IV

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Buenas, para conmemorar el inicio del segundo acto, aquí les adjunto el link a lo que sería el soundtrack oficial de esta historia, obra maestra audiovisual, por cierto. Créditos a los genios que la hicieron posible:

En fin, empecemos ya.


Segundo Acto: Sirena encallada


Playa


–¿Qué tanto más hay que esperar? –preguntó aburrida la morena.

–Cállate, los pondrás nerviosos.

Samira nunca había tenido que estar en alguno de los tantos callejones, normalmente frecuentados por gente cuestionable, que se encontraban en las cercanías del mercado. Sus visitas al muelle principal solían limitarse a la compra de especias o al abordaje de naves marítimas con destino a la capital de Noxus. Notó que el grupo hablaba entre sí en Shurimano, y supuso que lo hacían a sabiendas de que la Capitana no los entendería, dado a que sus rasgos físicos la delataban como extranjera.

–¡Oye, deja de jugar y dime lo que quiero saber! –interrumpió la charla del grupo la pelirroja, un poco irritada por no poder entender lo que decían.

–Las cosas complicaron poco, tendré que esperar mañana todos –aclaró con fingida amabilidad uno de los hombres que vestía un thawb, quien intentaba hablarle en va-nox con dificultad, teniendo un marcadísimo acento shurimano.

Miss Fortune salió del lugar de inmediato tras oír esto, con el objetivo de no estallar su ira en la cara de aquel hombre. La mujer era claramente explosiva y de paciencia casi inexistente, pero no era estúpida. Sabía que no era una buena idea meterse en problemas con aquel grupo de hombres, al menos no todavía.

–En aguasturbias todos dominan el noxiano moderno, para muchos incluso es nuestro primer idioma –comentó, pero era más bien una pregunta para la mujer que ahora escogía frutas frescas en uno de los puestos– hay tantas razas allí y culturas, aquí todos lucen demasiado similares entre sí, sería una locura intentar hablarle a alguien en tu propio idioma en aguasturbias...

–No es común en toda Shurima hablar noxiano, solo en lugares como este –pagó las granadas al mercader y se dirigió a un nuevo puesto a por otros comestibles– mi lengua materna es el shurimano. No sabía que tenías amigos aquí –se giró para mirarla, ante la falta de respuestas, encontrándola haciendo un intento de ocultarle su expresión sospechosa– tú... ¿!No los conoces!?

–Claro que sí... A uno de ellos. Cuando vine al mercado la vez pasada –rió nerviosa–

–Estás loca –luego de pagar, empezó a caminar fuera del mercado– ¿al menos sabes cómo se manejan?

–Como todos: contrabandistas, herreros, padres de familia y mujerzuelas por igual...

–¿Te acostaste con ellos?

–Me refería al dinero... –respondió divertida–

–Eso no responde a mi pregunta –resopló, haciendo reír a la capitana. Samira dudó al notar que se acercaba al punto en el habría que cruzar para hacer el camino a su casa.

Un buen condimentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora