Dentro de una historia de villanos había uno que tenía la corona del rey de los superdotados, mejor conocidos como la generación de los milagros. Un grupo de 7 adolescentes capaces de jugar al mismo nivel de un profesional sin siquiera sudar, tambié...
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Bostecé al salir de mi habitación en dirección a la cancha de baloncesto. Llevaba un bolso en mi hombro junto a mi conjunto de "descanso" parte de mi uniforme; una playera negra, pantalones negros con una franja blanca a sus laterales y la sudadera negra del equipo. En mi bolso llevaba lo indispensable que era mi uniforme, mis zapatos especiales, mi toalla y mi teléfono. Estaba yendo adelantado, una hora para ser exactos.
Hoy nos enfrentamos a Yosen en la Inter High y luego de este tenemos al Rakuzan.
Mis pasos eran lentos, sin prisa alguna por llegar. Aún estaba algo somnoliento por haber despertado hace poco, pero nada que una buena carrera matutina no arregle. Apenas llegué a las enormes puertas cambié mis zapatos por los que tenía en el bolso e ingresé al gimnasio, saludé por cortesía a mis superiores antes de empezar a estirar mis músculos y unirme a otros compañeros de equipo al trote matutino liderado por Koba, mi superior que desde hace un tiempo colabora más y ya no me guarda tanto rencor como antes.
A la media hora de haber llegado se unieron al gimnasio de golpe otros compañeros de equipo junto a Aomine-senpai y Mashiaro-senpai, cinco minutos después apareció un energético Kasamatsu a la cancha, y 10 minutos después ingresó el entrenador con el resto del equipo suplente.
— ¡Muy bien! ¡Voy a ir tomando lista y a medida que los nombre irán formando una fila para ir en orden al autobús!
Todos cumplimos con lo pedido, obviamente nombró en orden alfabético y al ser mi nombre con inicial B fui de los primeros de formar en la enorme fila, por no decir que era el primero de todos. Estuvimos así por otros 10 minutos hasta que tomó un enorme bolso y nos guio hasta el enorme autobús que nos llevaría a Tokyo por 2 largas horas de viaje.
Me senté en la ventana para ponerme cómodo y comenzar a repasar los datos de nuestros oponentes (previamente estudiado) por última vez. La lectura me tomó algo de media hora, algo fácil por el silencio de los demás, al ser las 6 a.m. todos aún estaban algo dormidos, cansados y con el humor bajo. No me preocupa, sé que al volver de los partidos (y dependiendo de los resultados) el autobús de Samezuka se convertirá en uno de caravana por el ruido y alboroto que armarán los más ruidosos (incluyo a mi senpai Yamazaki y a Kasamatsu) durante la vuelta.
En la última hora de viaje me la pasé contemplando el paisaje, realmente aburrido porque el viaje se me hacía eterno. Pasado el tiempo el campo se comenzaba a convertir en ciudad y cuando los edificios se empezaron a hacer más altos fue que vi por la ventana el gigantesco estadio de baloncesto junto al más pequeño donde se celebrara la gran competición llamada Inter High, también la Winter Cup y otras competiciones que ignoro por haberlas dejado de lado en Teiko.
— ¡Bien mis niños! Todos bajaremos en orden, harán una fila y quiero a todos juntos, aquel que se desvíe o pierda tendrá un castigo por haber abandonado al grupo. Pasaremos primero por los baños para aquellos que tengan necesidades y por último a la cancha a calentar y estirar esos músculos.
