Pronto

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Domingo. Se supone que los domingos son tranquilos y, con suerte, puedes hacer algo divertido.

Desgraciadamente, para Hipo no era ninguna de esas dos definiciones.

Su padre lo llamó esa mañana, le informó que los hombres de Alvar estaban a punto de llegar, dispuestos a hacer un alboroto si era necesario.

Tanto Astrid cómo Hipo, estaban despiertos, ya habían desayunado. Sin embargo, esa noticia le había provocado náuseas.

¿Que harás, Hipo?

La noche anterior había estado pensando, demasiado. Y luego de sobreanalizar cada una de sus opciones, solo una le pareció buena.

Respiró profundamente, tratando de alentarse a sí mismo.

Buscó entre sus cosas, buscando lo que había comprado el día anterior, cuando recibió la noticia de que tendría que separarse de Astrid.

No quería hacerlo de esta manera.

—Astrid —llamó —. Necesito hablar contigo, por favor.

Ella lo miró unos segundos, lo notaba extraño.

—Claro.

Astrid se acercó, sentándose en un sillón, invitando a Hipo a sentarse junto a ella.

—¿De qué quieres hablar?

—Sobre tu padre —soltó sin dudar, no tenía mucho tiempo. 

—¿Mi padre? —preguntó extrañada, habían hablado de sus familias antes, pero esto era inesperado —. ¿Qué pasa con él?

—No sé cómo decir esto, pero, él... —suspiró —. Quiere alejarme de ti.

El rostro de Astrid era de total confusión.

—¿Qué? Pero ni siquiera te conoce.

—Si, lo hace. Astrid, ¿Nunca te preguntaste porque dejó que su única hija viviera sola? ¿No teme que algo te pase? ¿A la heredera de su empresa?

Astrid parecía analizar todo, como si tratara de juntar las piezas de un rompecabezas.

—Él siempre te cuidó, de una forma inusual, pero lo hizo. A diferencia de mi padre, él sabe tu situación, sobre mí, tus amigos, la escuela, todo.

—¿Estás diciendo que mi padre me mantuvo vigilada todo este tiempo?

Hipo sintió, mientras veía como Astrid parecía estar frustrada.

—Siempre creí que yo no era tan importante como para que me visitara, una llamada, algo —alzó un poco sus brazos, moviéndolos mientras se quejaba —. Y ahora resulta que siempre estuvo vigilándome, como un total controlador.

Ambos quedaron en silencio unos segundos.

—Pero, ¿Cómo sabes eso? —ella lo miró directamente a los ojos, buscando respuestas.

—No te lo dije antes porque creí que no lo tomarías bien, pero ahora, es necesario que lo sepas —Hipo se acomodó, mirándola a la cara.

—Mi padre vino a verme hace un par de días.

—¿Qué? ¿Qué quería? ¿Por qué no me dijiste?

—Astrid, escucha, tú padre y el mío son viejos amigos. Así que, tu padre, Alvar, le advirtió a mi padre que tengo que alejarme de ti o él mismo hará que me alejen de ti.

Astrid se levantó del sillón, caminando lentamente. Su cabeza le dolía, era demasiada información.

—¿Por qué mi padre quiere alejarme de ti? No lo entiendo, no has hecho nada malo.

Hipo se levantó, caminando hasta llegar frente a ella.

—Lo sé, pero creemos que es por un fraude. Un fraude hacia mi padre, pero aún no tenemos las pruebas suficientes.

—Hipo, esto es demasiado que asimilar.

Astrid volvió a sentarse, con una mano en la frente y los ojos cerrados.

El teléfono de Hipo sonó, era un mensaje de su padre, los hombres de Alvar estaban a unos cuantos minutos de llegar.

—Astrid —llamó su atención, se sentó junto a ella y tomó sus manos con firmeza. —Sé que esto es difícil para ti, para mí también lo es, pero, no podemos perder tiempo.

—Tiempo, ¿De qué estás hablando? ¿Acaso alguien vendrá por ti?

El rostro de Hipo fue suficiente para comprender.

—No puede ser, ¡No pueden llevarte! ¡No está permitido!

—Los "no" no están totalmente limitados para los que poseen mucho dinero, Astrid.

Astrid apretó con más fuerza las manos de Hipo.

—Escucha, no tenemos mucho tiempo, así que quiero pedirte algo.

Con cuidado, se arrodilló frente a ella y sacó de su bolsillo un objeto que había tomado con anterioridad.

Una pequeña bolsa, que contenía un gran símbolo en su interior.

—¿Quieres ser mi esposa?

Esas palabras la dejaron sin aliento, había imaginado escuchar esas palabras antes, pero no tan pronto, no de esa manera.

—¿Qué?

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Hace más de un año que no escribo en este libro.

Mis más sinceras disculpas, ni yo sé lo que pasó, creo que mi principal razón fue la escuela y mi familia.

Tuve que releer para acordarme en donde iba, y me di cuenta de muchos errores en ortografía y redacción, me disculpo por eso, prometo mejorar.

Si alguien ve ésto, agradezco su paciencia y espero que sea de su agrado.

Ahora sí terminaré está historia, como debí hacerlo hace tiempo.

Gracias por leer.

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⏰ Última actualización: Dec 11, 2021 ⏰

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