Conocí a Scott Evans, una tarde de lluvia en la cafetería que yo frecuentaba por las mañanas, esa tarde, dicha lluvia me había cogido a una cuadra de esa misma cafetería fue mi única opción de refugio. Era un día muy ajetreado para mi y para muchos, puesto que todos en esa cafetería estaban expectantes a que la lluvia cesara, para continuar con sus vidas.
Todas las mesas estaban ocupadas, incluso la mía.
Los adolescentes que compartían ADN frente a mí, eran la prueba de ello. Era curioso ver como estos a lo mucho me llevaban cinco años, pero yo me sentía como una solterona de cuarenta con cinco gatos, aunque yo prefería los perros.
Pero llegó él, mi salvador, el perfecto Scott. Mi otra mitad, porque lo sabíamos de no ser porque el gustaba de los hombres y de que yo estúpidamente me enamoré de su hermano mayor, hubiéramos sido una pareja perfecta, casi como ese matrimonio de anuncio de bienes raíces, con tres maravillosos hijos.
Y aunque no fuimos ese maravilloso matrimonio, si fuimos los mejores amigos que pudieron ser una joven de 21 años con un hombre con mentalidad de 20 pero en el cuerpo de uno de 35... era irónico.
- Están incomodando a mi novia chicos -le dijo a los adolescentes.
Estos enseguida se separaron y miraron en su dirección, yo hice lo mismo, es hermoso, fue lo que pensé, Scott no es la clase de hombre homosexual que sabes que lo es a kilómetros, y no es que esté mal. Porque no, cada quien elije como quiere ser, pero es tan vergonzoso para una que se deslumbra con su belleza.
Me rio de recordar como lo mire por minutos admirando su belleza, quedé tan perdida que no noté cuando la pareja se paró de la mesa y Scott tomo haciento frente a mi, en la silla que en algún momento ocupó la chica.
- ¡Oh! Esta silla está mojada- comentó. Era obvio, esos adolecentes era suficientemente descarados como hasta para tocarse bajo la mesa.
- ¿Qué?- pregunté aún pérdida. Dios tenía 21 años, apenas tendría un año de haber llegado a Estados Unidos, aún me sorprendía la belleza de algunos gringos.
- Mi pompi derecha está llena del Fluido de una adolescente...- este hizo un puchero hacía a mi. - no se si sentirme violado o un completo pedófilo.
Esa fue la mejor manera de comenzar una amistad, yo embobada y él lleno de fluido vaginal adolescente, las grandes amistades merecen grandes y memorables comienzos.
Aunque mi embobamiento por Scott no tenía comparación, con el hechizo que cayó sobre mi cuando conocí a su hermano, Chris hechizante Evans.
Debo decir, que esa tarde en una cafetería charlando amenamente, las horas, se convirtió en una noche de copas en un bar donde van los señores trajeados que son explotados laboralmente por alguna compañía.
Éramos tan iguales, nuestra amistad fue inmediata, tan espontáneos, alegres, molestos. Esa madrugada del viernes me convertí en la mejor amiga del mejor hombre que me pudo dar la vida.
Con el pasar de los meses se repetía esa rutina mas veces de las que podíamos admitir, era muy inexperta con el alcohol, era la chica reservada que se liberaba estando con su mejor amigo, su confidente. Para mis papás era una santa, que sólo leía libros en su cuarto, libros eróticos por cierto.
Nunca pretendí ser quien no era, esa parte reservada también era yo, sólo que con Scott pude vivir lo que en mi país no.
Y con los mejores 11 meses amistad que había vivido, llegó el momento.
- Quiero que vengas a la cena por mi cumpleaños. -propuso.
- Claro, ¿quien de los chicos vendrán? - con el tiempo supe que Scott es actor y que sus amistades se resumían a los íntimos, y los "demás". Con los demás no compartía. Porque los íntimos éramos la mayoría personas "no famosas", y preferiamos no ser parte de ese círculo social de Scott, esta regla existía desde hace mucho y yo encantada me hice parte de ella.
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One Shots / Chris Evans.
Fiksi PenggemarEmpecé escribiendo pequeñas historias, que terminaban siendo historias medio largas, así que las decidí publicar todas por acá. Sean Bienvenidos y disfruten.