Dentro de una historia de villanos había uno que tenía la corona del rey de los superdotados, mejor conocidos como la generación de los milagros. Un grupo de 7 adolescentes capaces de jugar al mismo nivel de un profesional sin siquiera sudar, tambié...
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Un fuerte estruendo me hizo saltar en mi lugar y perder el balón. Me volteé al igual que el resto para observar como un nervioso Nagisa se disculpaba demasiado con muchas reverencias, al ver un poco noté un canasto lleno de balones en el suelo y me acerqué para ayudar.
—¡Lo siento mucho!
—Oi — llamo lo más suave posible, asustando mucho más a mi escolta que gritó y me puso nervioso — ¡C-cálmate!
—¡Lo siento mucho! ¡No quería arruinar el partido!
Un silencio incómodo se formó en el gimnasio, yo me encontraba demasiado confundido y bastante preocupado por él. Con una mirada le pedí ayuda a mis superiores que también se acercaron a ayudar a recoger los balones y a calmar al más bajito.
—Aún no tuvimos ningún partido oficial, chibi ¿De qué hablas?
Nagisa no respondió al instante. Lo miré y noté ese miedo, angustia, pánico. Todo eso reflejado en esos enormes y brillantes orbes celestes. Respiré hondo, sonreí y me acerqué a él para empujarlo por los hombros hasta la salida con el propósito de tomar aire y usar nuestro primer descanso.
—Respira, intenta calmarte y, cuando estés listo, puedes hablarme. — consuelo con pequeños masajes en sus hombros, sintiendo así como sus músculos se relajaban y también un suave toque... Algo familiar.
—Gracias... — agradece en un tono más bajo. Me senté en las escaleras de la entrada y lo invité a copiar mi acción, cosa que hizo y mantuvo su vista perdida — Tengo miedo... Digo, estoy demasiado nervioso por el partido de hoy contra Kaijo.
—¿Es por tu hermano mayor?
No tardó en girar su rostro para mostrar genuina sorpresa. De casualidad había encontrado un artículo de baloncesto dónde lo habían premiado como uno de los mejores bases de la región, así que supuse que, por su apellido, tenía alguna especie de conexión con Nagisa. También admito que lo supe por el innegable parecido entre ambos, supongo que las cejas gruesas son de familia.
—Yo también estoy nervioso — admito con la vista al frente, intentando enfocar al equipo de fútbol que corría de un lado a otro —. En Kaijo se encuentra mi... Ah, mi ex novio. Es algo incómodo porque no terminamos bien y de todos modos daré lo mejor de mí.
—¿Eh? ¿Tuviste novio?
—Te darás cuenta al instante de quién es... — murmuró molesto, con una imagen mental de sus arrogantes ojos avellana — ¿A ti qué te preocupa? ¿Perder? ¿Ganar? ¿Ser reconocido?
—Yo... — le di tiempo para que formule su respuesta, también me tomé el mío para respirar hondo, calmar mi corazón y esas enormes ganas de llorar. Los recuerdos siguen frescos — Tengo miedo porque... Mi hermano no sabe que estoy aquí. Él... Nadie supo de mi hace meses, solo mi madre.
