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En el pueblo de Encantó vive la famosa familia Madrigal, los cuales cada uno de sus integrantes han recibido dones únicos y viven en una hermosa casa llena de milagros; gracias a la vela que le da poder a todo.
Esto a llega...
Al día siguiente de la cena; los Madrigal se preparaban para desayunar en el jardín de afuera como regularmente lo hacían.
Luisa llevaba la mesa y las cosas pesadas, mientras que los demás llevaban la comida, platos, vasos, y utensilios.
— ¿Para quien es la silla extra? —pregunto Mirabel a su prima Dolores.
— Antonio tuvo una pijamada con Carlitos, el menor de los García. —le contesto mientras acomodaba los platos.
— Parece que cada miembro de la familia se lleva bien con los García, y no confiaban que mi idea iba a funcionar. —hablaba orgullosa Mirabel, a lo que Isabella (que iba pasando) la observo detenidamente.
— Casi se quedan unos marihua–
Mirabel tapo la boca de su hermana mayor, haciendo la seña con su dedo de que guardara silencio.
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En la casa de los García, te encontrabas rendida en tu cama. Profundamente dormida, que parecían un tronco.
No creías que una casa como la de los Madrigal era tan grande en realidad, Camilo te llevo cuarto por cuarto de cada miembro de la familia. Incluso te llevaste un buen susto cuando te topaste con el hombre desaliñado que se había transformado Camilo.
Descubriste que era su tío Bruno, y no era para nada terrorífico. Era algo gracioso y muy nervioso.
No sabías a qué horas habías regresado a casa esa noche, pero estabas segura que quizá no despertarias hasta la hora del almuerzo. O eso pensabas.
— ¡Oye, boluda! —tu hermana te tiro una naranja que dio justo a tu espalda baja, sintiendo un gran dolor justo allí. — Chale, te quería dar en tu trasero inexistente.
— ¿¡Que te pasa pendeja!? —gritaste adolorida y furiosa, mientras que sobabas/masajeabas tu espalda.
— Hay que ir por leña para el desayuno.
— ¿No puedes usar el gas, o la parrilla eléctrica? —bostezaste, a pesar del golpe que te dio el sueño seguía atacandote.
