Dia 9: mordida

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Pareja: Jaward
Howard omega/ Jarvis alfa

María era una omega hermosa, venía de una buena familia, la habían educado toda la vida para ser una excelente esposa y complacer a su alfa.

Tenía un futuro prometedor a lado de Howard Stark, el príncipe más codiciado del reino.

A pesar de que Howard había seguido el cortejo y todo lo que las tradiciones dictaban, María seguía sintiéndose inconforme, no estaba satisfecha, no sentía ese vínculo con su alfa y le preocupaba.

Aún cuando se llevó a cabo la boda, Howard no se atrevió a completar el ritual, se excusó con un balbuseos algo sobre un trato con su padre; ella estaba dolida.

Habló con su madre, le contó que su alfa no la quería cerca, en aquellos tiempos, la culpa de un matrimonio fallido era enteramente culpa del omega, así que María solo recibió reclamos por parte de su madre.

Un día, dispuesta a seducir a su alfa a sabiendas de que su celo se acercaba, decidió visitarlo en sus aposentos.

Una fina bata cubría su silueta desnuda, temblaba un poco debido a los nervios, pero no retrocedió.

Entre más se acercaba a la habitación de su alfa, más podía reconocer un aroma dulzón, exquisito, temió que su esposo se estuviera follando a alguna doncella.

Grande fue su sorpresa al ver como el que creía su alfa, estaba siendo tomando por otro.

Un jadeo de sopresa escapó de sus labios a la par que Howard gemia de forma obscena debido a la marca que el hombre sobre él había dejado en su cuello.

María estaba en shock, quería gritar y salir corriendo, pero sus piernas no le respondían, fue gracias a ello que los amantes se dieron cuenta de su presencia.

Howard y su alfa, Jarvis se miraron asustados, su secreto había sido develado.

El ahora rey cubrió de forma rápida su desnudez y llevó a su esposa a un lugar donde pudieran hablar.

-Pero tú....- ¿un alfa dejando a otro que lo marque?

-No soy un alfa- golpeó levemente su rostro contra una de las paredes, sabía que estaba acabado- soy un Omega, uno dominante, por eso todos creen que soy un alfa

María tenía mucho que procesar, sentía como su corazón latía desbocado

-Te quitarán la corona, el título, tu reino y morirás

Sintió como la tomaba por los hombros

-Te lo suplico, no digas nada, por favor, esto nos conviene a ambos, puedes seguir con la vida que tienes, pero por favor, no digas nada

Pero María estaba destrozada, celosa, su furia solo fue en aumento al ver la marca fresca en el cuello del hombre al que había amado toda su vida, le enseñaron a amar a un hombre que le pertenecía a otro.

Vió con tristeza aquella marca en el cuello de su "alfa", esa que ella debería portar con orgullo

All's well that ends well Donde viven las historias. Descúbrelo ahora