Día 14: bozal

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Pareja: Stony
Tony Omega/ Steve Alfa

-¡Suegro no! ¡Recuerda que soy tu amigo!

Steve corría lejos de Howard, aquel que fue su mejor amigo en antaño, hoy día, su suegro.

Steve pasó el tiempo suficiente en el hielo para que al despertar tuviera la edad perfecta para ser el yerno del gran Howard Stark.

Rogers pasó siendo casi toda su vida un alfa débil al que todos molestaban, cuando entró al ejército y obtuvo ese cuerpo sano, no tuvo que preocuparse por sus instintos, la guerra era el orden del día, pero, despertando en un mundo sin guerra y con su destinado a la vista, Steve parecía un pequeño descubriendo su casta.

Se esforzaba por controlar sus instintos, pero su Tony era la tentación misma, así que, gruñir a los alfas cerca de su omega se había vuelto un problema, intentaba controlarse, creía que lo habia logrado.

Pero no pudo controlarse cuando su suegro, Howard, abrazó de forma efusiva a Tony.

¡Eran padre e hijo!

Pero su lobo no lo entendía, es por ello que, no solo le gruñó a su suegro, sino que intentó morderlo.

¿La consecuencia?

Ahora corría pidiendo perdón y es que el mayor de los Stark lo perseguía con bozal en mano.

Por su parte, el tierno y joven Omega se divertía viendo a su prometido y padre correr cuál niños

-¿No intervendras?

Su tío Bucky también veía la escena con diversión

-¿Y perderme esto?

Llegó un punto en el que Howard le disparó en la pierna a su rubio yerno deteniendo su andar y es que, jamás podría alcanzarlo por su cuenta, él no era un súper soldado.

Una vez en el suelo, Howard le miró en advertencia y como un cachorro regañado, Steve se dejó hacer.

Tony se carcajeo hasta que el estómago le dolió, pero bastó ver los ojos tristes de su alfa para detener cualquier acción.

-Ahora que la plaga está controlada ¿hamburguesas?

Bucky asintió corriendo tras su amigo intentando convencerlo de agregar algunas malteadas y dulces, como si fuera difícil convencer al Stark de pedir más comida.

-Te amo- susurró Tony sosteniendo el rostro de su apenado alfa- descuida, en cuanto lleguemos a casa podrás morderme todo lo que quieras

El rubio sonrió tras el bozal bajando sus manos hasta las nalgas redondas de su pareja

-Si, también podrás morderlas- respondió el coqueto joven a sabiendas de lo mucho que su pareja gustaba de su trasero.

Tras un beso en la frente de Steve, ambos se tomaron las manos para entrar a la mansión.

All's well that ends well Donde viven las historias. Descúbrelo ahora