EPÍLOGO

91 9 3
                                    

100 años Después

-Esta noche se celebra tu centenario como reina. Debes estar radiante. -sonríe Meredith ilusionada. 

-También se cumplen cien años desde que te coroné como reina de los piratas, te acuerdas? 

-Sí, pero lo tuyo es más importante. -dice rebuscando en mi armario. 

-Las dos cosas son importantes. -la siento en mi cama mientras los sirvientes entran en el dormitorio con todo lo necesario. -Hoy vamos a relajarnos. 

-Eres increíble. 

-Lo sé. -me siento a su lado mientras preparan todo. -Bueno, cuándo será la boda? 

-No lo sé. -se tumba boca arriba sobre la cama. 

-Pero ya tienes el vestido, verdad? 

-Sí, las ninfas de cala tortuga lo confeccionarán con seda. 

-Sabes que yo te ayudaré con lo que me pidas. -recuerdo. 

-Sí, pero no quiero abusar de lo que tienes. -su mirada cambia por completo. -Cambiemos de tema, cuéntame Elisabeth de Dîmas, te has enamorado? Suena mejor Elisabeth la inmortal.

-Sabes que eso no es para mí. 

-Sigues esperándole, verdad? 

-Sus majestades, debemos comenzar ya a prepararlas para poder llegar a tiempo. -dice una de las sirvientas. 

-De esta no te escapas Elisabeth. -sonríe con malicia. 

...

Camino entre la gente que acaba de llegar, les saludo y les doy las gracias por venir. Aún es pronto, no ha anochecido. 

Veo por la ventana en busca de los hijos de Esmeralda.

-Salazar, sabes dónde están los niños? -pregunto acercándome a él. 

-Están en el jardín, capitana. 

-Vale, gracias.

Salgo al jardín por la puerta de la cocina en busca de los niños. Veo a los tres sentados sobre unas piedras escuchando a un hombre de pelo negro, toda su ropa es negra, de la parte baja de su espalda nace una cola con un mechón de pelo negro al final de esta. Nunca antes lo había visto por aquí. 

Me acerco en silencio para que no me escuchen. Me escondo tras un árbol para escuchar lo que dicen. 

-La pirata y su compañero entraron en la sala del trono. Ella cargando su espada, lista para derrotar al ejercito de la reina malvada. 

-Y qué le dijeron a la reina? -pregunta Aurora, la mediana de los tres hijos de Esmeralda. 

-Le dijeron: " Acabaremos con tu reinado del terror, vieja bruja! " La pirata empuñó su espada y comenzaron a pelear. Habían derrotado al ejército entero con la ayuda de sus amigos. Pero la reina, enfadada, los echó a todos excepto a ellos dos. La envenenó, pero él consiguió salvarla. 

-Y luego qué pasó? -pregunta Orión, el más pequeño. 

-Ella mató a su compañero y a la reina. 

-Qué? Por qué? -preguntan los tres. -No se querían? 

-Se amaban, pero... Eran demasiado jóvenes para saber amar. 

-Menuda pifia de historia! -Lázaro se cruza de brazos. 

-Pero qué dices? Es la mejor historia de amor del mundo! Cómo se llamaba la pirata? 

-Elibeth. 

-Cómo la reina! 

-Su majestad, acaban de llegar más invitados, la están buscando, debería volver dentro. -sugiere el mayordomo. 

-Sí, vamos. -al mirar atrás ya no está ese hombre. Los tres niños corren hacia mí para que los coja en brazos. 

...

Bromeo con Flora de las ocurrencias de sus sobrinos mientras recuerdo a aquel chico. 

-Has escuchado que un forastero ha venido a la celebración? -pregunta Flora. 

-No tenía ni la menor idea, se sabe quién es? -pregunto. 

-No, solo son rumores, pero quién sabe. -sonríe. -Sabes dónde está la parejita? 

-Hunter y Meredith? Seguramente estén en la mesa comiendo juntos. 

-Iré a buscarlos. -Flora se va y yo me quedo sola, la gente habla o baila con la música que tocan las ninfas. Me acerco a las ventanas que hay detrás del trono buscando un poco de paz, pero al parecer no soy la única con esa idea. 

Ese chico está ahí, viendo por la ventana en silencio. -Oh, siento molestaros. -me disculpo con la intención de irme. 

-No, discúlpeme a mí. -hace una reverencia. -Debo irme ya. 

Pasa a mi lado y, mis impulsos, son los que me hacen hablar sin pensar. 

-Cuál es tu nombre? -se gira para verme. 

-No sabes mi nombre? -sonríe mostrando sus puntiagudos y pequeños colmillos. 

-No, sé tu nombre. Solo quiero saber si sabes tu nombre. -sus ojos negros contrastan con su piel pálida. 

-Jackson, pero mis amigos me llaman Jack. -entrelaza sus manos tras su espalda, su cola se menea nerviosa. -Te acuerdas de mí, verdad... Eli? 

Al escucharlo decir mi nombre sonrío. 

-Has vuelto idiota.

-Te dije que lo haría, mi pequeña mentirosa. 

ElisabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora