Capitulo 28

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Daniela sabía que probablemente no era la mejor idea que había tenido. Invitar a Poché a pasar la tarde en la piscina y luego cenar podía traer un montón de recuerdos que no sabía si estaba lista para visitar. No era su intención jugar con fuego.

Puso las toallas perfectamente dobladas en cada silla reclinable, preguntándose si debía llamarla para cancelarlo o no.

Estás últimas dos semanas se habían visto un total de tres veces, dos en casa de Carmen para almorzar y una para cenar, cuando conoció a la familia de Santi. Se sorprendió de ser tan bien bienvenida entre todos ellos. No sabía si había sido gracias a Carmen o Natalia, pero había disfrutado como una niña. Sin embargo, la morena y ella no habían podido pasar ni un momento a solas.

Recordó la vacilación de Natalia al invitarla. Sí, iban a estar solas, algo que no había ocurrido durante casi dos meses, no desde la tarde en la que fueron a buscar la casa. Si era prudente o no, era algo que ya se vería. Pero la echaba de menos.

"Ojala utilice bikini" pensó para sí misma. Pero sacudió la cabeza y sonrió ante aquel pensamiento. No, tal vez era mejor que no lo hiciera. De hecho, cuanto más lo pensaba, más mala idea le parecía pasarse la tarde nadando. Mario ya no estaría por allí para cortarles el rollo involuntariamente, solo estarían las dos.

"Somos adultas, por el amor de Dios" volvió a decirse a sí misma. Además, Mario ya ha la había interrogado exhaustivamente después de la última visita de la morena. Le había asegurado que no había nada entre ellas. Que eran amigas. Nada más. Aunque las valientes palabras del joven le deseaban felicidad para que hiciera lo que quisiera, sabía que en el fondo le estaba afectando. todo lo del divorcio. Sospechaba que aún sería peor si pasará algo con ella. Lo que claro, no iba a pasar. No. Jamás. Ambas sabían lo que había, y ambas rechazaban tener otro rollo.

¿Entonces? ¿Por qué estaba tan nerviosa? Bueno, no tuvo más tiempo para pensarlo. Escuchó como la morena llegaba gracias al portazo que dio a la puerta de su camioneta. Corrió dentro de la casa, echando una última mirada a su alrededor, asegurándose de que todo estuviese en su sitio antes de abrir.

- ¡Tienes muebles! - exclamó Poché mientras observaba la sala.

- Sí, por fin. Aunque aun no he utilizado ninguno. Me paso todo el rato en la otra habitación - dijo dirigiéndose a la cocina.

- Así que... ¿Estás feliz? ¿Disfrutas de tu nueva casa?

-¿Es qué no me ves? Por supuesto, decorarla como he querido ha sido muy divertido. Aunque aun no he invitado a mis padres. No me apetece lidiar con sus críticas.

- Es una casa preciosa, Dani. Si te gusta, entonces es lo único que importa.

- Me encanta - se echó a reír - De hecho, creo que podría vivir solo con mi habitación y esto - dijo señalando desde la cocina a la sala de estar.

- Me alegro de que también tengas piscina ¿eh?

- Oh, sí. El patio también es mi zona favorita - señalo la bolsa que Poché sostenía entre sus manos - ¿Te has traído tu propia cena?

- No, es vino. No estaba segura de si tendrías - dijo poché - Pero veo que estás bastante abastecida - señaló el estante de vinos de Daniela.

- Llegó la semana pasada. La verdad es que no quería uno en el que cupieran treinta botellas, pero si que quería uno para las copas - dijo.

- ¿Qué vamos a cenar pues?

- ¿No confías en mi, Garzón?

Poché la miró con escepticismo.

Siempre fuiste tú. [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora