonos.- con voz grave susurraba en el oído del omega.- Y te aseguro será la primera de tantas veces que haremos el amor.

El omega jadeó cuando el alfa dejó una mordida en su cuello. -Te amo alfa.- habló entrecortado.- Estoy seguro que quiero compartir el resto de mi vida a tu lado. Marcame alfa.- volvió a decir

Ambos se besaban desesperadamente pero a la vez demostrando todo el amor que sentían. El alfa cargó al omega para poderle úbicar de mejor manera en la cama; quedando el encima del omega; empezarón una nueva ronda de besos y caricias, cada vez más y más llenas de lujuría y deséo.

El omega rodeó las caderas del alfa con sus preciosas y bien formadas piernas, acercando sus intimidades, llegando a crear una ligera fricción ante los ligeros movimientos que realizaban al besarse. El alfa por su parte empezó a introducir sus manos por debajo de la ropa de su precioso omega, palpaba cada parte del formado abdomen del omega; su piel era demasíado suave al tacto, incluso podría llegar a ser una nueva adicción querer rozar al omega a cada momento.

- Te amo tanto.- susurraba el alfa sobre el oído de su conejito.- Eres el ser más hermoso que puede existir.- empezó a desabotonar la camisa que llevaba puesto el omega una vez terminó saco la prenda. Besó cada parte del toráx y abdomen del omega, acariciaba, lamía y succionaba la piel del lindo omega. Mientras marcaba la piel del omega con su boca una de sus manos se dirigío a uno de los botoncitos rosados y erectos del omega, estimulando lentamente y con la otra mano empezó a desabrochar el pantalón. La ropa estaba estorbando en esos momentos; y más al escuchar los sueves jadeos que le brindaba el omega, sus respiraciones estaban alteradas el calor subiendo cada vez más y más.

Su boca se situó en el botoncito libre y sin atender del omega sacandole ya un leve gemido que el omega trató de reprimir. Aquello solamemte lo exitó mucho más y en un momento de desesperación, en un solo movimiento de manos saco el pantalón y ropa interior del omega, dejandolo totalmente expuesto ante la mirada libidinosa del alfa.

- N-no es justo que solo yo este sin ropa.- con mejillas coloradas y repiracion alterada habló el omega.

El alfa estaba allí, arodillado frente a el sobre la cama recorriendo con la mirada el desnudo cuerpo del omega.- Tienes razón, mi bello omega tambien tiene derecho de ver el cuerpo desnudo de su alfa.-  le guiñó al omega, soltando una sonrisa coqueta. Sin esperar más se deshizo de todas su prendas quedando en las mismas condiciones que Kook.

Tae se sonrojó un poco al darse cuenta de que Kook lo miraba de arriba hacia abajo.- Esto de estar sin los efectos del celo me encanta.- mencionó el omega mordiendose el labio.

El alfa practicamente se lanzó sobre Kook, empezando a besar sus labios y luego bajando por el cuello, pecho y abdomen dejando más marcas con su boca. Con su lengua empezó a delinear la cadera del omega; provocando que el omega abra sus piernas para su alfa, jadeaba y retorcía con sus manos las blancas sabanas. Sentir como su alfa lo trataba le llenaba el corazón pero tambien lo calentaba en demasía. Un gemidito salío de los labios del omega cuando Tae mordió suavemente sus muslos tonificados. Las manos del alfa pasaron a las nalgas del omega para poder amasarlas a su antojo. Con su lengua empezo a delinear el pene del omega que ya estaba erecto en su totalidad. Una de sus manos tomó el falo e inició un suave vaiven, volviendo a besar al omega que comenzaba a gemir de manera más efusíva. Luego de un beso deseperado y desordenado se separó un poco del omega sin dejar de mover su mano y, se sintió orgulloso del hermoso omega que tenía sobre su cama, era una bella obra de arte; ojitos entre abiertos, sus labios hinchados y rojos, su cabello desordenado y unos cuantos pegados a su frente por las gotas de sudor que empezaban a aparecer, mejillas coloradas y aquellos gemidos eran como escuchar la música más hermosa que podría existir.