Dentro de una historia de villanos había uno que tenía la corona del rey de los superdotados, mejor conocidos como la generación de los milagros. Un grupo de 7 adolescentes capaces de jugar al mismo nivel de un profesional sin siquiera sudar, tambié...
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Entré nervioso a la habitación dónde mi padre me esperaba. Él estaba leyendo tranquilo un libro en su cómodo sillón hasta que me escuchó entrar, al alzar su mirada sus bellos ojos rojos brillaron intensamente y una sonrisa se dibujó en su rostro con arrugas. Yo sonreí tímidamente y me acerqué con el trofeo entre mis manos, la copa de la Inter High.
O bueno, una copia pequeña para que cada jugador la guarde de recuerdo, al igual que la medalla que colgaba en mi cuello. Ambos eran regalos para mi padre, para que se sienta orgulloso de mí, para que mejore y pueda salir adelante.
—Padre, — saludo emocionado — mira esto. Gané la Inter High y recibí un premio especial por ser el mejor base a nivel nacional... En la categoría de menores, claro, el nivel general lo ganan los de tercer año... ¡Pero mira! ¡Gané los que podía ganar a mi edad!
Kasamatsu Yukio es mi mayor rival en ese puesto. Actualmente soy el mejor base de primer año, gané la Inter High junto a mi equipo, los guié a la victoria aún cuando uno abandonó a mitad del partido solo porque su rival quedó fuera de juego. Muchos dicen que fue una victoria injusta, que si Aomine hubiera estado en forma no habríamos ganado... Pero la victoria ya es nuestra, la copa tiene nuestro nombre en ella y las medallas fueron hechas para estar en nuestros cuellos.
Decir que estoy satisfecho es mentir, no lo estoy para nada. Las palabras de la gente me golpean constantemente, sobre si de verdad la corona sobre mi cabeza es bien merecida.
Solo una persona puede juzgarme, y es el hombre frente a mi. Vivo para hacerlo feliz, para ganarme su aprobación al igual que la de mi madre, solo para hacerlo feliz y para que mejore su salud.
Por el padre que lo dió todo para criarme solo.
—Oh, eso es fantástico mi niño. — celebra junto a mí mientras se acerca para tomar mi rostro entre sus manos. Yo me tenso, trato de tomar distancia, pero él hace fuerza para que no me aleje — Tan talentoso mi niño... Que es insuficiente... — ahora su mirada era oscura, fría, calculadora. Me miraba con decepción — No debes presumírmelo a mi... Debes presumírselo a tu madre ¿Recuerdas? Es por ella que hacemos todo esto. Nos abandonó por tu culpa, si ve que tiene un hijo talentoso e inteligente estoy seguro de que ella volverá arrepentida de sus actos.
—P-Pero... Estás orgulloso... ¿Verdad? — cuestiono con ilusión. Quiero oír sus palabras, necesito escucharlo.
—Estaré orgulloso cuando traigas a tu madre... Por el momento... Solo eres un inútil. — me dió la espalda para volver a sentarse en su sofá, tomó el libro y lo abrió, así como abrió mi corazón para destruirlo completamente — Ahora vete. No pierdas el tiempo en tonterías, debes seguir entrenando... Aún tienes un rival que superar, porque aunque estés en primer año puedes superar a los senpais. Sin importar que... Debes ser el mejor... Lo entiendes ¿Verdad?
