Caminar. Siempre caminar.
Desde que llegue a este país hace casi un año, a eso se resumía mi vida. Trabajar y caminar. Claro sin quitar que mi trabajo consistía en caminar de acá para allá, aunque todos mis trabajos han consistido en eso... caminar. De mesera, atención en la barra de cafés, luego chica de los recados e impresiones (copias), y mi actual reciente trabajo, asistente operativa de una agencias de festejos.
Luego de un gran día de trabajo, salía de la estación del metro para emprender mi camino hacia el pequeño piso que compartía con Gisele.
Mire la hora en mi reloj, sólo faltaban 2 horas para que Chris llegara de las Vegas, donde había estado los últimos dos meses, meses en los que habíamos aprovechado al rededor de cinco fin de semanas para vernos.
El último fue el más especial. Donde escapamos a un paraíso natural, donde hicimos fiesta del placer, nada se había sentido como esas noches, esas tardes, esas mañanas. Había valido la pena esperar. Esperar por él.
Estos 7 meses de relación se habían sentido como un sueño, como el paraíso luego de la muerte, como si todo lo maravilloso de la vida fuera junto a él. Me sentía como una plebeya que había conseguído a su rey al fin.
Al llegar al modesto edificio emprendí mi camino por las escaleras hacía el piso 3, no teníamos elevador, era tan viejo este edificio que no podíamos repararlo, se debía poner uno nuevo y más avanzado, cosa que ninguno de los inquilinos nos podíamos permitir.
Al llegar a mi pequeño espacio, el departamento 6-B, abrí la puerta. Me recibió la oscuridad, tenía entendido que Gi saldría con Marco, la nueva víctima. Aunque debía admitir el exquisito gusto que tenía mi Gisele para los ejemplares que conseguía. Me hacía sentir orgullosa.
Prendí las luces, me decise de mi bolsa y bolso del lonche, pediría algo a domicilio para comer mientras tomaba una ducha y arreglaba para la llegada de Chris.
Al llegar a la sala pedí algunos aperitivos y un menú completo para la cena, me dijeron que demorarian al rededor de 1 hora. Camine enseguida hacía mi habitación.
Sin distracciones entre a la ducha, saliendo 45 minutos después, yendo directamente al frente de mi closet, donde trate de buscar algo ideal para el momento. No me decidía por nada... un vestido sencillo, una pijama, un pantalón y playera o un...
- ¡LLEGUEEEE!- escuché el grito de Gi.
¿qué hace aquí?
- Y llegó la comida.- está hizo una pausa.- Mimi el repartidor dice que son 45 dólares.
Abrí la puerta de mi habitación.
- Mi bolsa está en el armario de la entrada, ahí está el pago.- dije para luego volver a cerrar la puerta.
Humecte mi cuerpo con crema y verifique que todo estuviera en orden en mi, aunque Chris no era un hombre que le importara lo físico, esto me hacía sentir segura, el verme y decirme que estoy perfecta me daba toda la seguridad del mundo.
Volví al closet, tenía que decidir que me pondría ya.
- Oh estamos en pelotas.- Dijo Gi entrado y tirándose en mi cama. - he guardado tú banquete en el horno y microondas muñeca.
- Te lo agradezco.- dije. Quite la vista de mi armario para mirarla.- ¿vas a salir siempre? - dije al mirar su vestimenta de noche. Caminé hacia mi gabeta de ropa interior.
- Sip, solamente vine a buscar unas cosas pero conseguí a tu cena tocando la puerta. - explicó.- ¿Tu soldado de estrellas llega hoy?
- Si, llagara como en una hora, su avión debe haber aterrizado ya. - dije sacando unas bragas blancas sencillas, junto a un sujetador del mismo color. Vi como la cara de Gi se distorsionó en una mueca de disgusto.
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One Shots / Chris Evans.
FanfictionEmpecé escribiendo pequeñas historias, que terminaban siendo historias medio largas, así que las decidí publicar todas por acá. Sean Bienvenidos y disfruten.