Dentro de una historia de villanos había uno que tenía la corona del rey de los superdotados, mejor conocidos como la generación de los milagros. Un grupo de 7 adolescentes capaces de jugar al mismo nivel de un profesional sin siquiera sudar, tambié...
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El viento de esa tarde se sentía bastante agradable, podía disfrutar tranquilo de aquella refrescante brisa, los largos cabellos azabaches que le llegaban a los hombros se mecían suavemente por el viento y cerró sus ojos para poder disfrutar de aquel clima en paz. Las últimas semanas del verano y las primeras del otoño se hacían notar por las recientes brisas frías del mediodía. Vincent estaría disfrutando de este agradable clima... si no fuera por los dos molestos adolescentes que discutían a sus espaldas.
— ¡Aominecchi! ¡Déjame hablar con él! — reclama intentando avanzar, pero el moreno insistía con meterse. — ¡Aominecchi!
— ¡Largo, Kise! ¡Fuera, fuera! — lo echa con ademanes de mano, cabreando ahora al rubio.
— ¡No me trates como a un perro, por favor! — con el tono que usó, Aomine supo que aún no se cabreaba realmente, pero ambos (conociéndolo bien) sabían que el moreno estaba tocando sus límites.
— ¡Eso es lo que eres! — apunta con su dedo y desagrado en su rostro. — Un sucio perro desleal. Ahora vete antes de que tu senpai te patee, saco de boxeo.
Todo quedó en silencio cuando Vincent miró molesto la espalda de Aomine. Los ojos dorados de Kise brillaron suavemente ante eso porque Vincent aún lo recordaba; lo mucho que le afecta ese apodo. No fue agradable ser denigrado su primer año y parte del segundo por aquel molesto senpai de cabellos plateados, no solo por su sexualidad, sino que también por su fuerte rivalidad en el baloncesto y aquello lo llevó a cometer la estupidez... que cree que provocó su ruptura.
—Daiki. — detiene al escuchar ese último apodo. El moreno relajó sus hombros y se disculpó bajito por eso último, sabiendo que se pasó de la raya. — Hacen mucho ruido... Dai-
— ¡¿Por qué lo llamas por su nombre?! — apunta celoso el rubio.
Ahora era Vincent quien estaba llegando a su límite. No le gusta esto, evitarlos y que estos parecen no entender sus indirectas muy directas, mucho menos el rubio. Terminó con Kise unas semanas después de una fuerte disputa con el equipo de Teiko, la Generación de los Milagros, aquellos que en su momento lo consideraron débil y lo retaron a jugar. Le sorprende que desde ese día él trate de hablar con él en persona (ya que lo bloqueó de todas sus redes sociales) y tenga la cara para querer explicar aquel engaño que Vincent cree que hizo.
—... Daiki. — lo ignoró completamente para dirigirse al moreno. — No debemos estar aquí, nos meteremos en problemas. Tienes un partido y yo debo prepararme para uno.
—Es un partido contra Seirin, les va a ir bien sin mí... — le resta importancia con aburrimiento en su voz. Se giró para ver de frente al pelinegro. — No te secuestré en vano, quería pasar tiempo contigo... Pero viendo la mosca metiche voy a tener que decirlo frente a él. No hagas algo raro que te haga perder, yo aún debo jugar dos partidos para llegar a ti... Pero cuando los gane, y lo haré, espero ver tu rostro en la final.
